Un mal sueño ...

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Kara no puede evitar desviarse hacia el gran ventanal desde donde capta el curioso aroma.

Con cuidado de no ser vista voló lo más cerca que pudo, su olfato captó un olor agrio que hizo arrugar su sensible nariz.

Agudizó la vista y gracias a sus rayos x pudo ver a través del vidrio dónde pudo divisar una delicada figura acurrucada en una gran cama.

—Vaya — murmuró.

Las oscuras hebras se desparramaban con delicadeza y la Kriptoniana no podía evitar querer tocarlas.

— ¿Debería...? —

Estaba indecisa, la delicadeza de la omega la llamaba, porque en definitiva esa exquisita criatura era una omega, lo sabía por la picazón que tenía en las encías que buscaban algo que marcar. Voló un poco más cerca; pero las feromonas agrias seguían en el ambiente, feromonas de miedo y tristeza; eso fue tal vez lo que la motivo a acercarse lo suficiente.

Aún con la nariz congestionada, se acercó lo suficiente al vidrio, sin embargo, se encontró con el problema de que la única manera de atravesarlo era rompiéndolo.

Bueno, lo intento por las buenas.

¡Crag!

A travesó el cristal sin problemas, pero el ruido advirtió a la omega de que algo andaba mal.

—Pero que ... — la pelinegra trato de levantarse, pero fue inútil.

Kara utilizó su super velocidad para quedar a la par en la cama con la omega humana.

— Tus ojos son lindos — sujetaba con firmeza la muñeca de la omega que asustada comenzó a liberar más feromonas amargas.

— No sé qué quieras, pero ... — otra vez se vio interrumpida, está vez por el estornudo de la rubia que la tenía apresada en su propia cama.

—Lo siento, tengo el olfato sensible— apretó ligeramente la muñeca de la omega y esta no pudo reprimir una mueca de dolor. — No tengas miedo.

— Difícil de decir cuando me tienes apresada — intento ser valiente, después de todo su madre le había enseñado a no dejarse intimidar por los alfas, no importa si este alfa es la mismísima Supergirl.

— Oh, lo siento — comento mientras recorría con la vista a Lena — Solo, no escapes, por favor.

La omega quedó en silencio y Kara se preguntó si había hecho algo mal ¡Hasta había dicho lo siento y favor! ¡A un simple humano! Alex siempre le había dicho que esas eran las palabras mágicas.

—Mmmm, si claro —fue un murmuró casi imperceptible, pero Kara lo escucho a la perfección, así que feliz libero de su agarre a Lena.

La pelinegra paso su mano discretamente por su muñeca la cual se encontraba de un color morado, Kara lo noto y se sintió ligeramente mal, ella solo había aplicado solo un poco de fuerza, no es su culpa que los humanos sean tan débiles.

— ¿Cómo te llamas? — quiso saber.

— Lena, Lena Luthor — estaba segura que había escuchado ese nombre en otra parte, luego se pondría a pensar en ello, ahora lo que más le interesaba era la omega frente a ella.

Con grandes senos y anchas caderas en definitiva sería una buena hembra.

— Muy bien Lena Luthor, serás mi hembra — comento confiada la rubia.

—¡¿Que yo que?¡ — exclamó la Luthor escandalizada.

¿Hembra? Que acaso Supergirl era una troglodita ¿O que?, No podía creerlo suficientes problemas tenía ya para que una niña venga y se encapriche con ella.

— Disculpa, pero ¿Cuántos años tienes Supergirl? — Lena necesitaba una distracción para poder llamar a su seguridad así que lanzo la primera pregunta que se le cruzó.

La cara de Supergirl cayó y con voz apenada comento.

— Bueno tengo 19 — comento incómoda — ¡Pero pase 10 años en la zona fantasma! Así que prácticamente tengo 29 y aunque ...

Mientras Supergirl se encontraba en ese dilema la omega aprovecho para aplastar el control de seguridad que siempre llevaba en el bolsillo.

— ... entonces prácticamente ya no soy una cachorra — comento otra vez con una sonrisa.

Lena iba a hablar motivada por la radiante sonrisa de la rubia frente suyo, hasta que está la agarro bruscamente por el cuello.

— Me mentiste — ya no había rastros de la anterior sonrisa, solo un ceño fruncido — Odio las mentiras.

Lena intentaba hablar, pero solo Supergirl apretaba más fuerte, hubiera seguido de no ser por qué los pasos se escuchaban más cerca.

— Tsk — estaba fastidiada, la estaba pasando de maravilla hasta que las interrumpieron.

Soltó a Lena pues la omega parecía que iba a dejar de respirar.

— Cof, Cof, Cof — Lena tosía violentamente mientras intentaba alejarse de la rubia, pero está solo la agarro de la cintura y acerco a ella.

— No vuelvas a mentirme — aspiro el olor de la omega, el verdadero olor. Un olor a lavanda y pachuli.

De pronto la puerta fue tumbada y una pelirroja que portaba un arma entro impetuosa.

— ¡Señorita Luthor! ¿Está usted bien? ¿Está herida? — la pelirroja se sorprendió al ver a la omega en medio de su cama en estado de shock con el cuello amoratado.

— Señorita Romanoff, vamos a necesitar balas de Kriptonita — Luthor aún no podía creer lo que había pasado, se negaba a hacerlo, pero el gran agujero en su ventana y el hecho de que su bestia este inquieta era una confirmación de lo sucedido.

— Disculpe, ¿Cómo dijo? — pregunto incrédula Romanoff

Las cadenas que me atan a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora