Tu muerte no fue accidente

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Y ahí estaba yo, en la morgue. Mirando tu cuerpo sin vida.
El cuerpo que algún día ame y me amo, o por lo menos eso decían tus labios que ahora están violetas. Sin vida.

Toqué tu rostro. El frío se hacía presente en tu piel. La mirada de tus ojos color miel era vacía, tu mirada estaba rota y esa tenue lividez.

Besé tus labios, esos labios que le regalabas a todas esa mujeres, en tus mejores días, eran rojizos, ¿y ahora? Ahora tienen el hermoso tono violeta sin vida, por cierto, te viene bien.

Hay ausencia de tí aún estés enfrente de mí. Tienes una cicatriz en el pecho, eso, era la causa de muerte. Seguramente algún esposo que se dio cuenta de la infidelidad, ¿y el amante? Tú.

Ja, ¿Lo ves, cariño?
No eras tan fuerte como cuando estábamos solos, es una pena.

Todos estos años, todos los golpes e insultos quedaron marcados en mi mente y cuerpo. Aún tengo tú último golpe en mi cara, mi labio inferior partido y el moretón en el brazo.
Y algo que me da tanta rabia es el echo de no haber tenido el valor de dejarte, creo que al final soy más estúpida yo por dejarte tener control sobre mí.

Aún recuerdo esas tontas promesas de el "amor eterno" que decías tenerme. ¿Donde quedaron?

Descuida cariño, que ni la habitación, ni la cama y mucho menos el gato te va a echar de menos.

Has muerto ya, feliz viaje al infierno.

Todo está listo para mañana, para tu funeral.

Recuerdo haber aprendido muchas cosas contigo, a tu lado aprendí a qué huele el miedo y a que sabe ese golpe de fin de semana.

¿Sabes? Me alegra que te aya gustado la amante que te conseguí. Te gustó tanto que... Te fuiste con ella, ja.

Por fin se irán tus gritos, y dejaras de silenciar mi felicidad. Ah! Y en el ataúd tendrás una cama, por si se te ocurre... Volverme a violar, pero ahora no podrás.

Cuando nos casamos todo era color de rosa. Eras el hombre perfecto y luego de unos años... rompiste mi corazón como nadie lo había hecho. Te di mis mejores años y al parecer quien terminó muriendo primero fuiste tú, qué curioso, no?

Me acerqué y te susurré:

"Ten dulces sueños, amor."

Luego de eso me di la vuelta y me fui. Lo único que se escuchó mientras me marchaba eran las pisadas de mis tacones.

Tu muerte, no fue accidente.

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Espero que les aya gustado!
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