05 [¿Quién es el padre?]

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—¿Qué esperas? Muévete— padre truena sus dedos, lo miro incrédula.

—¿Me dejarán ir con un chico de mi edad?— no podía creerlo, menos sabiendo lo estrictos que son.

—Nosotros no podemos cuidarte, trabajamos todo el día y necesitas que alguien cuide de los dos.

Intento replicar que no llevo a nadie, pero padre me mira amenazante y con eso basta para que ya no diga nada. Miro a cada miembro de mi familia y sonriendo triste salgo de la cocina empujando al imbécil de Mat.

—Que agresiva.

—Que cobarde— se la regrese, no espero algo más y subo las escaleras.

Deon tiene muchas explicaciones que darme y la primera será de quién carajos era esa prueba de embarazo que decía positivo. Meto mi ropa como caiga en un bolso grande negro, algunos de mis portarretratos con Peter, mis libros favoritos y varias cosas importantes.

Si me voy a ir no quiero nada que venga de él, soy independiente. Gano mi propio dinero en la pizzería trabajando en vacaciones, dinero que por el momento me sobra.

—¿Lista?— lo miro de reojo, de no ser porque Mat, está con él, juro que lo golpearía de nuevo en su nariz.

—Ya, tú te lo llevas— cierro el bolso y lo señalo, pone mala cara y fingiendo una sonrisa, lo toma saliendo de mi habitación, miro decepción en la cara de mi hermano mayor.

—Deja de verme así, te juro que no estoy embarazada.

—¿Entonces por qué te vas?— cruzó sus brazos y se recargó en el marco de la puerta.

—Porque de todos modos no me creen y jamás están aquí, los miro rara vez en casa Mat, lo sabes muy bien.

—Lo siento pequeña, ojalá las cosas fueran diferente— su usual mueca de cachorrito hambriento aparece, pongo mis ojos en blanco cuando abre sus brazos queriendo un abrazo.

—No, ni en sueños.

—Anda, uno rápido— pide y niego moviendo mi cabeza.

—No.

—Sí, ven— alargó la palabra, bufo y me acerco a abrazarlo— Cuídate y por favor si no estás embarazada no lo llegues a estar.

—Tengo 17 años, no quiero hijos, me falta mucho por vivir.

—Bien, te amo, intentaré hacerlos cambiar de opinión en cuanto a esta decisión.

Besa mi frente, sonrío y me separo. Bajamos juntos e ignoro a mis padres que solo expresan su rechazo hacia mi persona y salgo de casa.

No volteo, no me despido por última vez, Deon entiende y arranca sin más.

Abrocho el cinturón y me recargo en la ventanilla de su auto deportivo, sé que si el silencio se llega a romper por alguna razón, nada resultará bien. Tengo ira acumulada por su culpa y quiero descargarla.

El camino se me hace lento, solamente una vez estuve en su auto que cambia conforme lo hace de familia, pero sí conozco de memoria el camino a su casa y por estos rumbos no es.

Frunzo mi ceño cuando estaciona detrás de un edificio, que por juzgar la fachada es para gente rica.

¿Qué carajo hacemos aquí?

—Baja.

—¿Dónde estamos?— espeto dudosa.

—En tu nuevo hogar.

Intento llevarle la contraria, pero sale del carro azotando la puerta y me quedo con las palabras en la boca, por no sé cuántas veces más. Salgo de la misma manera, cierro con fuerza y me abrazo reconfortando el frío de la noche. Vengo en pijama y pantuflas, ojalá y se le caiga la puerta.

A LA FUERZA ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora