EPISODE 3

771 104 31
                                    


Los ánimos de Xiao Zhan se levantaron dramáticamente después del almuerzo y el resto del día pareció pasar volando. Había pasado el tiempo que quedaba de su hora de almuerzo junto a Yang Zi, y la chica le había ayudado a mantener su mente alejada de Yibo por la mayor parte del tiempo. Después de eso, había mantenido sus ojos vigilantes a alguien que se pareciera al chico ángel de su habitación, pero nunca vio a nadie, y para el finalizar del día, había logrado convencerse a sí mismo de que el clon había sido una alucinación, y no Yibo.

Entre menos motivos tenía para ir en contra de las aseveraciones de Yibo, más real se hacía en su mente.

El principal problema que le veía a eso era que le había dicho a Yibo que se fuera, y este sí se había ido. Y ahora, no sabía cómo hacer para que apareciera mágicamente en su habitación, y tampoco estaba seguro de que volvería. Podía admitir que había sido poco ingrato y quizá un poco grosero, y sabía que si Yibo nunca volvía a aparecer, todo sería su culpa.

Después de la universidad, Xiao Zhan caminó a casa solo; todos sus pensamientos se trataban de Yibo. Se preguntó lo que este estaría haciendo, pensó en lo que le diría si volvía a materializarse otra vez en su habitación, pensó en cómo podría siquiera definir la presencia de Yibo en su vida si es que alguien en algún momento sospechaba. El largo camino a casa del que tanto se había quejado una y otra vez antes de conseguir su propio auto, se pasó volando, igual que la segunda mitad de su día. Poco a poco, estaba convenciéndose de que entre más aceptara a Yibo y sus aseveraciones inconcebibles, más calmada estaría su mente. Las cosas eran mucho más fáciles de afrontar cuando simplemente creía.

Cuando entró a su casa su perro estaba saltando en la puerta feliz de verlo. Xiao Zhan se arrodilló en el suelo para acariciar a su perro, y Conan lamió su cara, mostrando con facilidad su apreciación y su amor y se pregunto si su perro habría visto a Yibo.

—¿Tú sí viste a Yibo, verdad? —Conan ladró a un lado de su oreja al escuchar el nombre y Xiao Zhan rio—. Sí, claro que sí; y te agrada más que a mí, ¿verdad?

Conan ladró otra vez y Xiao Zhan se puso de pie, arrugando su nariz en protesta.

—No, tienes razón —le dijo al perro a sus pies que lo miraba desde abajo, su lengua salía de la esquina de su hocico mientras jadeaba fuertemente por la emoción—. Creo que eso no es posible.

El perro volvió a ladrar y Xiao Zhan suspiró.

—Ay, está bien —concedió con una suave sonrisa, inclinándose un poco para sacudir el pelo de la cabeza del perro al pasar.

Dejó su bolso en el sofá mientras guiaba a Conan por la casa, dirigiéndose al fondo, a la puerta trasera para que el perro pudiera salir y correr en el patio trasero por un par de horas. No era como la caminata a la que debería estar llevando a Conan, pero francamente, estaba exhausto y no sería capaz de tomar la correa con un solo brazo si el perro encontrara algo qué perseguir, como a veces lo hacía. Supuso que lo mejor sería dejar que su perro se divirtiera un rato solo en el patio trasero.

Conan lo siguió rápidamente una vez que se dio cuenta a dónde se dirigía Xiao Zhan, y empujó a su dueño en un apuro para llegar primero a la puerta, casi haciendo que el pelinegro se cayera en el proceso.

—¡Conan! —regañó Xiao Zhan, pero su tono no fue de enojado ni de regaño, y el perro no se detuvo hasta que llegó a la puerta. Cuando lo hizo, brinco un poco con sus patas traseras antes de voltear a Xiao Zhan como diciéndole: "¿Qué estás esperando?, ¡Apúrate!"

Cuando se acercó el pelinegro, Conan ladró y le saltó encima, empujándolo a un lado. El codo no lastimado de Xiao Zhan se estampó en la pared, haciendo un ruido fuerte, y él dejó salir un pequeño chillido cuando un dolor punzante se disparó desde el codo hasta su hombro.

INTERVENTION DIVINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora