YELENA POV—Tengo la sensación de que mamá Nat podría aparecer esta noche —dice Kate, mirando por encima de mí desde el asiento del conductor.
Ella sale del estacionamiento de la escuela y se dirige hacia la ferretería. Conseguimos salir temprano y estoy agradecida porque esto me dará más tiempo para trabajar antes que sea necesario llegar a casa.
—Está bien. —Coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja.
Sabía que sus madres eran dueñas de la ferretería, pero no había pensado en conocerlos.—Se supone que hoy trabaja en el hospital, pero conociendo a mi madre no será capaz de dominar su curiosidad y va a aparecer esta noche para conocerte. — Me da una media sonrisa, como diciendo tú sabes cómo son las madres.
—Porque quiere conocer a la chica nueva en la ferretería o porque...
—Porque eres importante para mi —dice interrumpiéndome.
Le doy un vistazo de nuevo. Sus ojos azules están clavados en mí mientras estamos sentadas esperando en luz roja del semáforo.—¿ Como novio y novia? —pregunto.
Así es como se llama, ¿verdad? No he tenido un novio desde el cuarto grado, y sólo duró un receso y terminó porque le marqué mientras jugábamos pelota. Johnny haló una de mis trenzas y me llamó enana. Siempre había sido la más pequeña de mi curso, y me imaginé que eso significaba que habíamos terminado. Nunca más jugué pelota después de eso. Kate estira el brazo, toma mi mano y la coloca en su regazo.
—Como quieras llamarlo, bebé.
—Te gusta llamarme así. —Kate traza pequeños círculos en mi muñeca con su pulgar mientras avanza cuando la luz cambia a verde.
—¿No te gusta?
—Me gusta.
—Bueno, porque no creo que pueda parar. Es algo que solo me ocurre contigo.
—Eres tan dulce conmigo. —La volteo a ver de nuevo, no puedo parar de hacerlo. Siempre estoy mirando cualquier cosa menos a la gente, con la esperanza de que no me noten, pero no con ella. Me encanta cuando me ve.
Un pequeño rubor golpea sus mejillas, y eso me hace sonreír. He estado haciéndolo todo el día con ella. No puedo recordar la última vez que sonreí tanto. Apuesto a que mi cara va a doler mañana. Ella no luce como alguien a quien llamarías dulce, pero lo es. Tampoco se ve como alguien que se ruborice.
—Otra cosa que también parece suceder a tu alrededor.
—Conozco esa sensación. No me gusta mucho hablar con la gente, y aquí estoy. Apenas te conozco y estoy en tu auto charlando.
—Continua. Quiero saber más acerca de ti.
Me encojo de hombros. Realmente no quiero hablar de mí. Prefiero hablar sobre el momento, o tal vez del futuro, pero sé que voy a tener que darle algo.
—Sólo somos mi padre y yo. Me mudé aquí desde San Petersburgo.—¿Brentwood? Es muy lejos.
—Sí. —No le digo que apenas viví allí. Que antes de Brentwood estuvo Greenville, Clinton, Franklin, y mi ciudad natal, San Petersburgo. Podría haber olvidado alguna. ¿Quién sabe? Todo se confunde en un lío que realmente no quiero tratar de aclarar. Quiero olvidar.
—¿Tu mamá? —Él aprieta mi mano cuando le doy una mirada triste—. ¿La perdiste cuando te hiciste esa cicatriz?
Todo mi cuerpo se congela, y trato de retirar mi mano de la suya, pero ella no me deja hacerlo. Nos detenemos en el estacionamiento y apaga el motor.
—Lo siento. Lo siento si fui muy brusca, pero no tienes que decírmelo.
No dice todavía, pero lo da a entender. No quiero hablar de ello. Quiero fingir que nunca sucedió. Quiero que todo desaparezca. Suelto el cinturón de seguridad, me inclino hacia adelante, y presiono mis labios contra los suyos. Como cada vez que nos besamos, todo lo demás se desvanece y estoy de vuelta en mi lugar seguro mientras su boca se mueve contra la mía. Desliza su mano en mi cabello mientras profundiza el beso. Empujo, con ganas de más mientras nuestras lenguas se tocan suavemente.
—Bebé, tienes que parar.
Me quejo y continúo. Dios, esto se siente tan bien. Es lo mejor que he sentido en mi vida. Muevo mis caderas, y es cuando me doy cuenta de que de alguna manera me he arrastrado a su regazo.
—Yelena. —Kate dice mi nombre, y casi suena doloroso.
Abro los ojos y miro a los suyos. Está respirando pesadamente y su rostro está serio, como si estuviera enojada. Trato de retroceder, no me gusta la seriedad de su rostro, pero no hay ningún lugar a donde ir. Estoy atrapada entre ella y el volante, y estoy bastante segura de que para empezar, soy yo quien nos puso en esta posición.
—Lo siento —suelto.
No sé qué me ha pasado. Quería estar tan cerca de ella como pudiera. Estaba desesperada por olvidar el pasado y sólo pensar en ella, de regreso a nuestra pequeña burbuja que él forma para nosotros.
—No vuelvas a disculparte por besarme, cariño.
—Te ves enojada —le digo.
—No estoy enojada, nena. —Da una respiración profunda, tratando de controlar su respiración—. Créeme. Estoy cualquier cosa menos enojada. Estoy tratando de controlarme, y eso es difícil de hacer contigo moviéndote encima de mí.
Mis ojos se abren mientras mi boca se abre un poco. Siento su dureza contra mi culo, y me sonrojo aún más. Puedo decir por el bulto en el que estoy sentada debía gustarle bastante cuando nos besamos, pero por alguna razón ella quiere que me detenga. No quiero parar. Quiero que ella vuelva a decir mi nombre con esa voz ronca suya.
—No quisiera nada más que acostarme y dejar que te muevas sobre mí todo el tiempo que quieras, pero no en un estacionamiento donde todos nos pueden ver. No específicamente en un estacionamiento a unos metros de mama Wanda.
En mi boca se forma una pequeña O, porque se me olvidó donde estamos. Miro alrededor y veo que estamos en el estacionamiento de la ferretería, y es entonces cuando veo a una pareja de parada junto a la entrada.
Las dos nos están mirando.
—Oh, Dios mío. —Dejo caer mi cara en su cuello, deseando que me trague la tierra.
Acabo de besarme con Kate justo en frente de sus madres.

ESTÁS LEYENDO
PROTECTIVE ; katelena g!p
FanfictionLa vida de Yelena en su casa es un infierno secreto que no quiere compartir con nadie, y está tratando de encontrar una salida. Pero todo cambia cuando Kate le dice hola en su primer día de escuela. Kate g!p x yelena