XVIII. Cálida compañía.

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El día que MinJeong fue herida parecía una pesadilla de nunca acabar. A veces, cuando cerraba los ojos, era capaz de escuchar los gritos, golpes y amenazas mientras su mente recreaba el instante exacto en el que apartó la mirada de su pequeña hermanita y vio a Lalisa asesinar a dos hombres sin remordimiento alguno.

Jennie abrió los ojos.

Terminó sentada sobre la cama y a mitad de la oscuridad pudo diferenciar la silueta de su hermana que dormía plácidamente. No era la primera vez que soñaba con todo lo ocurrido, y tampoco era la primera vez que se preguntaba si era buena idea inmiscuirse en temas que obviamente no tenían nada que ver con ella.

Estaba apoyando a una chica de la cual sabía muy poco pero que tenía relaciones directas con seres que superaban por mucho a los seres humanos comunes.

Y al parecer... a su corazón no le importaba.

Cada vez que estaban cerca Jennie olvidaba que Lisa había asesinado a dos hombres frente a ella, olvidaba que tal vez se estaba metiendo en grandes problemas, olvidaba todo lo malo y se concentraba en ese rostro tan sereno, en esa tímida sonrisa y suave voz que lograban arrebatarle el aliento. A diferencia de lo que creyó los primeros días, no se sintió amenazada en ningún momento por la tailandesa, por el contrario, se sentía segura y protegida a su lado, sentía que nadie podría tocarla a ella ni a sus hermanas si Lisa se encontraba presente.

—¿No es raro? Al parecer tú descubriste que hay algo aquí.

La voz de la alta pelinegra resonó en su cabeza y todas sus inseguridades se disiparon.

Quiera o no, confiaba en ella.

Sin embargo, los últimos días no había sido capaz de verla. Tuvo suerte de cruzarse con JiSoo en uno de los pasillos de la universidad y así preguntar por Lisa, pero la respuesta que obtuvo no fue la mejor.

No deseaba presionar a la tailandesa a hablar y contarle lo que había sucedido, tampoco esperaba que ella la visitara en busca de consuelo. Si por la mayor fuera se quedaría encerrada en su habitación, aislada de todo y todos mientras pensaba en una posible solución.

Y eso, precisamente, era lo que Jennie quería evitar. Deseaba hacerle saber que no estaba sola y que todo se solucionaría pronto.

Esa tarde -después de pensárselo el resto de la noche y toda la mañana- se armó de valor y se apareció frente a la casa de JiSoo con un pastel entre sus manos que MinJeong le había ayudado a preparar. Era simple pero con todo el cariño posible.

•••

La casa parecía ser más grande y el silencio había reinado en ella desde que los dos más parlanchines y entusiastas habían desparecido de la vida de las chicas. Estaba ChaeYoung y su indiscutible talento para animar el ambiente, su risa contagiosa junto a las actividades diarias que había creado para divertirse cada tarde le hacía falta tanto a Lisa como a JiSoo. Por otro lado estaba DongHae, el varón se había encargado de hacerlas sentir siempre protegidas y bienvenidas. La pelinegra era la más afectada -no cabía duda-, le habían arrebatado a sus dos padres y no estaba dispuesta a dejarlos. Ella lucharía lo necesario para liberarlos.

Debía volverse una persona fuerte, capaz de enfrentar a quien sea sin poner en riesgo su propia vida, porque aquello era otra preocupación constante, había comprobado algo fundamental: no es inmortal. Lo que quería decir que no podía moverse de aquí para allá asumiendo que estaría a salvo de la muerte.

Necesitaba poner las cosas en claro y encontrar las piezas faltantes de su rompecabezas para así poder entender todo lo que sucedía a su alrededor.

Primero era su padre y sus razones para querer atacar al Olimpo. Había deducido que su madre tenía mucho que ver, pero sentía que había algo más, algo que tanto Ares como Chronos deseaban que se diera cuenta por sí misma.

Olympus ━━ JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora