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Los días pasaban volando para nuestra pequeña bolita de odio, tanto así que ya había cumplido una semana de ser un bebé y ser el mimado de la mansión.

Dick consentía al niño cumpliéndole ciertos caprichos al menor para mantenerlo sonriente en cada momento. Jason, en cambio, trataba de no ser tan complaciente, pero era difícil decirle que no al pequeño demonio; como lo llamaba, Tim, bueno Tim lo cuidaba cuando el resto de la familia no podía, pero le costaba verlo como su hermano, es cosita cachetona y adorable no demostraba ni una pisca de maldad. 

Pero lo que tenían en claro era que el niño se estaba mal acostumbrando a no poder quedarse solo ni un segundo, esta claro que no puedes dejar solo a un niño de año y medio, pero Damian no dejaba que se le apartaran ni siquiera un centímetro.

Y esto empeoraba cuando su papi tenia sus salidas de emergencia, ya sea empresas Wayne o la de la liga. 

Y hoy eso no iba a cambiar.

Un pequeño niño sentado en la gran silla de la cueva, acurrucándose en su mantita de murciélago junto a su "batitetero" -como lo llamaba Dick- observaba como su papi se movía de  un lado a otro apresurado acomodándose la capucha de murciélago.

Batman se estaba dirigiendo a los tubos z para ir directo a la atalaya, dándole las ultimas explicaciones a Alfred para darle una despedida al bebe de la casa.

Damian al ver como su papi se alejaba, bajo de la gran silla con dificultad y fue corriendo junto a el, pero sus piernitas cortas no le permitían seguirle el paso al hombre, tanto así que hizo su mayor esfuerzo para poder entrar al tubo junto a el.

Batman no se había percatado que el menor lo seguía por detrás.

Al llegar a la atalaya, todo era extraño para el menor, miraba todo con curiosidad y miedo, ya había perdido de vista a su papi, miro para todos lados; el pasillo donde se encontraba estaba vacío, llevo su manita a su boquita mientras soltaba pequeños sollozos.

Mientras tanto un hombre con capa roja iba llegando al lugar y, al escuchar los pequeños sollozos se asomo a uno de los tubos z.

Su sorpresa fue grande al ver a un pequeño bebe escondida detrás del vidrio, llorando apretando una sabanita de murciélago y restregando sus ojitos en un intento de parar su llanto.

El hombre se agacho frente al menor.

-Hola pequeño- llamo calmado, para así tener la atención del niño. 

El niño al ver al hombre frente a el, solo se hizo bolita tratando de ocultarse.

-No tranquilo, no te hare daño.- le dedico una sonrisa dulce, asiendo que el bebe calmara su llanto.- Sabes, un niño pequeño como tu no debería estar aquí.....¿Cómo te llamas, pequeño?- pregunto sin quitar su sonrisa amistosa.

Damian dudo en si debía responder, solo quería a su papi y no al hombre raro que usaba los calzoncillos enzima del los pantalones.

-Damin- dijo el menor bajito.

-Que lindo nombre, conozco a un niño muy valiente que tiene el mismo nombre que tu.- Damian sonrió ante lo dicho, su papi siempre le mencionaba lo valiente que era.

-Tu nome- dijo el niño haciendo un pequeño puchero.

-Superman.- el niño observo mejor el vestuario del hombre, tenia una S en el pecho, eso lo hizo recordar a su peluchito de superhéroe. 

Alzo sus manitas pidiendo ser cargado por el hombre con capa roja, el menor lo veía como un ídolo, era el sueño de todo niño encontrarse con su personaje favorito.

Una pequeña bolita de odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora