19 [Para él no vales nada]

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Grace Pov's

Me resistí a que me quitaran a Violet de los brazos, ahora mi mejilla derecha hormiguea, mi labio inferior está partido, tengo un chorreadero de sangre en el piso que sale por mi nariz y para la cereza del pastel... el frío metal de una arma sin seguro con un dedo en el gatillo justo apuntando a mi cabeza.

Estoy sentada en el piso, medio desnuda en alguna habitación en el segundo piso, apretando el puente de mi nariz para que deje de salir sangre con la cabeza gacha y escuchando disparos.

Sin poder hacer nada.

De un momento a otro todo está en calma hasta que se oyen otro disparo, la puerta se abre y levanto la cabeza para ver a Russell, lleno de sangre en la cara, está sonriendo el psicópata.

—Alguien quiere verte.

Mi mente grita Deon.

Como puedo me levanto e intento salir, pero se mete impidiéndome el paso, me pasa una camisa por la cara y giro la cabeza apartando su toque.

—Sigue portándote mal y quedarás hecha mierda.

—Tú me convertiste en eso, no te preocupes.

Ríe, da un beso en mis labios y con la misma camisa que me limpio me ordena que levante los brazos para ponérmela. No digo nada al respecto, prefiero traer una camisa llena de sangre a estar en ropa interior a la vista de hombres que no conozco.

—Vamos— digo y alza una de sus cejas.

—¿A dónde?— me desespero y ríe— No tienes nada que te interese ahí abajo, solo hay sangre y muerte.

—¿Qué hiciste Russell? ¿Dónde está la bebé?

—¿De verdad quieres saberlo?— no puedo creer que esto le cause gracia, es un monstruo.

—Dijiste que alguien vino, Deon vino, ¿Dónde está? ¿Lo mataste?

—Debí hacerlo— los celos se hacen presente en él, se acerca invadiendo mi espacio personal— Es la última vez que mencionas a ese hombre o cualquier otro en mi presencia. ¿Sabes dónde está Deon? Ya debe de estar lejos, muy lejos con su hija— pienso lo peor y empiezo a llorar— El muy Imbécil pensaba que podía ganarme, ja, iluso, ¿Pero sabes qué? Ni importa eso, aquí lo importante es que para él no vales nada...

—¿Qué?

—Deja el lloriqueo por él, Deon se fue, solo vino por su hija y se marchó, tan rápido como la obtuvo se largó.

Lo miro negando, Deon no me dejaría. Él no me dejaría, él lucharía por nosotras ¿Verdad?

—Eso no es cierto, me estás mintiendo.

—¡Ay por Dios! ¿Qué me va a interesar a mí mentir sobre eso? Yo feliz de que se haya llevado a su bastarda llorona, porque ya sé que no es tu hija, que su madre es una puta que vive de fiesta en fiesta y que le dejó la niña a Deon, dime mi amor, ¿Aprendiste algo siendo madrastra?

Desvió la mirada y empiezo a temblar.

—¿Qué? ¿Te duele la verdad?

—Vete a la mierda.

—¿Qué dijiste? Repítelo.

Abro los ojos, me incorporo notando mis piernas bañadas en sangre y lo apunto enojada.

—¡Vete a la mierda, cabrón!

—¿Ah sí? Bien, te doy más sufrimiento.

Saca el arma quitándole el seguro, no me moví, mantuve la cabeza en alto.

—Anda, dispárame.

Se acerca y me empuja, pasa una pierna del otro lado de mi cuerpo y me encierra entre las suyas para después inclinarse y poner el arma en mi frente.

—Últimas palabras, amor.

—Te espero en el infierno.

—Ay, qué romántica.

Ríe, cierro los ojos aceptando mi muerte. Es mejor irme a luchar por vivir, las personas que amaba se han ido y aquí solo voy a sufrir.

Un azote fuerte en la puerta principal se escucha, abro los ojos lentamente y Russell me guiña el ojo enseñándome su dentadura blanca.

—¿Creíste que iba a matarte? Sé que eso quieres y no te daré la satisfacción.

Se levanta, golpeo el piso con ambos puños y gritos de mujer empiezan a escucharse.

—¡¿Qué es esto, Russ?! ¡Te dije que hoy venía!

Baja y yo aprovecho para ir tras él.

—Me tomaron por sorpresa, ya sabes cómo es este mundo.

Tomo asiento, una chica alta en tacones y un vestido entallado a su escultural cuerpo tapa los ojos de un niño ante el desastre que hay.

—Deja de gritarme o encierro Ariel en el sótano.

Amenaza a la mujer, esta cierra la boca y abraza al niño. Russell sonríe, se agacha tomando al niño en brazos y lo lleva escalera arriba.

La chica nota mi presencia, me ve con asco y se toquetea su cabello bien peinado.

—¿Quién eres y por qué sigues con vida?

—Le preguntas a la persona equivocada.

—Levántate de ahí, estas llena de sangre.

Resoplo y con la ayuda de una pared logro ponerme de pie. Oigo pisadas, miro a las escaleras y varios hombres bajan.

—Entra a ducharte, yo te traigo ropa.

Sin ánimos de querer dar la contra, camino al baño, cierro sin seguro y despojo mi cuerpo de la ropa sucia, todo tiene sangre, así que no dudó en echarlo al bote de basura, me introduzco a la ducha y con el agua hasta el punto más potente. Me dejo caer al piso abrazando mis piernas.

Dolor, es lo único que siento. Un dolor asfixiante y odio al hombre que lo causó.

A LA FUERZA ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora