128 31 0
                                    

Jungwoo escuchó la puerta de entrada y se sintió confundido. Jeno debía estar en la escuela y Doyoung aún no debía volver del trabajo. Salió de su habitación y caminó hacia la sala, encontrándose a Sungchan estático en la entrada. Quiso correr a él, envolverlo en sus brazos, pero sabía que su relación estaba débil, así que esperó a que su hijo hiciera el primer movimiento.

Sus miradas se cruzaron y su hijo comenzó a llorar desconsoladamente. Entonces Jungwoo dejó atrás sus pensamientos y corrió a él, totalmente preocupado, sin saber qué había ocurrido. Terminaron en el sofá, Sungchan con su cabeza sobre el pecho de su padre y Jungwoo abrazando y mimando a su hijo, dejando sus lágrimas salir en silencio.

Tenerlo en brazos después de varias semanas le daba una calma inmensa, pero la angustia de su hijo le pegaba muy fuerte. Y hablaron de todo lo que necesitaban hablar. Jungwoo le explicó todo, incluso si hacía mal a su hijo, pero debía saber que sus padres lo amaban y que las "mentiras" solo habían sido para protegerlo.

—Lo siento —murmuró Sungchan, con un hilo de voz—. Deberías odiarme siendo fruto de esa mala experiencia.

—¿Cómo podría odiarte? Eres mi hijo, mi niño, mi bebé. No tienes la culpa de lo que ocurrió, y, además, gracias a ti encontré a Doyoung, el amor de mi vida junto a ti y a Jeno.

—Debo disculparme con él también.

—Así es, Doyoung te ama demasiado, lo hizo desde que estabas en mi panza. Y también discúlpate con Shotaro.

Sungchan asintió y se acurrucó más en los brazos de su padre.

Cuando Jeno regresó del colegio y se encontró a su adorado hermano junto a su padre, corrió a lanzarse sobre ellos. Jungwoo debía ir a trabajar, así que dejó a sus hijos ponerse al día sobre todo lo que había sucedido en ese tiempo que estuvieron tan distanciados.

Jeno le explicó emocionado que ya podía controlar sus feromonas y podía volver a verse con Haechan. Se sonrojó al explicarle que siempre sintió algo por su amigo, pero no estaba seguro si eran sus feromonas inmaduras las que le hacían sentir algo o si realmente eran sus sentimientos, pero ahora se sentía mucho más atraído hacia él. Sungchan le habló de su experiencia en el asunto, no conocía a su destinado, pero sí estaba enamorado.

Cuando Doyoung atravesó la puerta y se encontró a sus dos pequeños en el sillón, tuvo que hacer un enorme esfuerzo para contener sus lágrimas de felicidad. Pero ver a su hijo mayor acercarse a él y abrazarlo, derribó todas sus barreras, y las lágrimas se deslizaron, humedeciendo sus mejillas con rapidez. Jungwoo le había escrito para informarle sobre el regreso de Sungchan, pero no esperaba que lo recibiera a él de esa forma.

—Lo siento —murmuró Sungchan en su oído—, debí darles tiempo a explicarme y no ser tan impulsivo. No quería lastimarlos.

—Está bien, tranquilo —calmó Doyoung, acariciando el cabello de su hijo—. Entiendo tu reacción al descubrir que no era tu padre, no te culpo, y estoy feliz de tenerte en mis brazos otra vez —Doyoung se apartó un poco y sonrió a su hijo, limpiando sus lágrimas—. ¿Quieres hablarlo?

—Papá me explicó todo —asintió—, pero quiero que me hables de ti también, papá.

Doyoung sonrió, aliviado. Jeno había desaparecido en algún momento para darles privacidad, pero Doyoung decidió hablar con su hijo en la habitación. 

You never gave up on me •°• #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora