Capítulo 3.- Catástrofe.
Estoy en la "sala de mando", así la nombró mi padre cuando se fundó éste gigantesco Búnker hace diez años, dos años después de la explosión nuclear el gobierno consideró necesario hacer el Búnker ya que los inmunes por naturaleza que ahora se hacían llamar "Puros" se habían organizado y ahora atentaban contra nosotros, los modificados genéticamente para sobrevivir a las condiciones del desastre nuclear, con el pretexto de que la naturaleza los escogió a ellos para ser los únicos en seguir habitando nuestro planeta, además de que los desastres naturales: terremotos, tornados, tsunamis, inundaciones, desbordes de ríos... Se estában manifestando en su máximo auge.
El Búnker se construyó en tan solo un año con las características para resistir todo tipo de ataque humano y natural. Desgraciadamente ese mismo año el gobierno cayó y los militares se hicieron cargo, ahora mi padre estába a cargo de ello.
Las sillas de acá son tan cómodas como una cama de clavos. Uno de los asistentes del jefe, mi padre, me pilló en la biblioteca mientras estába dormida y me trajo hasta acá regañándome y jalándome el brazo para que no huyera como la última vez, yo lo ignoraba y caminaba tomando actitud omisa. Se supone que sólo los literarios, investigadores y personas con puestos altos pueden entrar a la biblioteca, pero me parece injusto que el resto de las personas no tengan acceso a toda la información en general. Sólo se les informa lo que conviene para mantener el control y mi padre decide qué información le da a la población, eso lo aprendí cuando tenía once años al ver cómo era fácil manipular a la gente que no sabe nada al respecto.
La mayoría sabe más de lo que se permite saber pero por que lo vivieron, los menores de 14 años sólo sabe lo que se informa y las historias que les cuentan sus padres y sus abuelos.
Veo que se abre la puerta de la oficina de papá, y un señor grandulón y fortachón con ropa de militar sale de ahí, es el encargado de las Expediciones Exteriores, ellos salen cada cierto tiempo del Búnker, salen a revisar que todo esté en orden. Reconozco al señor por que en varias ocasiones he espiado al Grupo de Expediciones.
-Zedka, ahora puedes pasar- dice con voz calmada Kleane, la secretaria de papá.
El militar apenas voltea a verme de reojo con aire de superioridad.
-Gracias- le respondo a Kleane mientras me levanto.
Entro a la oficina y cierro la puerta detrás de mi.
Mi padre está detrás de un escritorio de metal con un montón de papeles encima de la mesa en torres que parecen que en cualquier momento se van a derrumbar por ser tan altas.
Él tiene una aspecto duro y matón, y a pesar de tener sólo 44 años de edad da la impresión de que es mucho mayor, se debe al estrés de manejar a ocho millones de personas (y la población va en aumento) él solo.
-¿Qué hacías en la bibioteca... de nuevo?- dice en tono seco.
-¿Por qué nunca dejas que nadie revise esos archivos?- respondo sin que su mirada logre hacer que diga la verdad- todos tenemos derecho a saber qué pasó, no tenemos por qué mentirles.
-Los que vivieron la catástrofe saben qué pasó, no necesitan que se los estemos recordando. Y a los que no saben qué fue lo que sucedió no les mentimos, les damos información completamente veraz.- responde lo mismo que siempre contesta cada vez que pregunto por el restringido acceso a la biblioteca.
-Pues yo no considero justo que sea un delito entrar en la biblioteca.
-Zedka. sabes que las personas se sienten seguras aquí y vendrán nuevas generaciones de niños- dice en tono "comprensible", después cambia de tono a serio y dice: - ¿porqué no has tomado todas tus clases? Todos los chicos las toman completas y tú eres la única que se resiste a tomar el entrenamiento militar.
-Pues deberías ponerme en entrenamiento con chicos de mi edad, no con chicos dos años mayores que yo- le respondo en tono inconforme.
-Entonces también debería atrasar tus clses de química y ciencias, no deberías estudiar con chicos de 21 años tampoco.
-¡No!, eso es diferente- le digo- en eso sí soy buena, sin embargo yo no quiero estudiar entrenamiento militar.
-Tú decides, Zedka, estudias entrenamiento militar con chicos de 19 años o si no estudiarás tanto entrenamiento militar como química y ciencias con chicos de 17 años, si lo que quieres es estudiar con chicos de tu edad- dice casi gritando.
Se le nota que está harto de ésto, harto del Búnker, harto de tener que organizar a toda ésta gente, harto de tener que cuidar a una adolescente de 17 años, harto de la forma en que se desarrolla su vida y sobre todo, harto de mi.
Suelto un resoplido y las lágrimas comienzan a abrirse paso en mis ojos.
-¿Porqué no me dejas se igual a mamá?- le reclamo, tratando de que no me tiemble la voz mientras las lágrimas ya amenazan con salir.
Los ojos de mi papá se clavan en los míos, toman un tono agresivo, se vuelven oscuros.
-Tú no eres igual a tu madre y nunca lo serás- dice en un tono agresivo, casi a gritos- ¡ella no era estúpida y despistada!- agrega, ésta vez gritando.
No puedo creer que haya dicho eso... Volteo a verlo, desconcertada por lo que ha dicho, pero su mirada me confirma que no se arrepiente de haberlo hecho.
No aguanto más la presión de las lágrimas y salgo corriendo de su oficina sin despedirme de Kleane.
Voy directo hacia mi habitación, cierro la puerta poniéndole llave al cerrojo y me hecho a llorar en mi cama. Odio ser tan sensible. Lloro, lloro y lloro, hasta que me vuelvo a quedar dormida.
Nota:
El próximo capítulo se demorará un poco más.
Oh, y si quieren una dedicación, sólo pídanla.
Éste capítulo va dedicado a mi mejor amiga, te amis Grecia <3
Gracias por leerme ^-^
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Desastre Nuclear.
Ciencia FicciónLa guerra ha durado años, no sé exactamente cuanto tiempo. El gobierno ha sido derrocado y cada persona hace justicia por su cuenta. Soy Zedka, una chica de 17 años de edad. Quizás no tan común como los demás. Cuando comenzó el caos yo tan solo era...