◈▫ Capítulo 10 ▫◈

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Año 1700 d. C.

El camino era pedregoso y muy desnivelado, ambos teníamos que caminar con cuidado de no caer y siempre entre las sombras evitando que ojos curiosos nos observaran. Habíamos llegado a lo que entonces era España hace dos meses, intentando salvar vidas del nuevo problema que parecía ser la devastación de la humanidad y al mismo tiempo escapar de la guerra que amenazaba con explotar e inundar la tierra en sangre nuevamente.

Habíamos intentado evitarla, pero no podíamos arriesgarnos demasiado en aquel año terrible para todos, la peste había dejado de ser un problema hace pocos años, pero aún se guardaba cierto rencor ante mi pueblo por su surgimiento y se buscaba una venganza injustificada, pero ese no era el nuevo problema al que nos enfrentábamos.

Pocos años después de que la muerte nos rechazara de su lecho, el catolicismo había fundado lo que parecía ser una nueva peste y ahora seguía causando la muerte de miles de inocentes, en nuestro camino intentábamos salvar a cuantos podíamos, pero siempre debíamos tener cuidado de no caer en sus garras, los castigos y las torturas eran terribles y, si veían que la muerte nos negaba, sin duda seríamos acusados de brujería y de pactar con el demonio.

Se llamaban así mismos el tribunal del santo oficio de la Inquisición y portaban el logo de una cruz y una espada rodeados de un círculo con un escrito en latín, pero su trabajo está lejos de ser el de un tribunal o algo relacionado con la justicia, mataban en cantidades alarmantes a todos aquellos que consideraran remotamente sospechosos de herejía o de pecar contra su Dios, nadie estaba a salvo en aquellos terribles tiempos.

Hace dos días pudimos salvar a una madre y su hija que habían sido acusadas, la mayor de brujería y la menor de ser carne del demonio, cargos absurdos y falsos que fueron puestos por el padre de la pequeña que solo quería reacer su vida lejos de ambas, pudimos salvarlas, pero no pudimos quedarnos con ellas y en esa batalla matamos a no menos de 16 hombres y fallamos en salvar a otras 10 personas que murieron en el combate. No podía ver aquella lucha como un triunfo y el recuerdo de aquellos cuerpos tendidos en la tierra me atormentaba en mis pesadillas.

De la nada mis pensamientos se ven interrumpidos por la mano de Blake contra mi pecho impidiendo que continúe avanzando, lo miro buscando respuestas, pero su mirada está centrada en un objetivo en concreto al cual observa con ira, al seguir su mirada entiendo su emoción.

Justo frente a nosotros se lleva a cabo una ejecución pública. En un podio se encontraban un hombre y una mujer, ambos sentados en sillas de madera con un trozo de hierro aprisionando su garganta, con las manos atadas al frente y con alambres de púas manteniéndolos sujetos por la cintura a aquellas sillas mientras un hombre detrás de ellos giraba una rueda que llevaba un mecanismo que hacía que el hierro en la garganta se ajustara cada vez más a cada vuelta.

Intente correr hacia aquel lugar para liberar a aquellas personas de esa vil tortura, pero Blake nos empujó a ambos detrás de un árbol grueso deteniendo mi intento de salvar a aquellas pobres personas de aquel destino tan miserable.

-Debemos ayudarlos- digo entre susurros, estamos algo lejos del grupo, pero no lo suficiente para no escuchar los aplausos y exclamaciones de aprobación que aquellas personas daban ante tal demostración de crueldad e inhumanidad

-No podemos, son demasiado y algunos tienen armas- volví a mirar al grupo y en efecto eran al menos unas 50 personas contando a los niños, pero en cuanto a sus armas, estas no eran más que herramientas para tierra, no alcance a ver ni una sola arma de fuego o espada entre aquellas personas, a diferencia de nosotros que contábamos con un par de espadas.

-Tenemos que salvarlos, no podemos dejarlos morir sin hacer nada...

-No te lo permitiré- interrumpió Blake y al escuchar sus palabras estaba listo para gritarle por cobardía, pero al ver en sus ojos el miedo y la determinación, las palabras se atascaron en mi garganta a lo que él continúo hablando - además, ya están muertos, mira sus rostros, murieron de estrangulación o por el cuello roto, lo que queda es solo aquella asquerosa ceremonia que hacen para justificar ser unas bestias estúpidas sin sentido frente a otras estúpidas bestias

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