CAPITULO IV

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Tome su mano y sin esperar mas tiempo, me guiaba por unas escaleras, ni siquiera he detallado por donde voy, me siento aturdida, ansiosa, nerviosa, solo puedo ver la espalda del enmascarado. llegamos a la puerta de una habitación el me acerco a su cuerpo, esta vez me beso, el beso fue mucho mas intenso, su cuerpo me guiaba a la habitación y su beso iba bajando poco a poco la intensidad, mientras sus manos acariciaban mi espalda e iban descendiendo hacia mi culo, sentía como lo apretaba y me pegaba más a su cuerpo, podía sentir su erección en mi abdomen. Mi excitación era demasiada, mis pezones estaban totalmente marcados en el vestido y yo solo podía sentir la humedad que comenzaba a formar en mi entrepierna.

Solo en ese momento recordé que no tenia ninguna barrera, debajo del vestido solo me protegía un pequeño trozo de encaje . Mis nervios eran muchos, mis manos comenzaban a sudar agarradas a la solapa de su traje, el guio sus manos a mi antifaz, entre en pánico, era lo que no quería, así que lo detuve.

-Prefiero que se quede así, quiero que sigamos siendo desconocidos por favor... - Dije en un susurro suplicante, aun cerca de sus labios que estaban rojos por la intensidad del beso,  el miro a los ojos y solo asintió.

Ya en este punto mis nervios estában llevándome a pensar si arrepentirme o continuar con mi loca decisión de perder mi virginidad con un extraño. El enmascarado estaba divino, pero no sé si eso era suficiente.

Se separo de mi para quitarse la corbata y desajustarse el traje, mis manos estaban temblorosas, lo veía quitarse la camisa, y ver su cuerpo musculoso solo incrementaba mi excitación. 

La habitación solo iluminada por las luces que se hacían presentes desde el inmenso ventanal, la cama estaba completamente cubierta con sábanas blancas que resaltaban perfectamente ante tanta obscuridad. 

-Quítate el vestido, quiero verte... - Dijo en un tono bajo, sexy, era como una caricia para mis oídos; sentía que cualquier movimiento que hiciera seria torpe, además que no tenia nada debajo de este vestido para dejar a la imaginación. mis manos fueron a los tirantes de mi vestido, comencé a descenderlo muy suave, quería mantener el control y que no notara que mi corazón estaba a punto de salirse. 

Mis pechos quedaron al aire, lo escuche tomar una inspiración forzosa, y mientras bajaba mi vestido y el se desvestía en ningún momento dejamos de mirarnos, es como si nuestro deseo se transmitiera o se hablara a través de nuestros ojos. 

Sus ojos se veían completamente obscuros, lo ví acercarse a mi lentamente, acercó su nariz a la mía, su aliento que olía a menta y whisky me embriago más, mis ojos se cerraron presa de las ganas de sentir nuevamente sus labios, era un mundo de sensaciones que no sabía cómo describir. Sus manos fueron a la prenda que aún cubría mi intimidad, sus dedos se anclaron a ella, mientras que su boca se dirigía hacia mis oídos, mi corazón estaba desbocados, en este momento no podía ni sentir vergüenza, era un mar de sensaciones en mi vientre y apenas el rose de sus labios en mi piel, fue descendiendo los besos y así mismo tiraba de la Panti, dejo un beso en mi hombre haciendome gemir y quitando por fin la Panti.

- tu cuerpo es perfecto... - Dijo una vez estuve completamente desnuda frente a el, se alejo un poco para admirar me, era un juego de seducción que yo estaba perdiendo, mis tacones era la única prenda que me acompañaba, el se acerco como un león que va por su presa, solo vestía sus bóxer negros que no le hacían justicia, debía ser un modelo o algo así. 

Su cuerpo estaba tan perfectamente trabajado, sus brazos, piernas y abdomen estaban tan bien definidos, su pecho estaba desprovisto de vello e incluso su abdomen, se veía tan limpio, era muy alto y no lo había notado hasta ahora.

Sus manos fueron directamente a mi cadera y me pegaron a su cuerpo, sentí su erección en mi vientre, mis mejillas se sonrojaron como nunca, mis manos tocaban sus pectorales bien definidos, sus labios buscaron los mios, y como antes sentía que me degustaba, cada vez fue mas intenso. Era una delicia la delicadeza, pero cada vez se sentía mas intento, sus manos comenzaron a viajar por mi cuerpo, sus manos se deslizaban como una tortura, hasta que toco mi entrepierna.

Sabor a DesastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora