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―¡Ugh! ―dejé escapar un gemido gutural en la oscuridad mientras miraba mi techo esa noche, que estaba iluminado por los faros delanteros de otra llegada en la casa de al lado.

Era después de la una de la mañana, y el bombardeo de sonidos de fiesta viniendo de al lado no cedían. La almohada llevada a mis oídos para ahogar los sonidos no había ayudado. Enviar un mensaje a K.C. para que enviara un mensaje a Liam para que enviara un mensaje a Justin no había ayudado.

Llamar a la policía y llenar una queja una hora atrás no había ayudado.

Si no era la música alta o la constante llegada y salida de autos potentes con sus lamentables sistemas exhaustos, entonces estaban los gritos o risas viniendo del patio de Justin. Me gusta la música fuerte, pero una fiesta en la mitad de la noche que estaba manteniendo a todo el vecindario despierto debería ser terminada.

Apartando las mantas, salí de la cama pisando fuerte y me paré ante las puertas francesas. Toda su casa estaba iluminada y desbordante de sonido y actividad. Algunas personas tropezaban alrededor del patio delantero, que estaba lleno de vasos de plástico rojos, y algunos estaban reunidos en el patio trasero fumando o disfrutando del jacuzzi.

¡Es un completo idiota! Mis manos estaban en mis caderas, apretando más fuerte de lo normal. ¿Qué clase de persona no tiene en consideración a nadie más? El cabrón egoísta viviendo a lado de mí, supongo. Tenía una vídeo llamada con mi papá en seis horas, y no iba a estar despierta toda la noche sólo porque él quisiera embriagarse y drogarse.

Al diablo. Me puse mis Chucks morados y mi sudadera con capucha negra y me dirigí escaleras abajo.

Abrí la puerta en la cocina dirigiéndome al garaje y fui a la banca de trabajo de mi papá, aún organizada como la dejamos. Tomando los grandes corta pernos del cajón inferior de la caja de herramientas, los maniobré arriba por mi manga derecha. Con mi mano libre, abrí otro cajón y tomé un candado de uno de los tres extras. Deslizándolos en el bolsillo frontal de mi sudadera, me dirigí fuera.

Rodeé la esquina de mi casa y caminé a la parte posterior, con mi corazón latiendo más rápido con cada paso. Encontrando el agujero que había hecho en el seto años atrás, moví el nuevo crecimiento a un lado y me deslicé a través. Al tomar hacia la derecha y continuar caminando, podía escuchar a los fiesteros en su patio trasero en el otro lado del seto. Estaba cerca de un metro y medio lejos de ellos, pero no había manera que pudieran verme.

El patio trasero de Justin, al igual que el mío, estaba recubierto por cercas a los lados y altos setos en la parte trasera. Cuando llegué a la cerca al otro lado de su casa, metí mi mano a través de la densa maleza de hojas. Traté de empujar las ramas a un lado tanto como era posible pero aún las ramitas como agujas rasgaron y picaron mis piernas al caminar a través. La fiesta era grande, y había montones de personas aquí.

Lo que iba hacer necesitaba suceder rápido.

Tomando varios vistazos en todas direcciones para asegurarme que hubiera llegado sin ser vista, troté al lado de la casa de Justin alrededor del interruptor. Había pasado suficiente tiempo en su casa de niña para ser capaz de encontrarlo en la oscuridad. Deslicé el corta pernos fuera de mi delgada manga y sujeté ambas manijas con toda mi fuerza en el candado del panel de seguridad. Tan pronto como puse el viejo candado en mi bolsillo, abrí la puerta del panel y comencé apagar los interruptores.

Traté de no registrar qué estaba pasando alrededor de la casa, la repentina pérdida de música y luz, y la cacofonía de ¿Qué demonios? viniendo de todas partes. Terminé de apagar los interruptores, tomé el nuevo candado de mi sudadera, y lo aseguré para cerrar el panel.

Justin no era estúpido. Una vez que se diera cuenta de que ninguna otra casa había perdido electricidad, estaría aquí revisando el interruptor. Así que salí de ahí. Rápido.

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