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Eran las 11 de la noche cuando Yeonjun mandó a todos los campistas a dormir, entre ellos a Riki y Sunoo, que habían decidido compartir carpa.

Los dos jóvenes se turnaron para ponerse una ropa cómoda para dormir, que no estuviese traspirada o llena de tierra. Ni-ki optó por un buzo grande color gris y unos shorts deportivos de River, mientras que Sunoo se puso una remera bastante grande y un pantalón suelto.

Luego de cambiarse ambos se adentraron a la carpa. Los silencios ya no eran tan incómodos, aunque ambos preferían mantener una conversación. Empezaron a hablar de temas random, recordar las actividades del día y reírse juntos.

Ambos estaban tan sumidos en la conversación que se sorprendieron bastante al escuchar un fuerte ruido afuera, como si los arbustos estuvieran moviéndose fuertemente. Los dos chicos dejaron de hablar, Riki curioso y Sunoo asustado, solía asustarse con facilidad.

- ¿Y eso? —preguntó el mayor en un susurro mientras miraba para todos lados, acción sin sentido ya que estaban dentro de la carpa por lo que no podría encontrar mucho.

- Debe ser el viento —contestó Riki tranquilo.

- ¿Seguro? Mira si es un oso —dijo Sunoo, con claro temor. Eso hizo reír a Ni-ki, era imposible que haya un oso ahí.

- Tranqui, Sunoo, no hay tal oso —contestó aguantando la risa.

Sunoo hizo un puchero.

- No te rías de mi, idiota —se quejó, cruzándose de brazos. Ni-ki pensó que Sunoo cuando hacía eso se veía extremadamente lindo.

Ambos tomaron sus celulares para intentar distraerse de lo que sea que estuviese haciendo ruido afuera. Luego de un rato, en el que Sunoo había insinuado mediante Twitter que quería que Ni-ki lo abrace, el menor rompió el silencio.

- ¿De verdad querés un abrazo? —preguntó, un poco nervioso.

- Y... creo que me sentiría un poco mejor —dijo descaradamente, aprovechando la situación al máximo. —Soy bastante asustadizo aunque no lo creas, Riki.

- Está bien —sonrío, acercándose a el rubio. —Podemos intentar dormir —sugirió, de repente abrazándolo y sin ninguna vergüenza los acostó a ambos, aún sosteniendo a Sunoo entre sus brazos. —¿Tenes frío?

- Ya no —contestó Sunoo, pasando sus brazos por la cintura del mayor para mantenerlo cerca.

Ambos dormitaron así durante unos minutos, sin poder dormir del todo debido a la situación en la que se encontraban.

Luego de 20 minutos, cuando Ni-ki creyó que Sunoo estaba completamente dormido se libró de su agarre intentando no despertarlo, y se levantó, no sin antes admirar la belleza del mayor, que parecía estar plácidamente durmiendo.

En silencio e intentando no hacer mucho ruido abrió la carpa y salió, antes tomando sus ojotas. Necesitaba un poco de aire, se sentía abrumado por todos los sentimientos que tenía al estar con Sunoo. ¿Acaso eso era estar enamorado?

La noche estaba fría y ya todas las carpas parecían estar en silencio, no había ninguna que se viera iluminada por lo que Riki supuso que ya todos estaban durmiendo.

Sigilosamente caminó colina abajo entre los árboles. No quería alejarse mucho pero el río parecía verse lindo iluminado a la luz de la luna, y además conocía el camino de vuelta. No se perdería o algo por el estilo, y definitivamente no le daba miedo caminar por el bosque a la noche, solo y a oscuras, tan solo con la leve luz de la luna iluminando.

Luego de unos cinco minutos llegó, y tenía razón ya que la vista era espectacular. El río se iluminaba y los reflejos de la luna creaban unos pequeños destellos de luz que dejaban a la vista una hermosa imagen, casi cinematográfica.

Se mantuvo en silencio por un rato, apreciando el instante, mientras su cabeza estaba perdida en una sola cosa, mejor dicho una sola persona: Kim Sunoo.

Riki empezaba a sentirse un poco mareado respecto a lo que sentía por el chico. Al principio creyó que era atracción, pues Sunoo era muy hermoso y cualquier persona con sentido común podría darse cuenta de ello. Pero con el paso de esa primera semana lo único que podía hacer era pensar en él, y querer pasar el tiempo con él, asegurarse de que él esté bien, y verlo sonreír.

Cada vez que lo veía sonreír sentía que el corazón se le paraba, quería abrazarlo y mantenerlo entre sus brazos todo el día. Justo como lo estaba haciendo unos minutos atrás.

¿Era amor? Estaba confundido y lo asustaba, nunca se había enamorado, y la idea de sentirse así y que Sunoo no sintiera lo mismo era demasiado aterradora.

Concentrado en intentar descifrar ese popurrí de sentimientos no se dio cuenta de la presencia del dueño de sus suspiros, que lo había escuchado salir de la carpa y lo siguió valientemente por aquel oscuro bosque al notar que se estaba yendo quién sabe donde.

- ¿Riki? ¿Todo bien? —preguntó de repente, haciendo sobresaltar al contrario, que giró rápidamente en busca de la persona que hablaba. Se encontró con Sunoo parado unos metros detrás de él.

- Sunoo, por Dios —exclamó mientras se llevaba una mano al pecho. —Me vas a matar de un susto.

El contrarío rio, divertido por la reacción del menor.

- ¿Estás hace mucho acá? —preguntó ahora Riki, más calmado.

- Nope. Te fuiste y me dio frío, me levanté y ví que estabas viniendo para acá, así que te seguí. —admitió. —¿No te da miedo estar solo en el bosque?

- Para nada. Solo si me asustas como lo hiciste —dijo Ni-ki, riendo levemente.

Sunoo se acercó un poco, quedándose al lado del menor.

- Perdón.

- Está bien.

Un silencio cómodo se formó, ambos chicos se mantuvieron mirando el río uno al lado del otro, hasta que Riki vio a Sunoo temblar un poquito.

- Veo que sos bastante friolento —dijo mientras abrazaba al mayor nuevamente, tomándolo por sorpresa.

Rodeó el cuerpo de Sunoo con sus brazos, buscando compartirle su calor. El mayor tan solo se acurrucó en el pecho de Riki, aceptando los mimos.

Los estaban con el corazón latiéndoles a mil por hora, estas situaciones eran muy distintas a un beso que se dieron borrachos. Era más especial.

Se quedaron así por un buen rato: Ni-ki abrazando a Sunoo, mientras que este apoyaba su cabeza en el hombro del mayor, los dos con los ojos cerrados disfrutando del momento.

Luego de unos largos minutos Sunoo rompió el silencio, sabiendo que era tarde y debían descansar.

- Creo que deberíamos volver... —dijo en un susurro, sin querer separarse del menor.

- Si... Deberíamos descansar —contestó Ni-ki, dejando de abrazar a Sunoo con el mayor pesar del mundo.

Empezaron a caminar lentamente, como si realmente no quisieran dejar el lugar. Pero era de noche, hacía frío y estaban bastante lejos de donde deberían estar.

Dudando en si hacerlo o no, Sunoo tomó la mano de Ni-ki, según él para guiarlo y poder caminar un poco más rápido, sin embargo no aumentó la velocidad. Ni-ki entrelazó sus dedos, dándole seguridad al mayor, que parecía nervioso ante acto tan íntimo como era caminar tomados de la mano a la luz de la luna.

Ambos caminaron sintiéndose en el cielo, disfrutando del tacto y de la sensación que se te forma en el estómago cuando estás con esa persona especial.

En silencio llegaron a la carpa, y sin soltarse de las manos se las ingeniaron para meterse los dos adentro. Se acostaron cara a cara.

- Ya es tarde —susurró Riki. —Deberíamos dormir.

- Si... Buenas noches, Ni-ki.

- Buenas noches —contestó antes de apagar la linterna que iluminaba el interior de la carpa.

summer love | SUNKI auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora