06

14 3 0
                                    

[Accidentes en patines]

Había escuchado la canción que me había recomendado Nyx. De hecho, la escuché más de lo debido.

Y jamás se lo admitiré.

¿Por qué no, imbécil?

Porque... no lo sé, ¿Okey?

Dios, hazme el hermoso favor de matarme, no lo aguanto.

—¿En qué tanto piensas?

Me giré asustado, era Pierce quien me había hecho la pregunta. Estaba tan metido en mis pensamientos que no le había prestado atención a lo que me decía.

—Yo... ehh... ¿nada?—respondí, Pierce entrecerró los ojos en mi dirección.

Evité su mirada mirando hacia cualquier otra parte del parque en el que estábamos.

No preguntó nada más y se subió en su patineta.

Por la mañana raramente quería salir un poco de mi casa, a veces no me gusta estar solo. Entonces llamé a Pierce para que saliéramos a tomar aire y aceptó. Tuvo la grandiosa idea de venir a un parque de Skateboard o algo así, el trajo su patineta y yo simplemente me senté en un banquito cualquiera.

Hoy no había nevado tanto como hace unos días, pero si hacía mucho frío. Era casi insoportable, tuve que ponerme como tres camisetas de algodón debajo del abrigo, dos pantalones abrigados y medias de lana.

Mi nariz estaba un poco colorada por el frío que hacía, parecía que me había tomado un resfriado.

En el banco en el que estaba sentado mirando a mi amigo patinar, era bastante cómodo, un poco chico pero igualmente cabía en él. 

Pierce había insistido en que patinara con él, por supuesto yo me negué rotundamente. Nunca me he subido a una de esas cosas raras, me da pánico hacerlo. Así que prefiero estar sentadito y tranquilo a que arriesgar mi vida en esa cosa del demonio. 

Mientras Pierce patinaba por las grandes y terroríficas rampas, yo fui a comprar un café caliente a una pequeña cafetería de por aquí cerca. 

Quería tomar algo calentito, ¿Qué hay mejor que el café para eso? Exacto, nada de nada.

Caminé sintiendo mis piernas congeladas hacia la tienda, metí mis manos en los bolsillos de mi abrigo para sobrellevar un poco el frío que sentía.
Es muy raro como ha venido el invierno este año, nunca había hecho tanto frío.

Años atrás no se comparaba para nada a como es ahora el invierno. Supongo que será el cambio climático o algo por el estilo, la verdad no lo sé.

Llegué a la tienda viendo la fila larga que había en la entrada de ésta, me lamenté por eso, ahora tendría que esperar la larguísima fila para comprar un solo cafecito.

Que triste, comprendo tu dolor.

¿Tú, Mr. Insensible? 

¡Hey! No soy insensible, que tú seas sensible a nivel máximo no es mi culpa, Pancracio. 

Avancé unos pasos mediante la gente terminaba de pedir sus pedidos y se sentaban en los bancos que habían para esperar afuera del local, casi todos congelados. 

Aunque el fuerte invierno me congele todos los huesos, aún así lo sigo amando. Es casi tan perfecto, literalmente uno puede hacer lo que se le plazca. Por ejemplo, yo puedo tomar un café calentísimo muy tranquilo mientras leo un libro. En verano no se puede hacer eso tranquilo, están los mosquitos, el calor que hace que quieras vivir bajo el agua helada.

La soledad del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora