Fuiste lastimada por sus enemigos, la mejor venganza en contra de ellos siempre será lastimar a lo más preciado que tienen.
¿Cómo reaccionarían los chicos si alguien te lastimara? ¿De qué manera te defenderían si alguien de una pandilla ri...
¿Por alguien como tú es que Yuzuha no quiso salir conmigo? ¿En verdad? — dijo el chico mirándote despectivamente. — Maldita, eres tan... poca cosa. ¡Pagarás por esto! — eso fue lo que dijo aquel chico antes de azotar su puño sobre tu cara justo a unas cuadras del instituto.
Reías para no llorar, por fin ibas a tener una cita con la chica que tanto te gustaba y que mucho valor te costó el poderle hablar, como para que precisamente hoy tengas el ojo morado e hinchado, te veías horrible y tu no querías que ella te viera así. Además ¿qué ibas a decirle? "Me golpearon por tu culpa Yuzuha, no puedo salir hoy". No querías hacerla sentir mal, por eso creíste que lo mejor es que ella no te viera así, tuviste que tomar tu teléfono y cancelar tu cita con Yuzuha, la cita de la que tanto habían hablado por semanas y la cual te hacía mucha ilusión.
En su voz se notaba la decepción, al igual que tu, ella se moría de ganas de pasar la tarde contigo, por a fin solas. Ella al cuestionarte el porqué no podrías ir, noto algo extraño; simplemente dijiste que ya no irías, sin darle explicación alguna. No querías que indagara y colgaste sin más.
Ella te conocía, sabía que algo había ocurrido. Tu colgaste con lágrimas en los ojos, te sentías horrible por cancelarle la cita de esa manera, te entristecía la idea de que ella te viera como una mala persona, pero realmente no querías que se sintiera responsable por lo que te había hecho aquel chico. Decidiste apagar tu teléfono y te recostaste en tu cama con una bolsa de hielo sobre tu ojo.
Pasó menos de una hora y los hielos ya casi se habían derretido por completo, la puerta de tu habitación se abrió de golpe. — ¡Mamá déjame! ¡ya te expliqué que no es grave! — levantaste la vista y te quedaste atónita, Yuzuha te miraba igual de sorprendía desde la puerta de tu habitación.
— ¡¿Qué rayos...?! ¿T/N estás bien? — preguntó preocupada, caminando hacia ti. — ¿Por eso me cancelaste? ¿Te lastimaste?
— Yo-yo... estoy bien Yuzuha. — dijiste a lo bajo totalmente sonrojada. —Siento no haberte dado una explicación, no quería que me vieras así. — respondiste con la vista en el piso.
Yuzuha tomó tu rostro con ambas manos, examinó cada parte de el lentamente, pasó su dedo índice por el golpe, de una forma tan delicada, como nunca antes nadie te había acariciado. — Tonta. — dijo dejándote un beso en los labios. — Me gustas de cualquier forma. — soltó con dulzura y tú no pudiste evitar sonrojarte aún más.
—Lo siento Yuzuha, yo creí qu-
—Shhhh. — No te dejo terminar. Se había abalanzado nuevamente sus labios contra los tuyos. Esta vez en un beso más profundo e intenso. —Me gustas T/N y ya ¿te queda claro? — preguntó con una sonrisa. Ella y sus acciones de verdad podrían matarte de nervios.
Aún así no pudiste impedir que ella indagara en lo sucedido y no tuviste de otra más que contarle lo que había sucedido. — ¡Maldito idiota , voy a patearle el trasero mañana! ¿Qué se ha creído como para golpearte así? — dijo con un tono de voz molesto, caminaba de un lado a otro, maldiciendo a aquel sujeto. Tu estabas embobada viendo cómo aún molesta seguía viéndose linda.
Ella notó tu mirada boba y no desaprovechó la oportunidad de molestarte. — ¿Vas a seguir viéndome así o vas a comenzar a besarme? — preguntó burlona, ama ponerte nerviosa.
Después de algún intercambio de besos se levantó de la cama y comenzó a sacar infinidad de chucherias de su bolsa. — Bien, si no puedes ir a la cita, la cita vendrá a ti. — dijo con una sonrisa en la cara.
Pasaste toda la tarde en la cama en compañía de la castaña viendo películas, además de que te ayudó a bajar un poco la inflamación de tu ojo, cuando dijo que tenía experiencia en golpes no mentía. Esta no era la cita que habían planeado con detalle pero el poder estar juntas y divirtiéndose era suficiente para ambas.
🤍❤️
—Hola, te estaba esperando. — saludó la castaña con una mirada coqueta.
—En cuanto me escribiste que querías verme me di prisa para venir. — respondió con la misma mirada. — Si estás aquí es porque creo que lo pensaste mejor y me has elegido a mi y no a esa chica tan insípida. — se acercó a ella de forma altanera.
— Esa "insípida chica", no es cualquier chica. — alzó la pierna para patearlo con fuerza en la cara. Él chico al no esperarse eso terminó en el suelo. — Esa chica, es MI chica, no vuelvas a tocarla imbécil. – soltó apoyando su pierna derecha sobre su cabeza, para después marcharse con una sonrisa en el rostro.
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