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Adrien:

Faltaban 10 minutos para comenzar el partido ínter escolar de tenis.

Estaba caminando por ahí y me pregunté "¿Que estará haciendo Princesse?".

Plagg: ¿No es porque quieres estar junto a ella?. Todo lo que dices es ''Marinette esto, Marinette lo otro" ¡Ya no lo soporto!. ¡Hey! ¿Alguno de ustedes quiere un Kwami?.

Adrien: ¡Plagg!.

Plagg: ¿Que? Era broma.

(***)

Toqué la puerta del vestidor de las porristas; puesto que entrar así nada más sería una tontería. Chloe asomó la cabeza por la puerta y antes de que pudiera preguntar por Marinette me dijo.

— lo siento, pero es de mala suerte ver a las porristas antes del partido.

Luego me cerró la puerta en la cara bruscamente y sin modales; pues ni que me fuera a casar con ella.

Plagg: Pero eso quieres, ¿no?.

Adrien: ¡Cállate Plagg!.

Marinette:

Alya me ayudaba a memorizar la rutina, puesto que no soy tan perfecta como la gente cree. Me distraje al escuchar una voz conocida.

— ¿Quién era, Chloe? – le pregunté.

— nadie importante – respondió.

Se volteó patinando en un solo pié de un modo cómico y se tiró en la silla para sentarse a mi lado; cruzando sus piernas y meneando el pié.

— oye Marinette, sé que no nos llevamos bien, pero quiero que sepas en este momento somos compañeras y debemos llevarnos bien por el bien de todas y no te haré nada malo – me abrazó.

Eso fue lo más lindo que me había dicho nunca.

— gracias Chloe, eso fue muy lindo.

— y si arruinas eso para mí, te destruiré – susurró en mi oído.

Y ahí se perdió todo el encanto. Fui bruscamente sacada de mis pensamientos positivos Alya, que colocó su teléfono en mi rostro.

— ¡Mira lo que Lila publicó en las redes!.

Ella había publicado que estaba en una relación con Chatnoir.

— ¡Así es! – gritó la ya mencionada – Chatnoir y yo somos novios. Se aburrió de ti Marinette, ¿O por qué creías que ya no te veía? Me lo contó todo.

— ¡Mientes Lila! – le grité.

Alcé la mano para abofetearla, luego pensé que no valdría la pena y salí corriendo del lugar con lágrimas en mis ojos.

Adrien:

Aún me encontraba frente la puerta que nos dividía a mí y a Princesse; sentado en el suelo, jugando con mi raqueta como si fuera una guitarra.

Casi me da un infarto cuando Princesse salió del cuarto con lágrimas en los ojos, corriendo como si no hubiera un mañana.

— ¡¿Que pasó?! – pregunté.

Lila se recostó del tocón de la puerta con una actitud engreída.

— bueno, descubrió que yo y Chatnoir somos novios.

— ¡Eso no es cierto Lila! ¡Yo lo sé!.

— ¿Y como lo sabes?.

— pues yo... ¡Yo conozco a Chatnoir!.

— ¿Y yo soy la que miente?, Y aunque fuera cierto, ¿Quién te creería? Es mi palabra; la de la más popular de la escuela, contra la tuya; la de un pordiosero. ¡Jajajaja!.

(***)

Corrí a buscar a Marinette, y como no la encontré, me transformé en Chatnoir para localizarla más fácil.

Cuando la encontré, la encontré llorando en las escaleras.

— ¡Princesse! – corrí a abrazarla.

— ¿Cat? ¿Qué haces aquí?.

— sé lo que pasó. Créeme, yo nunca te dejaría por Lila.

Se cruzó de brazos.

— ¿Qué pasa?.

— seguramente juegas con todas las chicas, talvez ahora estás jugando conmigo y solo me ves como una muñeca Barbie bonita.

— pero, Marinette, si nosotros sabemos lo que sentimos, no necesitamos exponernos, ¿Qué le importa a los demás?.

Se encogió de hombros.

— Mmm... – me quedé pensando – ¡ya sé! Hay una gala en el Lourde, el alcalde de Paris me dijo que podía llevar a quien sea, ahí es donde entras tú, allí te declararé amor eterno frente a todo Paris.

— ¿Lo dices en serio?.

— ¿Me veo como un gato mentiroso? – me plantó un beso en la mejilla.

— adiós gatito – se secó las lágrimas y se levantó – tengo que animar un partido de tenis.

Se despidió con una voltereta de porrista. Yo solo me suspiré por la tristeza de su partida.

— ¡El partido de tenis!.

Me di cuenta que se me hacía tarde, ¡Y yo soy el capitán!.

(***)

Salté encima del techo de la escuela y llegué a otro lado usando mi vara.

— ¡Garras fuera!.

Nino entró al vestidor de chicos, donde yo estaba.

— ¡aquí estás! ven, las porristas van a salir.

Marinette

— ¿Están listas, chicas? ¡Vamos a empezar!.

Las chicas y yo salimos agitando los pompones.

La rutina iba bien, hasta que llegó la parte de alzarme en el aire, tuve mis dudas, pensé que iba a caer, luego en lo alto vi a mis padres animándome desde las gradas.

Adrien:

— ¡fyuf! ¡Qué bueno que todo salió bien, se me iba a salir el corazón, ¿ A ti no, Nath?.

Cuando me volteo, Nino y Kim lo estaban cargando, o a lo que sería su cuerpo desmayado, luego se despertó.

— ¿Marinette está bien? – preguntó cuando recuperó la conciencia.

— todo bien amigo – le respondí.

— ¡¿Están listos, chicos?! – grité.

— ¡¡¡Si!!! – contestaron.

— ¡pues entonces, vamos!.

Continuará...

El Gato y La PrincesaWhere stories live. Discover now