CAP. 1--SEMPITERNO

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Sempiterno: Que durará para siempre. Algo que habiendo tenido principio, no tendrá nunca fin. ✨

25 años después... Año 2022

O: Mi amor, ¿Has visto dónde dejé los papeles que estaba revisando anoche? (Mientras se ajustaba la corbata)

V: ¡Ay Osvaldo! No sé decirte muy bien, pero creo que los vi por encima de la mesa del comedor. (Poniéndose los pendientes que tanto le gustaban, su marido se acerca y le da un beso en el cuello mientras miran una foto que reposa en la cómoda que tenían enfrente)

 (Poniéndose los pendientes que tanto le gustaban, su marido se acerca y le da un beso en el cuello mientras miran una foto que reposa en la cómoda que tenían enfrente)

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O: Bueno, está bien mi vida. Muchas gracias… ¡Ah! y recuerda que hoy llego más tarde. (Agarrando su maletín)

V: Ok amor. De todas formas yo también tengo pensado llegar tarde, pues tengo que revisar varios informes y me han ido buscando con mucha insistencia. Bueno, ya te contaré luego cuales eran las prisas.

O: Si, luego me cuentas…
(Osvaldo después de darle un beso en los labios a su mujer, con maleta en mano va en busca de sus documentos y pone rumbo hacia su trabajo)

Por otra parte como era de esperarse, después de 25 años Victoria Santiesteban es una de las veterinarias más reconocidas y respetadas de la ciudad. En el ámbito familiar está felizmente casada con Osvaldo Sandoval, un hombre de excelentes cualidades aunque un tanto misterioso, pero siempre ha sentido la falta de un hijo, ya que no puede ser madre. En su momento se atendió y trató, pero los exámenes arrojaron que infelizmente es estéril, su mayor pena en la vida.

Clínica Veterinaria:

X: Señora Victoria, buenos días.

V: Buenos días, Elvis (Elvis es el recepcionista de la clínica y su ayudante) ¿Dónde me dejaste los informes?

E: Están encima de su escritorio… !Ah! Señora, le recuerdo que el peón que los trajo pidió que usted los revisara cuanto antes, parece ser que tiene prisa.

V: Muchas gracias, los leeré en cuanto pueda.

Dicho esto hace entrada a su oficina, un espacio que para ella era más que sagrado. Su trabajo era su refugio, se la pasaba estudiando y nutriéndose de nuevos conocimientos. Ella siempre fue muy curiosa, nunca dejaba de aprender. Alguna que otra vez en el silencio de esas cuatro paredes, recordaba cuando era joven, cuando iba a la escuela y tenía mucho tiempo para salir con sus amigos, para enamorarse… Que bonitos recuerdos…

En la actualidad, está tan enamorada de su marido que no ha sido capaz de fijarse en otro hombre, ¿Fijarse en otro? Jamás. Una mujer leal y con creencias en el amor infinito nunca se sentiría atraída por otra persona, pero como dice el dicho: “Nunca digas de esta agua no beberé”.

Hacienda “El Potrillo”

X: ¡Patrón, Patrón!

F: ¡A qué se deben tantos gritos, Rubio! ¿Qué ha pasado?

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