EPISODE 10

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Después de que Yibo desapareciera del baño, dejando a Xiao Zhan cansado y con la sensación de los labios del ángel rodeándolo, todavía fresca en su mente, se tomó unos minutos para sí mismo. Recuperó su compostura antes de salir del cubículo y recoger su bolso. Todavía le quedaba medio día en la Universidad, pero de repente, eso parecía más como una pequeña colina en vez de la gigantesca montaña con la que había estado batallando antes. Yibo había regresado, otra vez podía sentirlo, y él acababa de recibir la mejor mamada de su vida; aunque en realidad no tenía muchas con qué hacer comparaciones.

Sus piernas todavía se sentían como gelatina cuando se agachó para recoger su bolso del suelo y colocarlo sobre su hombro. Al pasar frente a los espejos sobre los lavabos, alcanzó a ver su reflejo y tuvo que detenerse. Se veía demasiado complacido como para estar en la Universidad; su cabello estaba un poco despeinado y su piel prácticamente brillaba. Frotó una mano contra su rostro, intentando quitarse un poco el sudor, y cuando su mano se alejó, dejando su cara viéndose igual de sonrojada y satisfecha, se encogió de hombros. ¿A quién le hacía daño si se veía feliz? Estaba feliz, ¿por qué no mostrarlo?

La mayoría del cuerpo estudiantil ya estaba en clase o en la cafetería para cuando salió del baño, dejando los pasillos prácticamente vacíos. Tenía dos opciones: ir a la cafetería y sentarse con sus viejos amigos, o ir a la biblioteca con Yang Zi y trabajar en algunas de sus tareas. No le tomó más de un segundo decidirse. Sus pies empezaron a viajar por el pasillo a una velocidad estable, el rebote proverbial de sus pasos lo llevaron hasta la biblioteca en un tiempo récord.

La vieja puerta de madera rechinó al abrirse y entró, dejando que el fresco aire del centro de recursos impactara contra su rostro. En la esquina del fondo, en su mesa usual, divisó a una castaña conocida que ya estaba sentada haciendo su tarea; su mano se movía furiosamente sobre el cuaderno sobre el que se estaba inclinando.

Pasó frente al escritorio de la bibliotecaria, ofreciéndole un saludo con la mano cuando ella lo saludó por su nombre, e hizo su camino directo a la mesa para sentarse frente a Yang Zi. Sus piernas se habían solidificado un poco más en su camino del baño a la biblioteca, pero la sonrisa plasmada en su rostro que hacía que sus ojos brillaran con pura alegría inalterada, nunca flaqueó. Su bolso golpeó ruidosamente la mesa cuando la dejó caer, y la chica levantó la vista de su página con palabras escritas.

—Hola, Xiao Zhan —dijo en tono bajito, sus ojos se ampliaron ligeramente cuando vio el aspecto de satisfacción en su rostro mientras sacaba una silla y se dejaba caer sobre ella—. Vaya, te ves... feliz.

Muy a su pesar, Xiao Zhan sonrió ampliamente mientras abría su bolso y sacaba su libro de algebra.

—Supongo que eso podría decirse —respondió, intentando sonar tan casual como le fuera posible; a pesar de que su cuerpo completo todavía cosquilleaba cuando recordaba la imagen de Yibo arrodillado frente a él—. Estoy teniendo un día bastante bueno.

— ¿En serio? —Yang Zi sonaba incrédula, y le recordó al pelinegro todas las razones que tenía para estar de mal humor y las razones por las que había estado teniendo un mal día. Antes de que Yibo se apareciera. Las cosas siempre cambiaban para bien cuando su ángel se aparecía—. Supongo que eso es lo que el sexo provoca.

—Sí —Xiao Zhan suspiró con una sonrisa tonta todavía plasmada en su cara mientras su mente dejaba de lado su mañana y se concentraba únicamente en los sucesos de los últimos minutos. Todavía temblaba por la sensación de la calidez de Yibo, por ser capaz de volver a tocarlo y por haber sido abrazado por él y... la expresión de Xiao Zhan cayó cuando las palabras de Yang Zi se registraron en su mente—. Espera, ¿qué? No. Yo no...

INTERVENTION DIVINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora