—No te duermas.
Xiao Zhan sacó su mano de su capullo de mantas para picar la mejilla de Yibo. La suave piel se apretó bajo el piquete y Xiao Zhan se rio cuando Yibo gruñó; la privación del sueño sacaba lo mejor de ambos.
—No me estoy durmiendo —respondió el ángel, pero sus palabras fueron pesadas y sus párpados estaban adormilados.
—Mentiroso.
La acusación de Xiao Zhan salió en un murmuro, a pesar de que sus labios seguían apretados formando una sonrisa mientras intentaba suprimir una risotada. Se inclinó hacia adelante para cerrar el espacio entre ambos y atrapar el labio inferior de Yibo entre los suyos, mordisqueando el apéndice inánime hasta que obtuvo una respuesta del ángel, quien abrió su boca para darle un beso de buenos días. O buenas noches, dependiendo en cómo lo viera uno.
El sol ya se elevaba en el horizonte; habían logrado mantenerse despiertos toda la noche, exitosamente. La única cosa que quedaba por hacer, era decir adiós, y ninguno de los dos estaba listo para eso todavía. Era demasiado difícil aceptar la realidad, que está bien podía ser su última noche juntos.
— ¿Quieres desayunar? —ofreció el pelinegro al sentir la sensación de un estómago quejumbroso. No quería salir de la cama, pero tampoco quería ser descortés y no ofrecerle nada a Yibo.
—Mmm —Yibo declinó con una sacudida de su cabeza, cerrando sus ojos fuertemente y acurrucándose más cerca de Xiao Zhan. La calidez de su cuerpo fue tranquilizadora y al mismo tiempo alarmante para Xiao Zhan, incluso antes de que Yibo dijera algo—. De hecho, me estoy sintiendo un poco mal.
— ¿Qué tienes? —preguntó Xiao Zhan, las banderas rojas se izaron en su mente e inmediato. Su mano, que hace unos momentos había picado juguetonamente a Yibo en la mejilla, se presionó contra la frente de este para sentir si tenía fiebre. Prácticamente se sentía bien, cálido, pues sus cuerpos se habían presionado juntos por un largo periodo de tiempo, e intentó convencerse de que no era nada de qué preocuparse. Aunque su rostro sí se veía un poco paliducho.
—Estoy bien —le aseguró con su tono más firme y serio, pero Xiao Zhan no estaba convencido del todo.
—Podría ir por alguna medicina o... algo.
Yibo sonrió; mostrando perfectamente su dentadura blanca.
—No creo que tu medicina funcione en alguien como yo —Xiao Zhan frunció el ceño y abrió su boca para discutir, pero Yibo fue más rápido—. Tenemos nuestros propios medicamentos para este tipo de cosas.
Mintió. La verdad era que Yibo no estaba completamente seguro de que los guardianes pudieran enfermarse. Pero, de nuevo, parecía que todo respecto a él se trataba de desafiar la lógica. Parecía que nada sobre su existencia tenía sentido para alguien.
Yibo había pensado que el dato tranquilizaría a Xiao Zhan, pero todavía momentos después, el pelinegro continuaba mirándolo con un ceño fruncido, y Yibo sonrió.
—Ven aquí —murmuró, mimosamente, jalando al pelinegro más cerca y presionando sus labios contra su cálida frente. El olor era embriagante y tener a Xiao Zhan tan cerca, envuelto entre sus brazos con los recuerdos frescos de la conexión que habían logrado tener la noche anterior, hacían que irse fuera mucho más difícil.
Pero sabía que debía hacerlo, y sabía que entre más tiempo permaneciera ahí, más difícil sería irse. ¿Acaso no lo había hecho ya lo suficientemente difícil?
—Ya te vas —dijo Xiao Zhan antes de que Yibo pudiera comenzar a decir algo. Era como si pudiese ver la dificultad en los ojos del ángel, aunque este había creído hacer un buen trabajo para ocultarlo. No quería admitir lo mucho que le tomaba por sorpresa lo bien que Xiao Zhan podía leerlo.
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INTERVENTION DIVINE
FanfictionTodos, al menos una vez en sus vidas, deberían experimentar un amor poco convencional. Para Xiao Zhan, ese momento es ahora. Pero que pasara cuando ese amor no es lo que esperabas y la vida lo llevo a conocer a un ser celestial. Todo se tornara en a...