Jeno no creía en los cuentos de hadas... Bueno, eso hasta que un pequeño intruso lo haga cambiar de parecer.
Esta historia no me pertenece, tengo la autorización de la autora para hacer la adaptación.
Todos los créditos para @GLOWJM
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Familia...੭ु
Jeno tomaba el transporte público, ya estaba en camino a la casa de sus padres. Estaba bastante nervioso, no se sentía como las anteriores veces que había ido de visita. Sentía que algo sería distinto y no sabía qué.
Con cuidado introdujo su mano dentro del bolsillo donde Jaemin se escondía. Ya era común salir siempre con abrigos que tengan bolsillos para que el pequeño pueda esconderse.
El pequeño al ver la mano de Jeno levemente abierta, se sentó en sus dedos, dando un pequeño besito en la palma. Lee sonrió al sentir el mimo.
No faltaba demasiado para llegar, por lo que con mucho cuidado se acercó a la salida del transporte, esperando a que las puertas sean abiertas. Teniendo mucho cuidado, tratando de proteger a Jaemin de cualquier persona que pueda golpearlo, y de esa manera lastimar al hada.
Una vez llegó a su destino, bajó del transporte, tratando de ignorar el griterío y empujes de las demás personas. Se alejó de allí y a pasos rápidos camino hasta la casa de sus padres. Ellos no vivían realmente lejos, pero Jeno realmente no quería visitarlos muy seguido.
El chico sí quería a su familia, pero no se sentía nada cómodo con ellos.
Cuando estuvo frente a la hogareña casa donde había crecido, soltó un fuerte suspiro tratando de relajarse. Se acercó a la puerta y tocó el timbre. Su expresión seria -Y habitual- volvió a su rostro. Unos pasos rápidos y un poco torpes se oyeron del otro lado.
La puerta se abrió, dejando ver a una mujer de unos 45 años, su cabello castaño perfectamente arreglado, su vestimenta de colores claros y el bello maquillaje natural en su rostro, la hacían ver mucho más joven.
Ella sonrió y abrazó a su hijo con cariño.
— Hola bebé, te hemos extrañado mucho...— Dijo ella una vez se separó, acarició la mejilla del chico con cariño.
— Yo también los he extrañado— Dijo con una sonrisa fingida.
— ¡Ven, ven! Tus abuelos ya están dentro. Te estábamos esperando. — Ella tomó de la mano al chico y prácticamente lo arrastró hasta la sala.
Los señores Lee, abuelos de Jeno, estaban sentados cómodamente en el sofá. Al verlo entrar ambos sonrieron, pero se notó el pequeño ceño fruncido de la mujer mayor.
— Oh querido, hace tanto tiempo que no te veía...— La mujer se acercó a Jeno, abrazándolo solo por unos segundos para luego volver a su lugar.
— Hola abuela, hola abuelo, los he extrañado...— Jeno hizo una pequeña reverencia y tomó asiento en el sofá lateral. — ¿Y mi padre?— Le preguntó esta vez a su madre.
— Él fue a comprar algunas cosas, seguramente llegue en un rato.
Jeno asintió, y volvió a mirar a sus abuelos y la mirada de la mujer mayor hizo que el pelinegro supiese de inmediato el nuevo tema de conversación.
