Capítulo 1.- Catástrofe.
A pesar de mi corta edad recuerdo perfectamente la forma en que ocurrió el desastre. Creo que un momento tan caótico jamás se puede borrar de tu mente, me es tan imposible olvidarlo como un niño pequeño que intenta no temerle más a la oscuridad cuando su habitación permanece en penumbra y con moustros que resultan ser solo sombras.
Al principio, cuando se dio la primera noticia de la explosión todo parecía una broma, o quizás una película ficticia en las que el fin del mundo está cerca pero al final el principal salva a todo mundo, o un libro donde el protagonista logra sobrevivir junto a su amante o su familia. Pero no fue así, no era una broma o un libro, o una simple película publicitaria grabada en Holliwood. Esto era real. Fue real. Es real, y lo sigue siendo.Tenía yo sólo 5 años, acababa de llegar a mi casa después de ir a la escuela y acompañar a mamá a comprar la comida. Papá estaba en su trabajo, como cualquier otro jueves. Cuando mi mamá abrió la puerta de la casa para entrar yo salí disparada hacia la sala para dejar mi mochila y después cambiar mi uniforme por mi vestido rosa pastel que tanto adoraba.
Mi madre se dirigió a la cocina para preparar las brochetas de pollo con los ingredientes que recién acabábamos de comprar, lo tenía que hacer rápido ya que su turno comenzaba dentro de una hora. Como de costumbre prendió la radio para escuchar música retro mientras cocina.
Dentro de media hora llegaría la abuela para cuidar de mi mientras mi madre trabaja. Todo era normal.
Comimos, mi madre me dio un beso en la frente cuando mi abuela y yo nos despedíamos de ella, prendió su carro y tomó camino a los laboratorios.La abuela y yo nos pusimos a revisar qué tarea tenía por hacer. Me ayudó un poco con los problemas que me dejaron en Matemáticas y después de terminarlos nos pusimos a preparar galletas con chispas de chocolate. Todo era normal.
Cuando las galletas se enfriaron servimos una par de vasos con leche y prendimos la televisión en el canal de caricaturas, pero... no había caricaturas, era el noticiera que hablaba de algo que había ocurrido en Corea a las 2:00 p.m. el 09 de Julio de éste mismo año, no tardé en darme cuenta de que el día que mencionaban en la televisión era hoy, apenas hace más de un par de horas ¿qué estaba sucediendo? ¿porqué no había caricaturas? Voltee a ver a la abuela que se había ya puesto pálida ¿qué pasa?.-¿Porqué no hay caricaturas, abue?- le dije, confundida.
-Ay, no lo sé. No pasa nada, vamos a ver otro canal ¿está bien?- dijo trabándose levemente con sus palabras de cuando en cuando.
Yo asentí levemente con la cabeza y ella comenzó a cambiar de canal, pero en todos sucedía lo mismo, el mismo noticiero, la misma información, el mismo conductor con cara de preocupación, la misma televisiva transmitiendo a todos los canales, incluso los canales de religión tenían eso. ¿Qué está pasando?
Es ese momento escuchamos unos golpes fuertes en la puerta principal y una voz varonil y fuerte que gritaba "¡Abran!". Mí abuela y yo nos miramos por un segundo y luego ella se levantó temblorosa a abrir. Yo tenía miedo, vaya que tenía miedo así que corrí a aferrarme a la pierna de mi abuela.
Cuando abrió la puerta vi a un militar, quien jaló a mi abuela del bazo y le preguntó:-¿Es usted la señora Mate?- dijo con voz autoritaria.
- Así es- se limitó a decir, pero me sorprendió la firmeza de la voz con la que respondió a pesar de que todo su cuerpo estába temblando.
-Acompáñeme por favor, usted y la hija del general Johnson- dijo el señor comenzando a llevar a mi abuela hacia la camioneta en la que venían él y alrededor de otros cuatro señores armados con metralletas. -Vamos al campo militar- agregó el señor que ahora comprendía yo que ocupaba el rango de militar, supongi que agregó eso último para tranquilizarnos.
Mi recuerdo termina cuando la camioneta comenzó a andar, en ese momento me sentí importante, ya que íbamos en camino al campo militar de papá resguardadas por cinco militares bien preparados en una camioneta blindada y de vidrios polarizados.
Mis demás recuerdos son como si poco a poco me fuera recuperando de una amnesia, los recuerdos vienen y van y son como pequeños fragmentos de una terrible pesadilla en que despiertas de golpe con el cuerpo sudoroso y temblando de miedo con la mente aún centrada en aquel horror. Son trozos de recuerdos que quedan en mi memoria: Vagabundos caminando por las calles y gritando que era el fin, científicos desesperados por hacer algo para detener el desastre (entre ellos estaba mi madre), periodistas discutiendo si sólo sería una catástrofe nuclear de la zona como el caso de Chérnobil donde se les pagó a personas para ir a limpiar con la esperanza de que ésta vez trajes protectores impidieran su muerte, políticos gastando fortunas para protejer el país, militares tratando de mantener el orden de las ciudades, personas saqueando supermercados con el pretexto de querer resguardarse en sus hogares para cuando la contaminación llegase hasta su zona, pero unas cajas de botellas de agua y alimentos enlatados no los iba salvar .
Nota:
Si les gusta mi historia, por favor háganmelo saber con un comentario o un voto, de verdad eso es lo que me da ánimos para seguir escribiendo. También pueden seguirme, escribo otra historia de romance llamada "Si decidieras amarme..." y puede que resulte ser de su agrado. De antemano gracias por tomarse la molestia de pasarse a leer un poco de mis locuras demenciales.
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Desastre Nuclear.
Science FictionLa guerra ha durado años, no sé exactamente cuanto tiempo. El gobierno ha sido derrocado y cada persona hace justicia por su cuenta. Soy Zedka, una chica de 17 años de edad. Quizás no tan común como los demás. Cuando comenzó el caos yo tan solo era...