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Regresa a casa.

Sungchan quitó todo el aire de sus pulmones estando frente a su puerta, releyendo el mensaje que Doyoung le envió.

Necesito saber que estás seguro y cómodo en tu hogar. Me iré de casa por el momento, hasta que Jungwoo regrese. No te molestaré, así que por favor, regresa.

Sí, sus padres le habían mentido con algo tan grande toda su vida, pero dejando eso de lado, siempre cumplían sus promesas. Así que no se sorprendió demasiado al encontrar su casa completamente sola. Doyoung se había ido, y por un momento se sintió culpable. No era su hijo biológico, pero estuvo para él desde el principio, siendo lo mejor de su vida junto a Jungwoo. Pero aún así merecía conocer a su verdadero padre.

Entonces recordó lo que Doyoung le decía de pequeño sobre las mentiras. Eran malas, excepto que sean para alegrar o evitar dolor en alguien más. ¿Y si su verdadero padre no quiso verlo en todo ese tiempo? Tal vez lo abandonó a él y a Jungwoo. Pero no importaba, aún así debía saberlo. Y si en serio ese hombre era un idiota, debía estar buscándolo. Eso hacían los idiotas, o los que entraban en razón, buscar a sus hijos y reclamar sus derechos como padres después de años. Pensar en eso lo molestó, pero aun así quería saber la verdad.

Las horas pasaban y realmente Doyoung no había regresado. La hora de la cena se acercaba y cuando revisó el refrigerador para ver qué cocinar, lo notó completamente lleno. Doyoung se había encargado que no le faltara nada antes de dejarlo solo.

Pero entonces el timbre resonó por la sala, y fue a abrir con rapidez. Una pequeña chica de reparto le entregaba unos paquetes, insistiendo que era de él, pero cuando Sungchan quiso pagarle, ella dijo que ya estaba pago. La observó alejarse, un poco extrañado, y volvió a entrar poco después.

Su teléfono comenzó a vibrar con un mensaje de Doyoung: No es un soborno, solo quería que tuvieras una cena agradable. Descansa. Y así fue, varias bandejas de comida, incluso una de sushi, solo para él. Cenó con tranquilidad, viendo la televisión. Se dio una ducha rápida y se acostó. Al día siguiente regresaría su padre y debía prepararse para otra discusión.

...

Esa mañana de sábado, Jungwoo y Jeno cruzaron la puerta de su casa, regresando al fin. Ambos se sorprendieron de encontrar a Sungchan tonteando con su teléfono en el sillón, normalmente dormía hasta la hora del almuerzo. Jeno lo saludó con una sonrisa y se retiró a ducharse y descansar un rato.

—Sé que acabas de llegar, pero ¿podemos hablar un momento?

—Claro que sí —sonrió Jungwoo, dejando su bolso en una silla—, ¿estás bien? ¿Ocurrió algo?

—Relájate, está todo bien. Sígueme.

Guió a su padre hacia la habitación, y Jungwoo comenzó a preocuparse. Era extraño hablar en privado en la habitación de su hijo, normalmente ocurría en la sala o en casos de suma privacidad, en la habitación matrimonial.

—Sungchan, ¿qué pasó? ¿Dónde está tu padre?

—Doyoung tuvo que salir —comentó, ofreciéndole asiento frente a él—, y de eso quería hablarte.

Sungchan le entregó la hoja a su padre que empezó a respirar con dificultad.

—¿De dónde sacaste esto? ¿Se lo mostraste a tu padre? ¿Dónde está él?

—Es lo que quiero saber, ¿dónde está mi padre? No Doyoung, mi verdadero padre.

—¿Él se contactó contigo? —el temor en Jungwoo era palpable en su voz, su rostro, todo su cuerpo, pero Sungchan estaba tan molesto que no podía notarlo.

—Lamentablemente no —gruñó—, y es porque ustedes no lo dejan.

—Por supuesto que no voy a dejarlo —bufó Jungwoo, perdiendo los nervios y desesperándose—, no dejaré que se acerque a ti, y tampoco te permito que lo busques.

—¿¡Por qué no!? —gritó Sungchan, perdiendo la paciencia—. Me privaste verlo durante toda mi vida y-

—Y lo seguiré haciendo. Él no es una buena persona Sungchan. Y tu padre es Doyoung.

—Claro que no, y si no es una buena persona lo juzgaré yo mismo —volvió a gritar, antes de salir huyendo de la habitación.

Jungwoo estaba dispuesto a decirle toda la verdad, pero su hijo ni siquiera se lo permitía. Corrió tras él, pero Sungchan salió de la casa, rumbo a un lugar donde él no podía seguirlo. Jeno salió de su habitación al escuchar los gritos, vio a su hermano salir de casa y a su padre temblando mientras rebuscaba en su bolso.

—Papá, ¿estás bien? ¿Qué pasó? ¿Qué buscas?

—Llama a tu padre, por favor, pídele que regrese.

Jeno asintió y actuó con prisa aunque no entendía qué estaba pasando. Comenzó a hacer la llamada mientras obligaba a su padre a sentarse en el sillón y le acercaba un vaso con agua.

Doyoung apareció poco después, sudando como si hubiese corrido hasta casa, envolvió a Jungwoo en brazos y su esposo comenzó a llorar. Jeno estaba cada vez más confundido y asustado.

—Jeno, ve a tu habitación, por favor —murmuró Doyoung—, hablaré con tu padre y luego te explicaré lo que ocurre.

Su hijo obedeció y, una vez en soledad, Jungwoo y Doyoung hablaron de todo lo ocurrido.

You never gave up on me •°• #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora