Capítulo 6.- Catástrofe
Entre la oscuridad alcanzo a distinguir algunas sombras que se proyectan a la escasa luz que entra de los pasillos poco iluminados que rodean la cafetería , me vuelvo hacia ellas y me doy cuenta de que se trata de Edmund, Jonas, Charlie y Theo... No parecen sorprendidos de verme. Me acerco a ellos y hago un pequeño saludo con la mano y Jonas se lleva un dedo hacia los labios para dejar en claro que no debo hacer mucho ruido.
-Así que las chicas te convencieron de venir...- dice Edmund con un susurro que apenas alcanzo a escuchar.
-Sí, pero no vengo porque realmente me interese, sino por curiosidad.- reclamo.
-Pero tienes que prometer que no dirás absolutamente nada de lo que veas.- agrega Charlie- nunca, jamás... Por ninguna situación.
-¿Tan grave es?- le respondo.
-Promételo- me espeta él.
-Va, como sea. Lo prometo.
-Te divertirás, te lo aseguro.- afirma Theo.
Yo asiento con la cabeza con poco entusiasmo.
Jonas toma asiento en una de las mesas y yo lo imito, no me apetece esperar a los demás de pie.
Dos minutos después los que faltan deciden hacer presencia y toman camino hacia uno de los pasillos de los que suelen frecuentarse menos, yo sólo los sigo por detrás. Todos van en silencio así que también decido imitarlos, además que en realidad no tenía con quién conversar aunque quisiera.
Al cabo de 15 minutos de caminar entre pasillos que antes no frecuentaba con frecuencia los murmullos comienzan a escucharse y sus voces suenan cada vez más altas, aunque sin pasar el tono común. Me pregunto si no se darán cuenta que hay autoridades encargadas de patrullar cada pasillo después de la hora acordada para el toque de queda, pero prefiero guardar mis comentarios para evitar que me llamen amargada.
¿Qué el camino es muy largo? Ya van alrededor de 20 minutos desde que salimos de la cafetería hacia los pasillos y aún no llegamos a su enigmático destino. Y no es que esté asustada pero ya no reconozco éstos pasillos a pesar de haber pasado la mayor parte de mi vida tratando de descubrir cada rincón del Búnker donde pudiera escapar de las personas en si
Veo que Edmund disminuye el paso y se va quedando atrás hasta quedar a un lado mío.
-Hola- dice ya en un tono de voz normal.
-Hola- le respondo, seca.
-A que estás emocionada por saber a dónde nos dirigimos- dice dándome una sonrisa de lado.
-A que no- le respondo mirándolo a la cara.
-¡Vamos Zedka, relájate!- exclama.
-Estoy relajada, es sólo que ustedes son un tanto... raros e infantiles- le digo de forma seria.
-Yo no soy infantil- responde levantando una ceja, a lo que yo respondo rodando los ojos- ¡Vale pues!, es que tratamos de disfrutar de nuestra juventud... No sé si me dé a entender pero me refiero a que llegará un momento en el que ya no podremos divertirnos y tendremos que adoptar una actitud seria para poder hacer que éste Búnker funcione para las próximas generaciones y nuestra vida se convertirá en algo insípida pero importante para que funcione el sistema. Además, hablando serios, éste Búnker no tiene varias opciones de diversión.
-De eso ya me he dado cuenta- le digo un poco más interesada en él, no es tan estúpido como parece.
-¿De el futuro de nuestras vidas, o de las pocas opciones para divertirnos?
-De ambos- digo riéndome por los bajo.
-Te he hecho reír- dice dándome la que supongo en él es una gran sonrisa.
-¡Vaya desafío!- le digo en broma.
-De verdad no entiendo por qué eres más madura y te tomas las cosas más serias que cualquiera de nosotros, y tú tienes menos edad- me dice serio- No quiero decir que seas una amargada como creen todos, sino que creo que quieres crecer más rápido de lo que en realidad deberías. Me refiero a que deberías disfrutar, alocarte, lo serio llegará luego. Tienes que tomar esto como un juego pero sin arruinar tu futuro ¿me sigues? Es que no creo que deberías ser tan... así.
Sus conclusiones me han sacado un poco de control e incluso me sentí un poco mal. ¿Es que todos pensarán lo mismo de mí? Hace tanto que no me importa lo que crean los demás sobre mí que esto me toma desprevenida.
-No tienes porqué sacar conclusiones. Es mi vida y yo sabré cómo la vivo, ni a ti ni a los demás les debería importar si soy una amargada sin remedio o si sólo juego a ser la fuerte- le digo de nuevo en un tono frío- Es mejor que vuelvas con los demás, se preguntarán qué rayos haces hablando con la chica amargada.
Él me mira confundido, al parecer no esperaba esa reacción de mi parte ¿es que esperaba que abriera completamente mis sentimientos hacia él que lo trato apenas hace dos meses? ¡Y es que ni siquiera lo conozco! Y me arrepiento de haber venido con ellos.
Espero a que apresure el paso y se adelante con los demás y volverme a quedar sola para poder regresar a mi habitación como pueda, ya que ahora estoy completamente perdida en éste revoltijo de pasillos.
Pero no se va, se queda a un lado mío. Con la cabeza gacha y sin hablar ni mirarme, pero se queda a mi lado mientras los demás juegan a aventarse y sueltan pequeñas risas delante de nosotros.
Y así permanecemos hasta que alguien adelante se detiene y se para enfrente de todos, lo alcanzo a distinguir como Jonas.
-¡Ya llegamos!- anuncia en tono entusiasmado y mi curiosidad por saber qué es lo que hay allá me gana.
Comienzo a abrirme paso entre todos los chicos, que a pesar de no ser tantos me impedían ver qué era en donde habíamos parado. Cuando quedo enfrente de Jonas veo que estamos frente a una puerta que tiene la leyenda de "Salida" y mi respiración se acelera e incluso uno de mis ataques recurrentes de vértigo me ataca.
Nota: Arriba podrán encontrar una foto del que para mí me parece el prefecto Edmund....
Sí, es Evan Peters de American Horror Story y lo escogí porque... ¡Por favor! ¿quién no se enamoraría de él?
Si quieren conocer alguno de los otros personajes, sólo díganlo en los comentarios y yo subiré la foto de la persona que me parezca la más adecuada. Y sé que vamos comenzando con Edmund, pero se irán dando cuenta de que es un personaje muy importante para la historia.
ESTÁS LEYENDO
Desastre Nuclear.
Science FictionLa guerra ha durado años, no sé exactamente cuanto tiempo. El gobierno ha sido derrocado y cada persona hace justicia por su cuenta. Soy Zedka, una chica de 17 años de edad. Quizás no tan común como los demás. Cuando comenzó el caos yo tan solo era...