Sabor a Desastre

CAPITULO II

Hoy domingo, día libre por fin, siempre espero esté día con mucho ánimo, es el día en que puedo dormir, ver películas, quedarme todo el día en casa y hacer limpieza. La verdad trabajar en Lacroix Ferrad Company es una bendición, pero si me dieran la noticia de un trabajo donde sólo me pagasen por dormír y comer, ya hubiese renunciado a tan maravilloso sueldo.

Veo a Helen salir de su habitación, aún en pijama y sentarse a mi lado, con el pelo hecho una maraña, ella es hermosa hasta sin maquillaje, es de test blanca, suele pintar su cabello de rojo, su cuerpo es la envidia de muchas modelos, aunque no hace gran cosa para cuidarlo, es una de las Barbies que tiene la empresa y pues la única que se ve un poco fuera de lugar soy yo. Incluso en el instituto, era llamativa por mi Voluptuoso cuerpo, pero ver a Helen y a Celine, no encajo para nada con ellas. Mi cuerpo que les puedo decir, es voluminoso y es producto de mi descendencia, una abuela materna Latina y mi papá italiano, pues una rara combinación. Hablo italiano, porque solo así me comunicaba con mi padre cuando era pequeña, solo hasta mis 12 año, luego se volvió un drogadicto, tras la muerte de mamá por cáncer.

En mi cumpleaños número 13, estaba tocando la puerta de mi tía Margot con unos agentes de la policía, quienes le estaban entregando mi custodia. Mi tía me recibió con mucho amor, después de todo era la hermana de mi padre, mi madre la única familia que tuvo fueron mis abuelos hasta que fallecieron; La verdad odiaba que mi familia fuese tan minúscula o inexistente porque me sentía tan sola, solo lo compensaba el hecho de que ahora tenía a Helen y Celine. Aunque tenia la familia de mi papá quien tiene dos hermanos más, la tía Marian y el tío Claus, pero no estaban cerca, vivían en Italia, y no los veía desde los 15 años. y bueno, Desde entonces, vivo con la tía Margot y ella ha sido mi ejemplo a Seguir, mi amiga, mi confidente y como una madre para mí. 

 He de admitir que aún cuando tuve una noche de sueño reparador, estuve mucho tiempo dando vueltas en la cama pensando en Olexander y el puesto como su asistente, aún creo que será mucha fantasía pensar que me puedan elegir por encima de muchas personas.

- buenos días nena... - dice Helen con un bostezo más que perezoso, y recortando su cabeza en mi hombro. - Descansa, porque mañana nos espera un muy largo día. - dijo ella riendo.

-Helen, Solo deja que las cosas pasen...- dije soltando un suspiro cansado, porque sabía que si ella se lo proponía podía ser muy persuasiva, hasta lograr lo que quería. - Hay muchas personas más que también necesitan el trabajo, deja que las cosas pasen por si solas.

- Está bien!, Haré todo lo posible por no entrometerme...-Dijo haciendo puchero, y me señaló. - Pero si logramos ese puesto no puedes rechazarlo. - dijo, yo solo asentí con la cabeza. Ese día Pasamos la tarde tranquila entre risas y películas, además hablamos con la tía Margot por horas al teléfono.

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A la mañana siguiente, tome todas las previsiones para no quedarme dormida como cada noche, y como siempre Helen despertaba solo si yo la levantaba, me acerque a tocar la puerta de su habitación como de costumbre. Una vez en mi habitación, abro mi closet buscando mi típico uniforme de recepción mi camisa celeste de rayas, con una falda tubo ceñida a mi trasero, mis tacones negros, parecía más una azafata que una recepcionista, solía gustarme mi uniforme, pero los fines de semanas en casa, y comiendo con Helen, habían hecho que aumentará unos kilos de más, lo que hacía que mi trasero y mis senos se vieran más pronunciados en mi uniforme.

Me acerqué al espejo a hacerme mi típico moño para trabajar y obviamente no podía faltar el maquillaje, no era muy exagerado, muy sencillo puesto que no puedo desentonar con el lujo del edificio y mucho menos con las modelos que están de secretarias ejecutivas, quizá fuera recepcionista pero me gustaba estar prolija en todos los aspectos.