Capítulo 5

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Capítulo 5 -. Catástrofe.

Después de dos meses soporto el entrenamiento del Señor McLooding, su nombre suena agradable pero en realidad de eso nada. En la primera semana me desmayé dos veces y terminé con varios moretes en el cuerpo a pesar se aún no entrenar el combate cuerpo a cuerpo. En sí, hasta ahora sólo hemos disparado con M16 de verdad, nos hacen pasar por debajo de alambres de púas encima de un piso rasposo, lagartijas a morir, correr durante 3 horas alrededor de todo el Búnker esquivando a la gente que iba pasando, nadamos en una alberca helada que hay al otro extremo del Búnker que ni siquiera sabía que teníamos y... ¿qué más puedo decir? Es un duro entrenamiento militar.
Jonas ha dicho que durante los cuatro últimos meses de entrenamiento se harán tres equipos en el grupo y el que sepa trabajar mejor colaborando tendrá la misión de los exploradores y que todos compiten por ello. Sólo para salir de Búnker.
Lo confieso, al principio la idea me emocionó ¡poder salir de Búnker! Pero luego volví a caer en la realidad: Mi lugar es aquí, en el Búnker, en el Laboratorio, en la química, en la ciencia, en ayudar a las personas. Además de que el trato con mi padre era cumplir con mi entrenamiento y ya.
Jonas dijo que si necesitaba un equipo, ahí estaba el suyo, yo lo pregunté que quién era parte del equipo y dijo que eran Theo, Melany, Zara, Edmund, Charlie, Natalie, Axel, Sean, Lee y que por supuesto yo.
Aunque Jonas ha sido muy amable conmigo no creo que a los demás yo les agrade, he tomado el almuerzo un par de veces con ellos y me pareció linda la amistad que llevan, pero me miraban de reojo y mantenían la plática entre ellos. Ellos son como una manada de lobos y yo como un zorro que intenta arruinar la homogeneidad de su perfecta comunidad. Aún así prefiero mantener la distancia con ellos.

También hoy se cumplen dos meses un día de no poner un pie en la biblioteca: Mi plan es mantener las aguas calmadas con mi padre hasta que sea adulta y logre mantener yo sola mi propia vida. Sólo espero que no se le ocurra mandarme también fuera del Búnker para mantener en orden todo fuera de él, esto no está entre mis planes y definitivamente nunca lo estará.

Hoy el entrenamiento es antes del almuerzo, sólo tengo literatura y después el resto del día entrenamiento hasta las 7:45, la noche la tengo libre ¿para qué? No lo sé, lo único que hago es estar sola en mi habitación cuando toca el horario así, odio los jueves.

Durante el entrenamiento todo pasa igual, aunque ya soporte tener el entrenamiento es muy agotador y mis brazos y piernas (como siempre) terminan siendo gelatina. Me dirijo con paso perezoso a las duchas sin siquiera antes detenerme a descansar en mi habitación, sólo quiero quitarme esta capa pegajosa de sudor que tengo encima.
Entro en las duchas y tomo una de las toallas limpias que hay en el baño, me quitos las botas y las dejo a un lado, miro a todos lados y sólo las tres duchas están ocupadas. Escojo la última para lavarme.
Cuando abro la llave cierro los ojos por el placer que me provoca el agua al caer por sobre mis músculos adoloridos y dejo escapar un suspiro, me quedo 5 minutos más de la cuenta bajo el agua y comienzo a lavarme el cabello y el cuerpo. Justo cuando estoy por lavarme por segunda vez escucho varias voces a lo lejos, son voces de chicas y una de las voces la conozco como la de Zara. Termino de lavarme, tomo la toalla y la enredo por sobre mis pechos para que se sostenga y salgo de el aparcamiento de la regadera.
En cuanto salgo escucho una voz chillona que grita mi nombre. Volteo para ver de quién se trata y veo a Lee moviendo su mano en forma de saludo.

-Hola- le digo.

Todas las chicas son del equipo al que me invitó a estar Jonas: Melany, Zara, Natalie y Lee, la chica que saludó.

-Hola, Zedka- me dice Melany.

Las demás me sonríen.

-¿Qué hacen acá?- pregunto, claramente confundida.

-¿No es obvio?- dice Lee soltando una pequeña risita- Venimos a ducharnos.

-¿Todas?- pregunto irónicamente.

-Sí, es que planeabamos salir con los chicos y no queremos ir apestando a sudor- me espeta Natalie.

-Pero ya es tarde- le digo y miro a ver el reloj de pared que hay al fondo del baño- Son las 8:15, el toque de queda comienza a las 9:30 ¿piensan salir?

-No está mal romper algunas reglas de vez en cuando- comenta Melany levantando una ceja.

-¿Por qué no vas con nosotros?- propone Lee.

Todas la volteamos a ver sorprendidas, incluso yo. Luego Melany voltea hacia donde yo esto con una sonrisa traviesa dibujándose en la comisura de su boca.

-¡Si! ¿por qué  no vas con nosotros? ¿es que te da miedo romper algunas de las reglas de tu papá?

-No es eso- le explico- es que no me agrada salir, simplemente.

-Anda, ve Zedka. A Edmund le agradará mucho saber que irás con nosotros.- me anima Natalie.

-¿A Edmund por qué le daría gusto?- digo yo abriendo los ojos como plato.

-Por nada, nos vemos dentro de 40 minutos en la cafetería ¡vas!- dice Melany rápidamente.

Me voy a mi cuarto y me arreglo a esperar a que sea la hora. No, no iré por que me lo pidieron, sino por que me desafiaron de una forma indirecta.
Llego a la cafetería a las 9:00, a la hora quedada y 30 minutos antes del toque de queda.

Desastre Nuclear.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora