Resist 24

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Podía ver el dolor en sus ojos. ¿Qué le había sucedido a su hermano? Justin había creído que la vida con Katherine era mala, pero con su padre resulto ser un horror. Y tenía que tomar la decisión de abandonar el barco sin su hermano.
―¿Fuiste a la policía? ―le pregunté.
Negó.
―No al principio. No había manera que lidiara con eso. Pero cuando mi madre vio lo que me paso, me obligo a ir. Nunca les dije lo que me paso, pero les informe lo que pasaba con mi hermano. Ella insistió en tomar fotos por si acaso, sin embargo. La policía se llevó a mi hermano lejos de mi padre y lo puso en un hogar de acogida. Lo quería conmigo, pero el alcoholismo de mi madre no inspiraba ninguna confianza al estado.
―¿Has visto a tu padre desde entonces? ―Casi me atragante al usar la palabra "padre" para un hombre como ese.
―Lo vi hoy. ―Me sorprendió Justin―. Lo veo cada fin de semana.
―¡¿Qué?! ¿Por qué? ―Así que es ahí donde va, pero ¿cómo puede estar en la misma habitación que un monstruo como ese?
―Porque la vida es una perra, por eso. ―Me dio una amarga sonrisa y miró para otro lado―. El año pasado, después que te fuiste a Francia, me volví un poco loco. Bebí y me metí en muchas peleas. Madoc y yo anduvimos jodiendo por un tiempo. Odie que te fueras, pero también descubrí que Jax había sido transferido a otra casa de acogida después que la última familia lo había golpeado. Fue un mal momento.
Se levantó para ponerse junto a la ventana, y me di cuenta que estaba apretando los puños. No lloraba más. Estaba enojado.
―Así que le seguí la pista a su antiguo padre adoptivo y lo hice mierda. Realmente fue malo. ―Sus cejas se levantaron pero no hubo arrepentimiento en su tono―. Él estuvo en el hospital por una semana. El juez decidió que mis sentimientos eran comprensibles, pero mi reacción no. Pensó que sería justicia poética el condenarme a las visitas obligadas a mi padre en la cárcel, ya que todavía está ahí por abusar de mi hermano, así como por las drogas que la policía encontró en su casa. Parecía como que yo iba por el mismo camino, así que el juez ordeno las visitas de los fines de semana por un año.
―Así que es ahí a donde vas. A la cárcel de Stateville en Crest Hill. ―No era una pregunta, solo una aclaración. Recordé los recibos en su habitación.
―Si, todos los sábados. Sin embargo, hoy fue mi última visita.Asentí agradecida.―¿En dónde está tu hermano?La primera insinuación de una sonrisa se dibujó en los labios de Justin.
―Está en Weston. Sano y salvo con una buena familia. Lo visito todos los domingos. Pero mi mamá y yo estamos intentando obtener con el estado un acuerdo para que le permita vivir con nosotros. Ella ha estado sobria por un tiempo. Él tiene casi diecisiete años, no es como que fuera un niño pequeño.
Esto era mucho para asimilar. Estaba entusiasmada de que finalmente había confiado en mí. Había sido herido, lo que probablemente lo hizo sentirse abandonado por la gente que debió haberlo protegido. Pero todavía estaba perpleja por una cosa.
Me acerqué a él.
―¿Por qué no me lo dijiste en todos estos años? Podría haber estado ahí para ti. ―Me levanté de la cama, y caminé hacia él.
Se pasó una mano por el cabello y se alejó de mí para apoyarse en la baranda.
―Cuando finalmente volví a casa ese verano, fuiste mi primer pensamiento. Bueno, aparte de hacer todo lo que pudiera para ayudar a Jax. Tenía que verte. Mi madre se podía ir al infierno. Todo lo que quería eras tú. Te amaba. ―Agarró la baranda a su lado y su cuerpo se puso rígido―. Fui a tu casa, pero tu abuela me dijo que habías salido. Trató de hacer que me quedara. Creo que se dio cuenta que estaba mal. Pero corrí a buscarte, de todos modos. Después de un rato te encontré, en el estanque de peces en el parque. ―Levantó la mirada para encontrar la mía―. Y ahí estabas... con tu papá y mi mamá, jugando a la pequeña familia.
¿La pequeña familia?
―Justin... ―comencé.
―________, no hiciste nada malo. Ahora lo sé. Solo tienes que entender mi forma de pensar. Había estado en el infierno. Estaba débil y herido por el maltrato. Tenía hambre. Había sido traicionado por la gente que tenía que apoyarme: mi mamá nunca ayudaba cuando se necesitaba, mi papá hiriéndome a mí y a mi desvalido hermano. Y entonces te veo con nuestros padres, luciendo como la dulce y feliz familia. Cuando Jaxon y yo estábamos adoloridos y luchando para salir adelante cada día en una sola pieza, tuve que ver a la madre que nunca tuve. Tu papá te llevo de día de campo y te compró un helado mientras el mío me azotaba. Sentí que nadie me quería y que la vida continuaba sin mí. A nadie le importaba.
La madre de Justin había salido un par de veces con nosotros ese verano. Mi padre siempre trataba de ayudarla. Él amaba a Justin y sabía que Katherine era una buena persona en el fondo. Solo trataba de sacarla de la casa y mostrarle, de una manera humilde, lo que se estaba perdiendo con su propio hijo.
―Tú te convertiste en un objetivo, ________. Odiaba a mis padres, estaba preocupado por mi hermano, y estaba seguro que no podía confiar en nadie más que en mí mismo. Cuando te odiaba, me hacía sentir mejor. Muchísimo mejor. Incluso después de darme cuenta que nada era tu culpa, todavía no podía dejar de odiarte. Se sentía bien, porque no podía lastimar a quien quería hacerles daño.
Silenciosas lágrimas corrían por mi rostro, y Justin se acercó y tomó mis mejillas en sus manos.
―Perdóname ―susurró―. Sé que no debí hacerte eso. No me odies.
Negué.
―No te odio. Quiero decir estoy un poco molesta, sobre todo molesta por el tiempo perdido.
Envolvió los brazos alrededor de mi cintura y me atrajo.
―Dijiste que me amaste. Odio que perdiéramos eso ―dije tristemente.
Se agachó y me agarró de la parte posterior de mis muslos y me levantó. Me cortó la respiración y me aferré a su cuello. Su cuerpo cálido solo me dio ganas de acurrucarme junto a él. Envolví mis piernas alrededor de él mientras se dirigía a la cama y se sentó.
Puso una mano en mi cara y guió mis ojos a los suyos.
―Nunca lo perdimos. Por mucho que traté, nunca pude borrarte de mi corazón. Es por eso que era un imbécil y mantenía a los chicos lejos de ti. Siempre fuiste mía.
―¿Tú eres mío? ―le pregunté mientras limpiaba mis lágrimas.Me besó la comisura de la boca suavemente, y sentí el calor extenderse en mi
cuello.
―Siempre lo he sido ―susurró contra mi boca.
Envolví mis brazos alrededor de él, y me abrazó fuertemente mientras enterraba mi cara en su cuello. Mi cuerpo se relajó contra el suyo sabiendo sin dudarlo que por fin habíamos cruzado. Él no me haría daño de nuevo y sabía que lo necesitaba igual que al agua.
―¿Estás bien? ―preguntó. Siendo un poco tarde para una pregunta tonta, pero deseando saber su respuesta.
―¿En serio? ―respondí.
Y me encantaba eso de él. Había sido abandonado, abandonado e indefenso para proteger a su hermano. Mi vergüenza en sus manos parecía poca cosa comparada con esto. Pero también sabía que su trauma no era excusa para tratarme tan mal durante todos estos años.
―Lo estaré ―le prometí. Si él podía dar el paso de confiar en mí con todo esto, entonces podría tratar de seguir adelante, también.
―Te amo, _______.
Se acostó en la cama, y me quede junto a él, agarrándolo fuertemente. Nos quedamos así, abrazados, hasta que sentí el constante aumento y la caída de su pecho que me dijo que estaba dormido.


¡Por fin maratón! Yay.
Como siempre, muchísimas gracias por todo el apoyo, SON LAS MEJORES y no tienen idea de cómo las quiero. 💗


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