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Sonrío a Austin, mi corazón está tan acelerado que no me extrañaría si se saliese del pecho. He leído con atención cada punto que ha puesto en la lista y me he reído con algunos comentarios que ha puesto en él.

Donde se me ha parado el corazón por un instante para luego volver a latir con demasiada rapidez es en el final de la hoja. Donde me pregunta si quiero ser su novia.

—¿Relleno el cuadradito o te lo digo por voz?

—Como tú prefieras— me mira fijamente, a mí no me engaña, está de los nervios.

—Sí, Austin, me encantaría ser tu novia.

Él me sonríe ampliamente antes de acercarse y tirar de mí para poder besarme.

Al fin, ya estabais tardando mucho en haceros pareja.

El beso es cálido y familiar, como todos los anteriores. Sus besos se han convertido en una adicción que por nada del mundo dejaría de disfrutar. Como de costumbre, apoyo mi mano en su cuello para atraerle más a mí hasta que yo acabo debajo de su cuerpo musculado.

Disfruto de cada presión de sus labios contra los míos. Cuando ambos nos separamos, dejo que Austin se tumbe para acomodarse a mi lado en la cama, ambos arropados por la fina tela de la sábana. Sigo teniendo demasiado sueño y no me parece una mala idea de que Austin se quede un rato para descansar ambos.

Apoyo mi cabeza en su hombro y el con sus dedos comienza a acariciar mi pelo, haciendo que el sueño consiga poco a poco volver a adueñarse de mí de nuevo. Lo único que recuerdo antes de quedarme dormida es sus labios haciendo una leve presión en mí coronilla.

Mila me saluda con avidez cuando me ve bajar las escaleras junto con Austin. La agarro en brazos mientras que ella me chupa la cara y mueve su colita. Le preparo un plato de comida de perros para Mila. Mientras, Austin decide hacer un plato de huevos con bacon junto con una taza de café. Eso sí que es una buena comida para alimentar nuestro estómago vacío.

Me acerco a Austin, quién se encuentra de espaldas a mí. Coloco mis manos en su cintura y me pongo de cunclillas para apoyar mi barbilla en su hombro.

—¿Estás haciendo el desayuno para mí también?— le susurro.

El gira un poco su cabeza hasta que nuestras narices están tocándose y me dedica una pequeña sonrisa.

—Por supuesto.

Me separo de él para sacar un par de platos junto con un par de tenedores y cuchillos. Cuando Austin sirve el desayuno, llevamos los platos al comedor, justo cuando Alex, mi madre y mi padre entraban a la cocina.

—Que buen banquete tenéis— dice papá.

—Hoy el chef ha sido Austin.

—Creo que ya vamos a tener un cocinero que nos haga el desayuno— bromea papá.

1 de agosto, 2021

—¿Te apetece estrenar nuestro tercer día de novios pasando la tarde en la cascada?— Austin gira su cabeza para mirarme.

Nos encontramos tumbados en la cama de su habitación. Ambos relajados y con un cómodo silencio mientras que Austin acaricia con sus dedos mi estómago, mandando de vez en cuando pequeños escalofríos.

—¿Va a ser una tarde tranquilita?— cuestiono, aunque ya sé que con Austin nada es tranquilo.

—Eso depende de nuestras hormonas, morena.

—Entonces no— La risa ronca de Austin suena por toda la habitación haciendo que sonría.

—Somos unos intensos si nos dejan a solas, y más si cada vez que te veo tengo unas ganas de esas en las que es verte y querer hacertelo en ese mismo momento.

Conquistando a Austin✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora