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Adrien:

Fui a la oficina del director, ¿Qué podía hacer? Lo dijo Princesse. Tenía que arreglar mis problemas con este chico aunque no era mi culpa.


— No quiero oír que ustedes dos pelearon nunca más – dijo el director.


— ¡Pero fue él quien empezó! – gritó el pelirrojo, que aparentemente se llamaba Nathaniel


— bueno, yo sólo protegía a mi princesa, tú fuiste quién lo empeoró.


— ¡No me importa quién halla empezado! Ahora, quiero que se den las mano y olviden todo el asunto.


Estreché su mano para acabar con esto, sigue sin ser competencia, no tenía buen agarre aunque intentaba apretar mi mano, seguramente intentaba intimidarme, su mirada lo dice.Salimos de la oficina y este se fue en dirección contraria, qué bueno que ya no tendré que estar en el mismo lugar que él.


Vi a Marinette leyendo la carta que le dejé.


— hola, princesa – la saludé.


— ¿Qué quieres? – me respondió muy brusco.


— anda, no seas tan cruel. ¿Qué es eso que tienes allí?. – apunté a la carta.


— nada que a ti te importe – guardó la carta en su bolso – ¿Ya resolviste tu problema con Nathaniel?.


— algo así, pero supongo que no le caigo bien. ¿Esperas a tus padres?.


— si... – se veía deprimida.


— podría llevarte, si tú quieres Princesse.


— no gracias, me vas a meter en problemas. Ya no tengo permitido salir de casa, a donde sea que valla mis padres tienen que estar ahí.


— eso suena horrible, no puedo imaginar vivir así.


— bueno, tampoco es como si te importase, no sé ni siquiera para que te lo he contado.


No podré ayudar a Princesse así, será mejor ir al plan B. Me subí en mi moto y la estacioné en un lugar donde pudiera encontrarla.Me transformé en Chatnoir y salté sobre los muros hacía mi princesa, sólo para dar un toque dramático.


— ¿me estabas esperando, My Princesse?.


— ¡Chatnoir!.


Bajé de un brinco para luego besar su tierna y rosada mejilla.


— ¿Quieres que te lleve a tu castillo?.


— estaría encantada, pero mis padres están por llegar... Creo.


Tomé su mano y la besé.


— me duele verte así, Princesse.


— eres tan considerado Chatnoir.


— te diré algo, si tus padres no vienen en media hora, te llevaré por los aires hasta que lleguemos a tu palacio, ¿Que dices?.


— bueno, supongo que si voy con un super héroe no me dirán que no.


Marinette:


Pasó media hora y 20 minutos más, nunca llegaron.


— Chatnoir... – lo sacudí para despertarlo.


— ¿Ha qué? – era muy gracioso como se despertaba y la baba que colgaba de su boca – ejem, ¿Nos vamos?.


— llévame a volar gatito – me pegué a su pecho.


— entonces – sacó su vara – ¡vamos!. 


Salimos disparados al cielo y luego corrió de techo en techo, conmigo en sus brazos. Amo el naranja del cielo cuando me lleva por el aire, es como estar en un sueño.


Continuará.

El Gato y La PrincesaWhere stories live. Discover now