CAP. 8-- INMARCESIBLE

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Inmarcesible: Que no se puede marchitar. ✨



En el capítulo anterior…


O: (Apretándola aún más) Eres una egoísta y no te das cuenta del daño que me haces. Eres una fulana, una cualquiera, no me respetas..


V: Si te respeto y te he respetado en todo momento… Por favor suéltame…



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O: No te suelto porque no se me pega la gana (Seguía sujetándola con fuerza).


V: Te he dicho que me sueltes (Lográndolo) ya no más Osvaldo (Alejándose de él) estos dos últimos meses han sido una tortura para mí, me violas cada vez que se te pega tu gana pero ya no más.


Victoria corre a su habitación intentando librarse de él porque por más fuerte que sea aún le tiene miedo. Al verla correr él también lo hace pero no logra alcanzarla ya que se había trancando con seguro en su habitación, pero eso no evitó que pateara la puerta y la ofendiera, le dijo que nunca la había violado que sólo tomaba lo que por derecho le pertenecía, que si ella no quería ese no era su problema y que así seguiría siendo mientras él viviera.
La estaba torturando psicológicamente, esa morena no podía hacer otra cosa que llorar abrazada a sus rodillas, ya era mucho el dolor tanto físico como mental tristemente causado por la persona a la cual ella le ha dedicado la mayor parte de su vida.
Pero dentro de ese sufrir se acordó de las palabras de aliento de Federico: “Quédate aquí por favor, tienes una cama, comida, todo lo que necesites”.  Se le aclararon los pensamientos y decidió que era hora de salir de este infierno que tanta amargura había ocasionado en su vida. Se acabó la maldita culpabilidad que noche tras noche la hizo dejarse someter a tal atrocidad de parte de un hombre que en tan sólo dos meses le demostró el lado más cruel, oscuro e inhumano que podía tener, cosa que ella durante los años de casados jamás presenció. Pero dicen que por más largo, sombrío y hostil que sea el túnel siempre habrá una luz al final de este.


T: Buenas noches, Hacienda “El Potrillo”.


V: Buenas noches, ¿Se encuentra Federico?


Hablaba muy bajito prácticamente en susurro evitando ser escuchada.


T: Si, aquí está, se lo paso. Patrón, no dijo su nombre pero creo que es una mujer.


F: Muchas gracias Tomasa ya te puedes retirar.  ¿Bueno? Quién llama?


V: ¿Federico?…  (Su voz mostraba pánico absoluto).


F: ¿Victoria? ¿Qué te pasa? (angustiándose)


V: Federico gracias a Dios.. (Soltando lágrimas de alivio) Ya no puedo más, te necesito… ven a buscarme, por favor te lo pido, no me dejes sola…


F: Escúchame, tranquila. Ya voy saliendo…dime que te hizo ese idiota (Muy alterado)


V: Estoy escondida en el cuarto, no sé cuánto tiempo podré aguantar aquí sin que este infeliz eche la puerta abajo... (Muy nerviosa)


F: Ya estoy en camino Victoria, llegaré a tiempo te lo juro… Escóndete en el baño y no salgas hasta que no llegue, por favor…
Victoria..


V: ¿Si?


F: Te quiero.


Ese hombre iba a toda prisa al auxilio del amor de su vida, no veía el tiempo de llegar y confirmar que estaba bien. Llamó a la policía para que llegara antes y así fue.
Cuando llegó sin pensárselo dos veces se bajó del carro y se dirigió a Osvaldo como alma que lleva el diablo y le propició infinidad de golpes con el puño cerrado, uno tras otro, dejándolo semi inconsciente y la cara bañada en sangre. La policía logró sujetarlo y separarlo. 

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