EPISODE 13

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—De verdad espero que no tengas planes para esta noche.

La cabeza de Xiao Zhan dio un latigazo, levantando la vista ante el sonido de la voz de Yibo; su corazón revoloteó, golpeó y palpitó, todo al mismo tiempo, en el mismo instante. Había estado sentado a la mitad de su cama con sus piernas cruzadas, releyendo una de sus novelas favoritas. Un día antes de que se cumpliera una semana desde la última vez que había visto a Yibo, y ya se había resignado a una existencia miserable sin la exuberante presencia de su ángel guardián. Estaba intentando averiguar cómo volver a ser quien había sido antes de conocerlo.

Pero ahí estaba él, de pie en su habitación, con una sonrisa en su rostro como si no hubiera pasado una semana, como si no hubiera dejado solo durante seis días, preocupándose, inquietándose y castigándose a sí mismo por la desaparición del ángel. Quería estar enojado, y aun así, la sonrisa de Yibo lo llenó de perdón, y se encontró a sí mismo moviéndose de la mitad del colchón, bajándose de la cama y siendo atraído hacia su muy extrañado amigo.

—Te fuiste por tanto tiempo. —murmuró al pararse frente a Yibo, levantando una mano tentativamente para trazar las mejillas del ángel con las puntas de sus dedos. Había tenido miedo de no ser capaz de sentirlo, pero una oleada de alivio atravesó su cuerpo en cuanto sus dedos tocaron una piel cálida, y se encontró a sí mismo, lanzándosele al brazo abierto de Yibo sin siquiera pensarlo, acurrucando su mentón en la unión entre el cuello del ángel y su hombro.

Yibo frotó círculos en la espalda de Xiao Zhan con una sola mano. El corazón del ángel dio un vuelco igual de fuerte, sino es que más, que el del pelinegro.

—Lo lamento. —se disculpó en un tono tan sincero que hizo que Xiao Zhan se alejara.

Con la sorpresa inicial y la oleada de emociones fuera del camino, Xiao Zhan se dio la oportunidad de mirar a su amigo de arriba abajo. Estaba usando un esmoquin negro con zapatos negros que hacían juego, y una flor en el bolsillo de su saco. Su cabello estaba peinado pulcramente. Se veía guapo, si Xiao Zhan se atrevía a admitirlo.

Lo ojeó sospechosamente por varios minutos antes de vocalizar sus pensamientos.

—Estás extremadamente bien vestido como para pasar una noche aquí conmigo. —acusó con una sonrisa cautelosa.

Los labios de Yibo se arquearon formando una sonrisa y lentamente sacó de atrás de su espalda un segundo esmoquin que hacía conjunto también. Xiao Zhan entrecerró los ojos, evaluando el atuendo que ni siquiera se había dado cuenta que Yibo llevaba consigo.

—Espero que no demasiado bien vestido como para ir al baile. —respondió, y aunque sus palabras estaban llenas de confianza, Xiao Zhan también pudo detectar un ligero titubeo de incertidumbre.

Xiao Zhan eludió la respuesta, moviendo sus pies sobre la alfombra de la habitación incómodamente. Había estado diciendo que no quería ir al baile, que prefería pasar una noche con Yibo, o solo, si él no se aparecía. Ni siquiera estaba seguro de cómo podría funcionar. Para todos los demás, parecería como si estuviera sentado solo, bailando solo, hablando solo. Nunca funcionaría. Cruzó sus brazos sobre su pecho y ladeó su cabeza; seguro que Yibo era lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de las ramificaciones.

—No creo que sea una buena idea —empezó a protestar, pero se detuvo cuando vio el aspecto ligeramente dolido en la luz de los ojos color marrón de Yibo y el levantamiento inmediato de una ceja. Xiao Zhan suspiró, suavizando su postura—. Es que no entiendo cómo podría funcionar.

—Confía en mí un poco, ¿sí? —dijo Yibo pasándole el esmoquin, quien lo tomó cautelosamente, aún inseguro.

—De verdad no tengo ganas de...

INTERVENTION DIVINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora