Introducción

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El frío de la noche era agradable hasta cierto punto, la verdad que si estuviera en mejores condiciones podría confírmalo pero ahora, ahora únicamente el pelinegro quería llegar a casa.
Anteriormente esto no había sucedido, y mucho menos al ser una misión simple para él, el tener que escoltar a varios señores feudales de las diferentes naciones era pan comido para cualquier ninja en estos tiempos de paz, aunque no esperaba que dentro de todo el camino aparecieran bandidos por doquier, simples matones en busca de dinero para comer.

Sasuke no era alguien que presumiera su fuerza en cada momento, ni que mucho menos fuera alguien gentil y considerado. No era blando como muchos otros a diferencia y trataba de poner su esfuerzo al nivel de la misión, aunque en esta situación le costó más de lo esperado.

Quizás el atacar a los señores feudales era parte de un plan de alguna pandilla de ladrones para desestabilizar un poco la paz dentro de las grandes naciones y aunque sonara irracional, le tomo las tiempo de lo esperado y su energía se vio casi consumida al doble, pues la cantidad de hombres era extraña, podría decirse que ésta situación se había planeado con demasiada antelación y rigurosidad.

Una vez llegando a su último destino, fue inevitable el no pensar sobre otro ataque sorpresa que para su conveniencia no había pasado, al final todo termino bien, y con éxito. Aunque para su mala suerte, tenía que ir personalmente a la oficina del Hokage a reportar e informar sobre dicha misión en base a su presencia y papeleo.

Caminando a paso rápido y continuo, quería llegar a terminar dicho pendiente y seguir con sus otras misiones.
De no ser por qué en ése momento no habían más ninjas disponibles, se habría negado sin dudarlo.
Aunque Naruto esta vez fue muy insistente, lo convenció a duras penas, y aunque el rubio aún batalla para hacer que se quede en la aldea, eso ya era un avance.

De un momento a otro, una ráfaga de aire azotó su rostro, quizás venían de la dirección norte más no esperaba que dicha ráfaga traería consigo una punzada, de pronto, sintió como su cabeza dolía, y sus ojos le ardían. No era algo normal en él y eso basto para desconsertarlo.

— Pero que... — el azabache, posó su peso en uno de los tantos árboles, llevando su mano instintivamente a la cabeza.

Borroso, era lo que pensó, podría decirse que el camino había sido multiplicado de un momento a otro. Estaba nada de llegar a la aldea, unos minutos cuando mucho si hubiera seguido con su ritmo inicial. Se sentía pesado, exhausto y caliente. Con la respiración irregular y sudando como si en un sauna estuviera, sin pensarlo bien decidió moverse a través del Rinnegan para acortar todo y llegar antes de tiempo, esto se estaba haciendo difícil.
Después de un par de minutos, estaba frente a la puerta de su casa, su cabeza dolía a punto de pensar que podría estallar y su cuerpo ardía como nunca antes, trato de tomar el pomo de la puerta con su única mano, pero está fue abierta por su hija, quien ya iba de salida, haciendo que este cayera sobre ella.

— ¡Papá! — gritó Sarada, mientras a duras penas podría sostener el cuerpo de su padre —. ¿Que ha pasado?

Por su parte, su progenitor estaba casi inconsciente en sus brazos.

La joven portadora del Sharingan logro llevar a su padre a su habitación con algunas dificultades, no podía quedarse a cuidarlo por más que quisiera, tenía una misión con Shikadai y Metal Lee organizada. De una manera rápida está tomo el teléfono de su hogar y llamo a quien sabría estaría aquí en un dos por tres para socorrer a su padre. No tardó mucho antes de marcar al número indicado, esperando ser respondida mediante la otra línea.

— Hola, buenas noches. Hospital de Konoha a su servicio, ¿Hay alguna emergencia? — Se escuchó decir del otro lado, sin emoción y monótono. Podría decirse que hasta el ser recepcionista era un trabajo agotador.

— Eh... Algo así, ¿Se encuentra la doctora Sakura Uchiha? — dijo, para así mismo voltear a ver el reloj de pared, y después posar la vista de su padre.

— Acaba de terminar su turno, me comentan que salió hace unos minutos.

— ¿En serio? — la joven de la otra alinea asintió con aún "si" —. Gracias entonces. Colgó el teléfono y paso a ver a su padre.

Dormido era como se encontraba, no se veía tan hostil de esa forma viéndolo bien a diferencia cuando esté se ponía serio en batalla.

— Si mamá está por venir quiere decir que puedo adelantarme entonces, voy muy tarde.

La pelinegra antes de salir de casa le colocó un paño en la cabeza a su padre para la fiebre y sin más salió, su madre sabría que hacer por el momento, y por su parte sabría que ella saldría de misión durante una semana y media, así que abriría con sus propias llaves cuando regresase. Y sin más, salió, sin antes dejar una nota en la puerta.

Era tarde, podía sentirlo con la fría brisa de verano, llevaba en sus manos unas bolsas con los víveres suficientes para la casa, comida, productos básicos, lo esencial. Sakura iba tranquila en su andar por las calles de Konohagakure.
Después de varios minutos, ya estando frente a la puerta de su hogar, un escalofrío recorrió su espina dorsal, por alguna extraña razón algo no estaba bien, quizás solamente era su imaginación aunque por un momento creyó escuchar diferentes voces en su residencia.

Quizás pasar mucho tiempo en su trabajo le estaba jugando una mala pasada: — debería comenzar a contemplar unas pequeñas vacaciones, je... — se dijo para si, con una pequeña risa cansada.

Sería raro, no esperaba a nadie y sarada para esta hora ya estaría fuera de la aldea, lo cual no tendría sentido alguno. Vaya, si después de casi rogar para que le dieran otra casa similar a la que había derrumbado anteriormente fue un desafío monumental puesto que ahora Naruto no podía abogar por ella, y aunque se la habían permitido había prometido pagar los gastos faltantes más los gastos de la casa que había había sacado para la familia.

— ¿Uh? Pudo divisar una nota en la mirilla de su puerta, un tono blanco con la conocida escritura casi perfecta de su hija.

" Mamá, si lees esto quiere decir que para ello ya le he ido de la aldea a mi misión, el motivo de esto es por qué papá llegó de imprevisto y está ardiendo en fiebre, contacté al hospital pero no estabas, espero que puedas ayudarlo, y perdón si no pude quedarme.

Con amor, Sarada. "

Asombrada, paso la llave a su puerta y entro; silencio y luces encendidas era lo que había. Dejo las llaves en la entrada y rápidamente dejo la bolsa en la mesa. Fue a su habitación casi al instante y ahí encontró a su marido, enroscado en las sábanas abrazando una almohada con su mano derecha.

— Sasuke-kun... — con mirada sería, pasó su mano por la frente de su hombre, ligeramente sudado y con unos grados menos respecto a su fiebre. Suspiró. — Espera un poco, te traeré algo.

Cómo si supiera Sasuke que su pelirosa se encontraba ahí, musitó una queja al sentir que las manos de su amada se retiraban de su frente. Su mujer salió de su habitación y se dirigió a la cocina para preparar algo, así mismo preparó el baño para su marido y bajar su temperatura.

Después de un par de minutos de preparar el alimento esencial, un poco de medicamento y el baño, había terminado: - Ya casi está todo listo Sasuke-kun, pero primero debes bañarte.

Un ruido seco se escuchó de la habitación de dónde se encontraba el azabache.

— ¿Estás despierto? — gritó —. ¿Sucedió algo? — más no recibió una respuesta concreta, a diferencia de ello Sakura directamente fue a la habitación para ver que pasaba. Sin más y sin preguntar, entro a la habitación encontrándose con una de las escenas que jamás pensó ver su vida.

— ...¿E-eh...? ¡EHH...!

De pronto y sin explicación, pudo divisar al amor de su vida en diferentes etapas de ella frente a sus ojos, mirándose entre ellos mismos; un niño asustado, un adolescente a la defensiva y un joven frío en su mirar.

— ¡Sasuke-kun...!

Y así, todos voltearon a ver a la adulta de cabello rosa.


©Andrew_GD
09022022

Los 4 Uchihas. || SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora