Yoongi, un omega que lleva cuatro años divorciado de su ex alfa, decide perdonar sus errores y junto a la pequeña Sarang, hija de ambos, emprende viaje a Busan para darle una sorpresa a Jungkook.
Las emociones del alfa se movilizan tras volver a ve...
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Al día siguiente, había algo distinto en el aire, y no se trataba de las escencias que usaba Jimin para aromatizar el ambiente. Había algo especial.
Yoongi se levantó temprano y de buen humor, esta vez solo en compañía de Holly, su fiel amigo castaño oscuro. Sari decidió dormir con su padre, aunque a riesgo de enviar a Jimin a dormir en el sillón, pues no se sentía cómoda con la idea de dormir junto al "lindo desconocido que le quito a su papi" , comentario por el que su padre omega le pidió disculparse con la pareja.
El omega pelirubio estiró su cuerpo como de costumbre, haciendo sus pequeños ejercicios matutinos, cuyo final consistia en mantener sus piernas rectas y bajar lentamente hasta posar las manos en sus rodillas, para luego menear su cadera a un lado y al otro.
Decidió comenzar aquellos ejercicios después de dar a luz a Sarang, ya que molestias constantes en sus rodillas y cadera. Recuerda de repente como es que Jungkook solía gatear en la cama solo para estampar una palmada sonora en sus glúteos indefensos.
Aquel recuerdo le saca una sonrisa seguida por un suspiro, extrañaba al alfa, aunque ahora debería mantener la mayor distancia posible con él.
Masajeo sus hombros unos segundos y se dedico a buscar ropa para vestirse. Como ya era costumbre opto por algo cómodo, sencillo y según el mismo <aburrido>
Todo el atuendo constaba de un pantalón blanco simple, una camisa aguamarina prendida hasta el cuello y un afelpado cardigan marrón que le quedaba grande y largo.
Se miro al espejo y resoplo, revolviendo un poco su cabello. Sus amigos y su propio primo le dijeron sientos de veces "Eres un omega hermoso, joven, podrías conseguir al hombre que quieras", pero él no estaba de ánimo para ello.
Ahora le daba un poco de vergüenza pensar en que todos le estaban buscando alfa nuevo, y él con esas fachas. En medio de un último suspiro se cubrió el rostro con ambas manos y las deslizo sobre su piel, alejando de alguna forma los restos de pereza en su cara.
Decidido, bajo a la cocina para preparar unos deliciosos desayunos, en su mente la información adquirida hace años seguía fresca: Nutella para Sarang, leche de banana y donas simples para Jungkook, porque odiaba las de limón y le daba pereza probar otros sabores. Un vaso de leche tibia natural, casi calentita, porque el alfa no podía empezar su día sin ella. Aparte, las tostadas francesas en sándwich con mucho queso que Jeon adoraba. Fruta cortada para Jimin, pero no mango porque lo detesta, leche con cereales y un pastel de arroz.
Sabía a detalle los gustos de todos, solía preparar desayunos a los que Jimin estaba invitado en su antigua vida familiar.
Casi como si fuera magia, una pregunta golpeo en su subconsciente y le hizo sonreír cual novato, "¿Qué le gustará a Taehyung? ¿Qué cosas no le gustaran tanto?" Hizo un poco de esfuerzo para chocar sus neuronas en un cortocircuito, Jimin le hablaba mucho de su hermano, ¡Eso era! El Kim menor odiaba las cosas picantes, no podía comerlas, en cambio amaba el helado y todo aquello que supiera a frutillas.
