El sobre quemaba en sus manos. Había retirado los resultados hacía casi media hora y se había sentado en la banca de la plaza para conocer la verdad. Pero el temor y la duda le quitaban el valor de ver el interior del sobre.
El pensamiento de tener a Shotaro a su lado para darle ánimos cruzaba varias veces en su cabeza, pero él había arruinado su amistad. Así que debía ser valiente y verlo por sí mismo.
Se llenó de valor y sacó los papeles del sobre. Inspiró en profundidad y los desplegó. El primer papel comparaba su ADN con el de su padre Jungwoo, y sí era su padre, no había dudas al respecto. Dejó la primera página a un lado y comenzó a leer la segunda y última.
Sus manos comenzaron a temblar y su visión comenzó a nublarse. Quería creer que esa mujer sí estaba loca, pero los resultados no mentían. No había coincidencias. Su padre Doyoung no era su padre.
Guardó los resultados en el sobre y corrió a casa, sin importarle las lágrimas que caían sin control o el mareo que lo atacaba.
Se alegró al encontrar la casa vacía y se encerró en su habitación. Debía pensar cómo enfrentarse a sus padres con este asunto. Lo haría después de la cena, cuando Jeno se retirara de la mesa. Les pediría hablar, les daría la oportunidad de decir la verdad y luego les mostraría los resultados.
Ese era el plan, pero renegó al recordar que Jungwoo y Jeno se encontraban fuera de casa, enseñándole a su hermano a controlar las feromonas. Regresarían en dos días, así que solo debía esperar.
Pero en cuanto escuchó la puerta de entrada y la voz de Doyoung anunciando su llegada, el plan se fue al demonio. Salió de su habitación con brusquedad y se mantuvo estático observando a su... al esposo de su padre descalzarse y dejar su maletín a un lado.
Doyoung elevó la mirada y le sonrió hasta que notó sus ojos rojos y se acercó preocupado a su hijo, pero Sungchan se apartó, casi con asco. Doyoung sintió temor y confusión ante su reacción.
Sungchan no dijo nada, simplemente le entregó la hoja donde decía claramente que no era hijo biológico de la persona frente a él. Vio a Doyoung palidecer poco a poco, el papel temblaba en sus manos y una idea cruzó por la mente del menor. ¿Y si él tampoco lo sabía?
—Sungchan, déjame explicarte —murmuró Doyoung, elevando la mirada.
—¿Entonces sí lo sabías? —bufó sintiéndose más tonto que antes—. Creí que Jungwoo nos había engañado a ambos, pero veo que yo soy el único que no lo sabía. ¿Jeno lo sabe? ¿Si quiera es tu hijo?
—Ambos son mis hijos.
—Ese papel no dice lo mismo —escupió, quitándole la hoja de las manos con brusquedad—. ¿Por qué? —la voz rota de Sungchan perforó el pecho de Doyoung—. Me mintieron desde siempre.
—No es como crees...
—Ya no importa lo que crea. Me mintieron, ambos. ¿Solo yo soy el bastardo de esta familia?
—No eres ningún bastardo. Eres mi hijo, que no sea biológico no quiere decir nada.
—¡Claro que sí! Debo conocer a mi verdadero padre.
—Él no es tu padre —la voz firme de Doyoung, que hasta ese momento había sido suave, sorprendió a Sungchan.
—No lo es porque no lo dejaron —escupió Sungchan, rogando que sus estúpidas lágrimas no salieran—. Nos privaron a ambos de conocernos.
—Eso no es así, déjame explicarte-
—No quiero escucharte, solo escucharé a papá. Cuando papá Jungwoo regresé, vendré a hablar con él, mientras tanto no quiero volver a verte.
—¡Sungchan! —gritó Doyoung, desesperado. Pero ya era tarde.
Doyoung escuchó la puerta cerrarse de un fuerte golpe y todo su mundo cayó sobre él. Sus manos temblaban y la punzada en su cabeza poco a poco dolía más. Decidió dejarle espacio a su hijo y no ir detrás de él. Ambos debían tranquilizarse antes de hablar.
¿En qué momento Sungchan comenzó a tener esas dudas? ¿Y por qué había recurrido a un examen genético antes de hablar con ellos? Se sintió un mal padre por no darle la confianza suficiente para poder conversar sus dudas. Y recordó el cuestionamiento de Sungchan sobre su segundo género. ¿Todo había comenzado ahí? ¿Por qué no lo vio antes? Lo único que Doyoung deseaba en ese momento era poder solucionar todo antes de la llegada de Jungwoo, y que Sungchan no descubra la verdad, porque eso lo dañaría a él y a Jungwoo, y Doyoung no quería que nadie de su familia sufriera.
Doyoung creía que su hijo había salido a despejar su mente un rato. Pero la noche seguía avanzando y Sungchan no volvía a casa. Una hora antes de la medianoche, Doyoung se abrigó y se dirigió hacia la casa de los Qian. Sabía que era tarde, pero Sungchan no respondía ninguno de sus mensajes ni atendía sus llamadas.
Golpeó la puerta y, en cuanto Yuta apareció frente a él, se disculpó por molestarlo tan tarde. Yuta lo invitó a pasar con prisa, el frío afuera era punzante.
—Lamento venir tan tarde, pero vengo por Sungchan. Y me disculpo por las molestias que pudo ocasionarles —sonrió Doyoung con amabilidad, pero ver el rostro confundido de Yuta lo llenó de pesar.
—Shotaro y Sungchan tuvieron una discusión hace unos días, y no ha venido desde entonces —habló Yuta con calma, y se apresuró a acomodar a Doyoung contra una silla antes de que cayera al suelo. Sus piernas habían comenzado a fallar mientras palidecía—. Iré por Shotaro, tal vez sabe algo.
Kun había sido espectador de la conversación desde que Doyoung entró a su casa, así que cuando su esposo fue en busca de su hijo, él le alcanzó un poco de agua al visitante. No quería preguntar nada que pudiera preocuparlo más, así que se mantuvo a su lado hasta que su esposo y su hijo aparecieron en la sala.
Shotaro frenó en seco al ver a Doyoung. Lo que le había dicho su papá lo asustó, pero ver al padre de su mejor amigo tan preocupado lo alarmaba aún más. Y se arrepintió como nunca de haber mantenido las dudas de su amigo en secreto. Doyoung lo observó con anhelo, esperando que le diera alguna noticia de su hijo, pero no esperaba escuchar esas palabras.
—¿Entonces era verdad? —cuestionó Shotaro, y la vida de Doyoung se esfumó.
—¿A qué te refieres? —la voz de Doyoung temblaba.
—Es verdad que Sungchan hizo esas pruebas —murmuró—. Lo siento, creí que solo decía tonterías.
Sin demorarse mucho más, Shotaro le habló del encuentro con esa extraña mujer. Le repitió todo el discurso que dio y lo que ocurrió con Sungchan durante todo ese tiempo, sus dudas, la discusión que había generado entre ellos y la idea que tenía de los exámenes de ADN.
—Shotaro, cariño, debías hablar sobre esto con alguien en su momento —lo regañó Kun—, es algo que teníamos que saber, nosotros o Doyoung —Shotaro asintió y quiso disculparse, pero Doyoung lo interrumpió.
—Conociendo a Sungchan, se hubiera molestado contigo por decirnos sus secretos. No eres culpable por esto —sonrió como pudo—. ¿Tienes idea de dónde puede estar mi hijo?
—La única persona que se me ocurre es Lucas —comentó—. Sungchan no responderá si lo llamo, así que hablaré directamente con Yukhei.
—Solo quiero saber si está ahí —murmuró Doyoung, desesperado—. Pregúntale si Sungchan está con él, solo eso. No iré a buscarlo ni le exigiré que regrese, solo quiero asegurarme de que está a salvo.
Shotaro se apartó para hacer la llamada mientras Doyoung agradecía a Kun y Yuta por su ayuda en esto. Tomó nuevamente sus cosas y, cuando Shotaro le confirmó que su hijo estaba bien, se despidió de los Qian y regresó a casa.
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You never gave up on me •°• #2
Fanfic"Nunca te rendiste conmigo" Parejas destinadas, amores infantiles. El regreso de alguien no muy querido que dará lugar a peleas y discusiones. Una familia que intenta no romperse en mil pedazos. •°•Omegaverse •°•Segundo libro de: "You saved me"