Cómo abejas a la miel ...

4.6K 333 18
                                    

Si le preguntas a Lena cuál es la diferencia entre Metrópolis y National City, ella diría que a primera instancia no hay ninguna pues ambas ciudades eran grandes, modernas y con una población variada entonces ¿Porque la gente prefiere Metrópolis?

Simple, Metrópolis era resguardado por Superman, un gran alfa que se encargaba de los malhechores, mientras que Nacional City tenía a una joven e impulsiva alfa.

— Samanta se encargará de la sucursal de Metrópolis — Lena hablaba por teléfono con Lex, su hermano y casualmente amigo de Superman.

— Sabes que no tienes que irte Lena, yo puedo ayudarte, puedo pedirle a ... —

Lena no lo dejo terminar, si bien quería a su hermano, no podía seguir al cuidado de él, no después de lo que pasó, necesitaba su espacio.

— Está bien Lex, Nacional City no está tan lejos, puedes venir a visitarme cuando quieras.

— Si pero ¿Qué pasa si estás en problemas y no estoy ahí para cuidarte? No me lo perdonaría — Lex intenta que Lena recapacite sobre su decisión, pero parece que la pelinegra esta más que segura.

— Puedo defenderme Lex — exclamó molesta

— Claro que puedes, pero ... —

— Lo siento Lex, tengo que cortar— no quería lidiar con eso ahora, así que corto la llamada de su hermano y lanzo el teléfono lejos.

Sentada en una cama en la cual no se sentía a gusto, en una habitación que parecía y se hacía más pequeña, Lena de sentía más sola que nunca.

Gateo hasta el medio de la cama y se acurrucó, la cama olía a nuevo, y el olor no hacía más que alterar a Lena, su omega se encontraba frágil y necesitada, y estar en un lugar el cual no tenía su olor no hacía más que empeorarlo.

Inconscientemente tocó su estómago, un par de lágrimas salieron, esto era su culpa y era momento de afrontarlo.

...

Kara se encontraba por la décima hamburguesa, ¡Cómo amaba esa comida terrícola! Hacía que su boca explote de sabores y que su alfa este tranquilo.

— Si sigues comiendo así te ahogaras— Alex no puedo evitar comentar.

Kara engulló el último bocado y hablo

— Por supuesto que no, soy una Kryptoniana una raza superior, el ahogarse es solo para los terrícolas — explico con una mueca de suficiencia.

Alex no pudo más que rodar los ojos, hace ya un tiempo que trabajaba con Kara y en ese tiempo le tocó escuchar cada comentario, con el pasar del tiempo la rubia se fue adaptado, pero aún quedaban viejas costumbres.

— Mejor sigue comiendo—

Kara estuvo por replicar cuando escucho el sonido de una sirena a lo lejos.

No dudo en emprender vuelo y dejar a Alex.

Volar para Kara era lo mejor, se sentía viva y libre, no es que no fuera ninguna de las anteriores, pero desde que llegó al planeta Tierra todo se trata de control, controlar sus instintos, contralor sus poderes, controlar sus palabras, Kara odiaba eso, extrañaba Kripton, ahí nadie la contradecía (excepto talvez sus padres o los reyes) lo más importante, ahí tenía un futuro.

Está por llegar al lugar del crimen cuando su desarrollado olfato capta algo... Feromonas.

Las cadenas que me atan a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora