20 [Drogas]

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Grace Pov's

—Eres un cerdo.

—Gracias.

—Mentiste, dijiste que no estabas casado ni tenías hijos.

Lo apunto con la cuchara y este solo sonríe.

—No estoy casado— hace una pausa— aún, y estoy cien por ciento seguro que ese hijo mío no es.

Ruedo los ojos, que poco hombre.

—Está igualito a ti, ridículo.

—Cállate, Grace.

Estoy harta de todo.

—Oblígame— lo reto, su mirada fría conecta con la mía.

—¿Quieres que lo haga? ¿Por las buenas o por las malas?— se levanta corriendo la silla hacia atrás ruidosamente.

Alzo ambas cejas indiferente, mientras él aprieta sus puños y gruñe como perro, tal cual. Sonrío victoriosa al escuchar una risa aguda, vemos por el marco que da la entrada al comedor a un niño rubio y feliz.

—Aquí en la mesa no se juega, Ariel, silencio.

También entra Cecilia, que hasta este momento no sé qué es de Russell, se sienta frente a mí y al niño lo pone de su lado izquierdo.

—Buen día, ¿Cómo amanecieron?

—Bien, hasta que Grace tuvo que arruinarme el día porque no se calla la puta boca— alza su tenedor amenazante, me siento recta y alzo la cara.

—Malas palabras frente a Ariel no, por favor.

—Ay, tú también cállate, Ceci, algún día andará a mi lado con una bonita arma en su mano.

—Te equivocas, padre, no lo quiere en tu mundo asqueroso. Di que todavía nos deja venir a visitarte para que no te sientas tan solo.

Uh, le están sacando sus trapitos.

—Ariel es hombre, no una mujer débil y pasiva— quiero reírme fuerte, me tapo la boca con comida antes de hacerlo— Y como mi hermano menor me toca educarlo, ya que nuestros padres no pueden.

Ya, los tres son hermanos. Por eso tan parecidos, rubios y ojos azules, vaya genes.

—Lo voy a educar yo junto con Jace, somos una pareja estable tanto en dinero como mental.

—¿Qué tratas de decir?

Alguien que me pase unas palomitas, esto se está poniendo bueno.

—¿Ayer cómo te encontré? Lleno de sangre y sonriendo. No es normal ni un ambiente adecuado para un niño de cinco años.

—Es mi casa, por ende, se hace lo que yo diga y punto— deja caer su puño a la mesa haciéndonos respingar a ambas y que Ariel soltara risitas— ¿Ves? Le gusta lo escandaloso.

—Es un niño pequeño, obvio que le gusta.

—Tú te irías esta tarde y me dejarás a Ariel aquí con nosotros— ahora soy notada, nosotros dice— Tu esposo te espera con un regalo.

—¿Qué hiciste?— se levanta asustada, Russ sonríe en grande y esta se va corriendo.

Trae puestos tacones, corre de una manera chistosa.

Todo se quedó tranquilo, termino de comer y mi contrario también. Ya solo faltaba Ariel, que lo estaba haciendo lento y movía sus manitas junto con la cabeza mientras devoraba sus panqueques.

—¡Russell Hart!

Oh Dios mío, está mega hiper ultra enojada.

El nombrado se levanta y se la lleva a jalones, por lo que alcanzo a ver van para el despacho.

A LA FUERZA ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora