"La princesa Lilith siempre estuvo enamorada del duque Sebastian Stan, incluso cuando este tenía una aterradora fama de mujeriego. Incluso cuando fue comprometida al príncipe Bill de Suecia, pero cuando este muere a causa de la guerra y el duque vue...
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"La miseria
todo el mundo quiere ser mi enemigo
ahórrate la simpatía
todo el mundo quiere ser
mi enemigo
mi enemigo
pero estoy listo"- Enemy, Imagene Dragons & JID.
Lilith siempre se sintió una persona vengativa desde que era una niña, cuando aquellas mocosas la llamaron princesita de hielo ellas las golpeo con su corona en sus lindos rostros, sin importarle que tan de alta nobleza fueran, nadie la detenía, su furia era legendaria y solo pudo separarla de sus feas caras uno de los soldados de su padre quien forcejeo con ella durante extensos segundos. Recuerda como su madre le dio un fuerte escarmiento, amenazando con golpearla y ella le recordó su maldito lugar, pero su padre por su parte comenzó a ayudarla a canalizar aquella furia sin detenerla, solo a manejar sus sentimientos.
- Recuerda ángel- susurraba su padre-no solo el amor nos hace débil, también la ira y furia.
Cuando tenia doce años, un soldado se burlo de ella por su delgado cuerpo y que jamas podría sostener una espada, ella le enseño en solo cinco segundos lo fácil que era dejarlo tendido en el piso rogando piedad. Había entrenado lado a lado con hombres que pesaban cuatro veces lo que ella, tuvo a los mejores profesores en todas las áreas, por eso su padre la denominaba una de sus mejores estrategas.
Pero nada de eso se comparaba, con el dolor que le provocaba su propia familia en esos momentos, así que cuando el cochero la deja en aquella posada para descansar antes de tomar un barco para ir rumbo a Suecia, siendo una deshonrar para su propia familia, solo pensó en pagar a un mensaje una cantidad excesiva de dinero para ir a recoger a los hombres que le juraron lealtad.
Sería una idiota si no lo hacía, sobre todo teniendo en cuenta que iría a un país que estaba en una guerra civil.
Solo debe esperar las siguientes doce horas, para que cerca de cincuenta hombres lleguen por ella. Cada uno era el mejor en su rama, pero Madden y Mogan, eran los que más se destacaban por ser verdaderos asesinos.
Pero al verla, allí tan desprotegida, se quedaron resguardando cada uno de sus pasos como un acuerdo tácito.
Ninguno pone objeción alguna de cuando ella paga una cantidad extravagante de dinero por caballos a las afueras de la ciudad que son llevados al barco.
Lo que resta del viaje lo hacen a barco y posteriormente a caballo en tres grupos, el primero es quienes llegarían primero a avisar de las circunstancias a su tío en una corta nota para ser bien recibidos.
