CAPÍTULO 8

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El sol apenas había salido esa mañana, era sábado y la mayoría de las personas no despertarían hasta las nueve o diez de la mañana.

Ese no era el caso de Draco. Quien, renegando y quejándose por levantarse tan temprano, caminaba por los pasillos del hotel junto a Astoria. Gustosamente se hubiera quedado enredado en la cómoda cama si no hubiera sido por la castaña, quien preparó todo un día de diversión.

- Reserve un lugar para todo un día de aventuras – contaba emocionada –. Caminaremos por la selva, remaremos en el rio, y nadaremos en las cataratas.

- Espero que nademos desnudos – sonrió coqueto.

- Sólo nadaremos – la voz de Harry se hizo escuchar. Molesto por levantarse tan temprano un sábado; incluso sus hijos acostumbraban dormir hasta tarde este día.

- Yo concuerdo con la idea de Draco – opinó Blaise y miro a Harry sonriendo, adoptando su faceta de pareja –. Sería interesante verte, Peter.

- ¿La pesadilla de la familia nos acompaña para... convivir? – preguntó mirando a Astoria, quien asintió con una sonrisa avergonzada – Que gran idea.

Los seis emprendieron la caminata por la selva, siguiendo a Astoria quien los guiaría al lugar donde encontrarían los kayaks para nadar en el rio. Fueron treinta y cinco minutos de caminata, golpeando ramas y hojas grandes, cuando el camino se volvió más fácil de transitar.

- ¿Por aquí viven los Avatares azules? – preguntó la pequeña Lily, observando curiosa todo a su alrededor.

- Los avatares y también cerdos negros – Draco apunto al pequeño cerdo que se asomaba entre los arbustos.

- Que tierno – opino Astoria.

Pero el cerdo dio un chillido y comenzó a correr hacia ellos, quienes velozmente huyeron en dirección contraria.

- Te llevaras bien con él – dijo Draco apresuradamente, empujando a Blaise hacia el cerdo, provocando que cayese, y dejándolo atrás.

Luego de ellos, y más de una hora caminando, cruzando y escalando en la selva, por fin dieron con los kayaks. Fue un pequeño y agradable paseo por el río, pero para desgracia de todos, tuvieron que seguir el camino a pie hasta llegar a las cataratas.

Donde la brisa era fresca y el sonido del agua era agradable.

Draco bajó a Lily de sus hombros, donde se había subido unos metros atrás alegando estar cansada y haciendo ojitos de cachorrito a su padre falso, quien no dudo en aceptar.

Astoria fue la primera en quedar en traje de baño y lanzarse a las refrescantes aguas.

- Es muy bonita, Draco – opino Harry y le sonrió –. Son una linda pareja.

- Si – concordó el rubio y miro a su hijo falso –. Oye, futuro Daniel Radcliffe, ¿No quieres saltar al agua y gritar "amo a papá"? ¿Y tú pequeña?

James dejo de lado su mochila y corrió directo al agua, él no necesitaba invitación para hacerlo, gritando la frase solicitada. Entre tanto, luego de la bala de cañón de su hermano, la pequeña Lily se acercó a su padre y le murmuró algo.

- Está bien, cariño – dijo Harry con ese tono suave que siempre utilizaba con sus hijos.

- ¿Qué ocurre? – preguntó curioso.

- No sé nadar – admitió en voz baja la niña.

- ¿No sabes nadar? ¿E incluso así me hiciste gastar mi dinero para nadar con delfines? – preguntó molesto Draco. Harry lo miro mal y él suspiro, volviendo a ver a la niña – ¿Nunca nadie te enseño?

- Papá debía hacerlo, pero está muy ocupado – respondió agachando la mirada a sus pies.

Draco miro a Harry, y este formuló con los labios sin emitir un sonido "Tom".

- Si, ocupado siendo un idiota – dijo Draco molesto.

- Ahora papá va ir a nadar – dijo Harry a su hija –, ¿Te puedes quedar un rato con tu padre falso?

La pequeña niña asintió y Harry se acercó al agua quitándose la camisa.

- ¿Enserio lo harás? – preguntó Draco – ¿No quieres una gorra de baño?

Harry lo ignoró y se quedó con su bañador. Inconscientemente, Draco recorrió la anatomía de Harry con la vista; había salido y acostado con muchos hombres, pero, que le cayera un rayo si mentía, ninguno se comparaba con Harry.

- Debo comenzar a subir las escaleras – dijo inconscientemente.

- Te mintió en eso – dijo orgullosa la niña, viendo cómo su padre se lanzaba en una bala de cañón al igual que su hermano –. Va al gimnasio tres veces a la semana, y come bien, no cómo tú.

- Si su comida favorita son las papas fritas bañadas en queso con tocino – discutió Draco.

- Y se lo permite de vez en cuando – admitió ella con una sonrisa –, eso no significa que lo come todos los días.

- Le voy a pedir una cita – dijo Blaise, Draco por poco se olvida de su presencia. El moreno se dirigió a la niña – ¿Concejos?

- Estuviste intentando que salga en una cita contigo durante semanas – burló Draco mientras la niña inspeccionaba al moreno –, no acepará ahora.

- Descuida – le dio una sonrisa que no le agrado –. Una vez pases más tiempo con tu novia, Harry se verá más dispuesto a aceptarme.

- ¿Qué quieres decir? – indagó, pero Blaise sólo le sonrió y se despojó de su ropa para tirarse al agua.

La tarde siguió entre risas y burlas, y Draco noto que Blaise aprovechaba cada oportunidad para hacer reír a Harry y estar cerca de él. No quería desearle el mal a su amigo, pero sabía que hasta Cedric Diggory tenía más oportunidad con Harry que él, aunque ninguno de los dos le convenia a su amigo azabache.

Al llegar al hotel, Astoria propuso que ellos se quedaran con los niños por esa noche, alegando que "Peter" los había tenido la noche anterior y que él y Blaise querrían tiempo a solas; la idea le encantó a Blaise y molestó a Draco.

Luego de pasar por su habitación a cambiarse, Harry llevo a los niños a la suite de Draco y Astoria.

- Si necesitas algo, cualquier cosa, sólo llámame – dijo Harry a Draco en cuanto Astoria se alejó con los niños –. Estaré pegado el teléfono.

- Tranquilo, puedo hacer esto, todo saldrá bien – prometió –. Tú aprovecha para ver una película o salir por ahí, disfruta de la noche.

- Ahora que lo mencionas, Blaise me pidió salir a cenar – dijo al aire, como si fuera un dato cualquiera.

- ¿Y aceptaste? – preguntó extrañado y Harry se encogió de hombros, quitándole importancia – Pensé que después de lo de Tom no querrías saber más de citas.

- Me separé de Tom hace un año y medio – Harry suspiro –, y no puedo cerrarme a la posibilidad de un nuevo romance.

- ¿Con Blaise? – preguntó con una mueca y Harry sonrió.

- ¿Prefieres a Cedric? – burló él, pero Draco no sonrió – Bueno, me voy, cuida bien a mis hijos.

Cerró la puerta sin dejar que Draco pueda decir algo más. Debía admitir que su habitación se sentía vacía sin sus hijos, y por desgracia tendría que compartirla con Blaise.

Blaise era un buen amigo, con el paso de los años llego a verlo así, pero era demasiado coqueto; por más que sabía que jamás podrían sentir algo más que amistad uno por otro. Pero eso no evitó que aceptara tomar una copa con él esa noche, y así ambos ahogaron sus penas en alcohol.

Un Esposo de MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora