Resist. 2.

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Me encontré con los ojos de Madoc, el mejor amigo y hombre de confianza de Justin, en el extremo opuesto de la sala por la puerta del patio.
Él me sonrió antes de redirigir su atención a alguna pelirroja al azar que había estado presionada contra la pared. Acechándolo, K.C. utilizó mi estela mientras con saña enviaba un mensaje en su teléfono, a Liam probablemente.
―¿Dónde están mis llaves? ―exigí, interrumpiendo la búsqueda de su siguiente aventura de una noche.
Él alzó los ojos azules lentamente de la chica. No era mucho más alto que yo, tal vez unos pocos centímetros, por lo que no me sentía como si se cerniera sobre mí como Justin.
Madoc no me intimidaba. Sólo me molestaba.
Trabajó duro para hacer una tonta de mí, pero sabía que era todo por instancias de Justin.
―Están unos dos metros abajo ahora mismo. ¿Te sientes como para un baño, ________? ―Sonrió ampliamente, mostrando su deslumbrante sonrisa que volvía la mayoría de las chicas cachorros en una correa. Obviamente le encantaba cada momento de mi situación.
―Eres un idiota. ―Mi tono se mantuvo en calma, pero mis ojos ardían por la ira.
Salí al patio y me asomé a la piscina.
El tiempo era perfecto para darse un baño, y la gente estaba de juerga en el agua, así que caminé alrededor de la piscina en busca del destello plateado de mis llaves a través de todos los cuerpos.
Justin estaba sentado casualmente en una mesa con una rubia en el regazo.
La frustración se hizo nudos en mi estómago, pero traté de aparecer inmune. Sabía que cada gramo de mi malestar le daba placer.
Espiando la plata brillante de mis llaves, miré a mi alrededor por un palo para agarrarlas. Cuando no pude encontrar nada, miré a algunos de los nadadores en busca de ayuda.
―Oye, ¿te importaría tomar mis llaves ahí abajo, por favor? ―le pregunté.
El chico volvió sus ojos a Justin, quién estaba sentado en silencio de nuevo, observando la escena, y retirándose de mí como un cobarde. Grandioso. Sin palo, sin ayuda. Justin quería verme mojada.
―Vamos, _______. Tírate y ve a buscar las llaves ―gritó Madoc desde la mesa de Jared.
―Vete a la mierda, Madoc. Tú las tiraste allí, sin duda, así que, ¿por qué no vas por ellas? ―Liam, el novio de K.C., se había unido a ella y se pegaba a mí como hacía a menudo.
Me quité mis sandalias y me acerqué al borde de la piscina.
―________, espera. Yo lo haré. ―Liam se acercó y se ofreció.
―No. ―Negué―. Gracias, sin embargo.―Le di una sonrisa de agradecimiento.
Un año entero, me recordé a mí misma, saboreando la promesa. Tendría un año de distancia de Justin. Sumergí las manos primero, y el agua fría refrescó mi piel. Mi cuerpo se relajó de inmediato por el placer de la piscina. No hay sonido, ni ojos en mí. Saboreé la tranquilidad de ello, el tipo de paz que obtengo cuando corro.
Seguí hacia abajo utilizando el estilo de pecho. Dos metros y medio no eran nada, y llegué a mis llaves en cuestión de segundos.
Agarrándolas fuerte, subí la cabeza primero a regañadientes, soltando el aire en mis pulmones.
Esa fue la parte fácil.
―¡Whoo hoo! ―Un aplauso sonó de los transeúntes que no estaban realmente animándome.
Tenía que salir de la piscina y frente a todo el grupo estando mojada. Ellos se reirían y bromearían. Sufriré algunos comentarios, y luego me iré a casa y comeré mi peso en pescado sueco.
Con suavidad fui al borde y subí, retorciendo mi largo cabello y poniéndome mis sandalias.
―¿Estás bien? ―K.C. vino a mi lado, el viento sopló su cabello largo y oscuro.
―Sí, por supuesto. Es sólo agua. ―No puedo mirarla a los ojos. Aquí estaba yo de nuevo. El hazmerreír. La vergüenza. Pero K.C. nunca me culpaba.
―Salgamos de aquí. ―Me abrazó, y Liam nos siguió.
―Espera un momento. ―Hice una pausa y miré a Justin, quién todavía tenía los ojos marrones duros en mí.
Acercándome a él, algo que sabía que era una mala idea, me crucé de brazos y le di una mirada puntiaguda.
―Me iré en dos días, ¿y eso es lo mejor a lo que puedes llegar? ―¿Qué diablos estoy haciendo? Justin me miró con una sonrisa hostil mientras repartía las cartas en la mesa.
―Que tengas un buen momento en Francia, ________. Estaré aquí cuando vuelvas. ―Su amenaza me hizo querer pegarle. Quería desafiarlo para que me enfrentara ahora. Y no estaba muy cómoda con la idea de la inminente ira cerniéndose sobre mi cabeza todo el año en que estaría fuera.
―Eres un cobarde. La única manera que puedes sentirte como un hombre es metiéndote conmigo. Pero tendrás que conseguir tus patadas en otro lugar ahora. ―Dejando caer mis brazos a los costados, mis puños se apretaron mientras todos alrededor de la mesa y en el área en general eran testigos de nuestro intercambio.
―¿Todavía estás hablando? ―Justin soltó un bufido y risitas estallaron a mi alrededor―. Vete a casa. Nadie quiere a tu engreído trasero aquí.―Justin apenas se salvaba del contacto visual mientras continuaba repartiendo las cartas. La chica en su regazo se rió y se apoyó en él aún más. La sensación aplastante en mi pecho me lastimó. Lo odio.
―¡Oigan, todo el mundo, miren! ―gritó Madoc mientras traté de contener las lágrimas―. Sus pezones están duros. Debes estar excitándola, Justin. ―La risa de Madoc resonó en el patio trasero, y todo el mundo comenzó a aullar y a reírse.
Mis ojos se cerraron con mortificación mientras recordaba que llevaba una camiseta blanca y estaba definitivamente fría del agua.
Mi primera reacción fue cruzar los brazos sobre mi pecho, pero luego sabrían que me tenían. Diablos, ya lo sabían. Todo mi rostro picaba en humillación. Hijo de puta. Me iré a casa llorando otra vez. No hay duda.
Abrí los ojos, sintiéndome sonrojada viendo a todos visiblemente entretenidos por el acoso que había soportado esta noche.
Justin se quedó mirando la mesa, sus fosas nasales estaban dilatadas, ignorándome. Su comportamiento me desconcertaba aún después de todo este tiempo. Solíamos ser amigos, y todavía buscaba a ese chico en sus ojos en alguna parte. Pero, ¿qué bien me hacía que todavía me quedara el recuerdo de él? ―¿Por qué está todavía parada aquí? ―pregunta la rubia sentada en el regazo de Justin―. ¿Es como "especial" o algo así? ¿No puede entender la pista?
―Sí, ________. Ya oíste a Justin. Nadie te quiere aquí. ―Las palabras de Madoc salieron lentas, como si realmente fuera demasiado estúpida para entender.
Mi garganta se cerró. No podía tragar, y me dolía respirar. Fue demasiado. Algo dentro de mí se rompió. Moví mi puño hacia atrás y le di justo a Madoc en la nariz. Él se dejó caer de rodillas, con las manos sobre la cara, mientras la sangre salía a través de sus manos.
Las lágrimas me nublaban la visión, y los sollozos comenzaban a hacer erupción en mi garganta. Antes de que pudiera darles más satisfacción de mí esta noche, caminé lo más rápido posible a través de la casa y por la puerta sin mirar atrás. Me metí en mi auto, K.C. se subió del lado del pasajero y Liam en la parte posterior.
Ni siquiera me había dado cuenta de que me habían seguido.
Estaba en la punta de mi lengua preguntar acerca de la reacción de Justin, pero luego me di cuenta de que no debía preocuparme. Al infierno con él.
Miré por la ventana, dejando que las lágrimas se secaran en mis mejillas.
Liam y K.C. estaban sentados en silencio, probablemente sin saber qué decir o hacer.
Acababa de golpear a Madoc. ¡Acababa de golpear a Madoc!
La novedad de mi acción era abrumadora, y dejé escapar una risa amarga. Eso sí que acababa de suceder.
Tomé una respiración profunda y la solté lentamente.
―¿Estás bien? ―K.C. me miró. Ella sabía que nunca había hecho algo así antes, pero me encantó la emoción del miedo y del poder que sentí. Infiernos, la última cosa que quería hacer era ir a casa ahora. Tal vez un tatuaje o algo más estaba en las cartas esta noche.
―En realidad, sí. ―Fue raro decir eso, pero era cierto. Limpiándome las lágrimas, miré a mi amiga―. Me siento bien. Puse la llave en el contacto, pero me detuve cuando Liam intervino.
―Sí, bien, no dejes que se te suba a la cabeza, ________. Tendrás que volver a la ciudad con el tiempo.
Sí. Tendría que hacerlo.

¡Muchísimas gracias! Son las mejores, de verdad.
Espero que les guste tanto como a mi.
Si les parece muy extenso el capítulo háganmelo saber.
¡GRACIAS GRACIAS GRACIAS!

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