22.

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Esta semana ha sido simplemente maravillosa; todas las tardes salgo en compañía de Rosa a patrullar un rato, detenemos a unos cuantos criminales y después nos sentamos en el borde de un edificio a besarnos, platicar o simplemente quedarnos en silencio, abrazados y con nuestras manos entrelazadas.

Como Peter, intento a toda costa que ella no me vea con M.J., se que probablemente estoy haciendo una estupidez al salir con ambas, pero aún no encuentro la manera de como decirle a M.J. que lo nuestro no funcionará, no creo que sea una buena idea decirle que hay alguien más.

Toda esta semana no he visto a Deadpool, lo cuál ha sido bueno ya que, aún no olvido lo que Rosa me contó sobre él y siendo honesto, tengo ganas de golpearlo aunque probablemente yo termine golpeado.

—¿En qué piensas?— la dulce voz de Rosa me saco de mis pensamientos, ella estaba recostada en mi pecho mientras jugaba con mi mano.

—En lo bien que me siento estando aquí contigo— respondí, ella rápidamente me miró—. ¿Que? Tú preguntaste y yo respondí.

Ella negó divertida—. ¿Siempre tienes que ser así?

—¿Así como?

—Tan lindo— inmediatamente se sonrojo al decirme aquello, ella no lo sabía, pero se veía tan hermosa sonrojada, sus mejillas color carmesí hacían un hermoso contraste con tu tés—. Pareces todo un príncipe salido de Disney.

Solté una pequeña risa—. No soy ningún príncipe, soy imperfecto, he cometido errores...

—Lo sé, y eso te hace el mejor de todos— respondió ella como si nada, me dedico una mirada rápida y después volvió su mirada al frente. Creo que no se dio cuenta, pero en ese momento me sonroje por su comentario—. ¿Crees que vengan a buscarme de nuevo?

Me sorprendió un poco su cambio tan drástico de nuestra conversación, pero no sé lo dije, solamente apreté un poco su mano—. Tal vez si, aunque si yo fuera ellos, lo pensaría mejor— hice una pausa —. Además ya les pateamos el trasero una vez, la siguiente no será problema.

—Gracias— hablo casi en susurro—. Gracias por hacer todo esto por mi. No es tu obligación hacerlo, poner tu vida en peligro solamente por mi.

Solté un suspiro—. Rosa, te has convertido en una persona importante para mí por lo que esto lo hago por voluntad propia, no quiero que nada malo te pase.

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Después de dejar a Rosa en su habitación para que descansara, me dispuse a dar una última vuelta de patrullaje antes de ir yo también a dormir un poco. Fuertes ruidos llamaron mi atención, así que rápidamente fui hasta el callejón de dónde provenían.

—Esa será la última bolsa de cocaína que inhales amigo, porque te romperé la nariz en trozos si no me dices lo que quiero escuchar— amenazó Deadpool a un hombre, a quien sostenía del cuello y lo mantenía contra la pared—. Voy a contar hasta tres... Uno...

—¡Deadpool!— grite llamando su atención, lo cuál conseguí rápidamente ya que su mirada se enfoco en mi.

—¡Araña, que gusto verte!— respondió con cierta euforia mientras soltaba al hombre, quién cayó al suelo y comenzó a toser, supongo que no podía respirar por como lo tenía sujeto.

—¿Que diablos estás haciendo?

El se encogió de hombros—. Ya sabes, distraerme un poco, convivir con la gente y... ¡No te muevas imbécil, que aún no termino contigo!— sin girar le gritó al hombre quién estaba arrastrándose lentamente, intentando huir del lugar—. ¿No deberías estar cuidando de Rosa?

En ese momento recordé la plática que había tenido con ella sobre su infancia—. Descuida, yo no voy a abandonarla a su suerte— respondí con cierto enojo.

El ladeó un poco la cabeza—. ¿Te pasa algo? ¿Estás en tus días?— hizo una pausa—. ¡Te dije que no te movieras!— gritó mientras tomaba su katana y se dirigía al sujeto para enterrarsela justo en su pierna derecha, haciendo que el sujeto soltara un fuerte gritó de dolor—. ¿Qué? No lo maté— respondió al verme cruzado de brazos—. Ahora sí, ¿En qué estábamos? A si... ¿De que me hablas araña?

—No te hagas, sabes perfectamente de lo que hablo— respondí—. Ella me contó la fabulosa persona que fuiste hace algunos años.

—Ah, era eso.

—¿Eso es todo lo que dirás? ¿Aceptas que fuiste un tarado con ella?— su respuesta me hizo enojar aún más, ¿Cómo podía ser tan idiota con algo tan serio como su hija?

Él paso una mano por su rostro—. ¿Que quieres que te diga chico? Ella ya te lo dijo todo, no hay nada más que contar.

Y dicho esto, se dio media vuelta y comenzó a caminar, alejándose de mi, pero esto no se quedaría así, yo quería respuestas. Lo seguí hasta entrar a otro callejón, en donde no había nadie.

—¿De verdad no tienes nada que decir?— pregunté incrédulo, casi lo grite.

—¡Si, fui un idiota y lo sé! ¿Contento?— me respondió en un grito que me sobresalto un poco—. No tienes porque recordarme algo que yo ya sé. Mate al amor de mi vida, abandone a mi hija y cada puto día me paso lamentándome aquello— hizo una pausa, comenzó a caminar en círculos, supongo que recordar esto no le causa gracia—. Sé que no debí hacer eso, pero entiende, no estaba en mis mejores momentos, sería una porquería de padre.

—Pero era mejor tenerte a ti que no tener a nadie— respondí—. No fuiste el único que sufrió, ella también lo hizo, además, era solo una niña y tú eras todo lo que le quedaba y le fallaste.

—Y paso cada maldito día de mi maldita vida intentando compensarlo. No puedo volver en el tiempo Parker, no soy los Vengadores, pero eso me hizo "madurar"— está última palabra la dijo haciendo comillas con los dedos—. Mejore por ella, Rosa merece la mejor versión de mi y créeme, cada día intento serlo— soltó un suspiro—. Tal vez no estuve con ella en ese momento, pero estoy con ella ahora y créeme cuando te juro que no dejaré que nada ni nadie le haga daño.

Inocentemente peligrosa [Spiderman]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora