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—Estabas mal, no solo por tener que dejar a Jungwoo, sino también porque creíste que me perderías... —concluyó Sungchan, después de una larga conversación con Doyoung.

—Jungwoo no te mintió cuando dijo que yo te amaba desde que estabas en su vientre. Está mal, pero te consideré mi hijo y te cuidé como tal desde antes de ser pareja de Jungwoo.

—Lo lamento —murmuró Sungchan con la voz quebrándose—, les hice pasar unos días horribles, sobre todo a ti.

—Hijo, nos hiciste entender que no hicimos bien en ocultarte esto —Doyoung tomó las manos de Sungchan y le sonrió—. Tal vez no decirte toda la verdad, pero sí lo necesario para que todo esto no ocurriera.

—No es culpa de ustedes...

—Tampoco es tu culpa —abrazó a su hijo con fuerza.

Sungchan y Doyoung conversaron un poco más antes de preparar la cena. El abrazo que le dio Jungwoo a su hijo mayor al regresar del trabajo fue más fuerte y largo de lo normal. Sungchan sabía exactamente qué significaba, porque él se sentía igual "es un alivio tenerte aquí" "no vuelvas a alejarte" "te amo".

Sin perder mucho más tiempo, llamó a Shotaro para reunirse la tarde siguiente en el parque donde siempre hablaban. Debían tener privacidad, algo que no tendrían en ninguna casa, y Sungchan aún no se atrevía a ver a los padres de su mejor amigo.

Sungchan le avisó a sus padres los planes del día siguiente, recibiendo palabras de ánimo.

...

—Fui un idiota —murmuró Sungchan, después de una larga explicación.

—Lo sé —contestó Shotaro con frialdad. Pero, por favor, ver a su amigo con esos ojitos lo debilitaban. No estaba enojado con él, fingía para no dejárselo tan fácil a Sungchan, pero cada vez le costaba más.

—Y lo lamento tanto.

—¿Qué es lo que lamentas? —cuestionó.

—Todo —bufó Sungchan, sabiendo que había sido un gran tonto—. Debí escucharte desde el comienzo y hablar con mis padres. Te insulté a ti y a tu familia. Y tardé mucho tiempo en disculparme.

—En realidad, yo también debo disculparme —contestó Shotaro, ganándose una mirada curiosa de su amigo—. Kun y Yuta nunca me ocultaron el hecho de que tenía otro padre biológico y toda la historia detrás de eso. Cuando entré en secundaria, quise buscarlo. Kun me ayudó en eso —sonrió con tristeza—. Y me encontré con que ese hombre tenía otra familia y parecía que no recordaba que había tenido un hijo. Entendí que si él no me había buscado antes, yo no lo necesitaba en mi vida, así que di media vuelta y regresé con mis verdaderos padres que sabía que me amaban.

—Nunca supe de esto...

—Ocurrió antes de conocernos, y decidí eliminarlo de mi vida. Y aunque nuestras historias no se parecían, no quería que cometieras mis errores y lastimaras a tus padres.

—Debí haberte escuchado.

—Claro que no, necesitabas saber la verdad —sonrió—. Aunque sí hubiese sido mejor que hablaras con ellos antes de hacer un examen de ADN a escondidas... Creo que deberías dejar de ver telenovelas.

Ambos rieron y Shotaro finalmente aceptó las disculpas de Sungchan. El silencio se hizo presente entre ellos, un silencio cómodo y tranquilizador para Shotaro. Pero para Sungchan, ese silencio era agobiante, en su interior se debatía entre continuar lo que había ido a hacer o terminar la conversación ahí. Pensar en sus padres le dio el coraje de respirar profundo y hablar.

—Hay algo que debo decirte —habló Sungchan con seguridad, girándose para quedar frente a Shotaro—. Hablar con mis padres y saber el amor que se tienen a pesar de no ser destinados me da la valentía para finalmente decirte que estoy enamorado de ti.

Esta vez, el pesado silencio lo sentían ambos. Shotaro no sabía qué decir, las palabras se trababan en su cerebro y su lengua no le obedecía. Sungchan tragó en seco, sin saber si arrepentirse y huir o esperar un poco más.

—Nunca lo dije —decidió continuar— porque tus padres son destinados y tal vez era lo que esperabas en tu vida. No te culparé si realmente es así, no espero que me aceptes y ya. Pero debías saberlo.

Sungchan creyó que lo mejor era irse y darle a su mejor amigo tiempo para pensar. Pero ni siquiera pudo girarse. Shotaro se había colgado a su cuello y lo abrazó con mucha fuerza. Sungchan no sabía si abrazar la cintura contraria o esperar. ¿Era un abrazo de disculpa o estaba aceptando?

Pero cuando Shotaro alejó su cabeza para mirarlo a los ojos, la felicidad lo llenó por completo. Y sentir los labios del omega sobre los suyos le hizo saber que había tomado una buena decisión al decir sus sentimientos.

You never gave up on me •°• #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora