єηтιєяяσ ¢ιя¢υℓαя

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ᴱˡ ᵛⁱᵉʲᵒ


Soy de aquellos pocos que aún recuerdan lo extinto, de aquellos que permanecen casi intactos bajo las cicatrices horrorosas, soy parte de ese grupo que le rehuye a la gente y que, inevitablemente, repelen a los niños. Doy miedo. Lo sé. Les repugna la curva fatigada que dibuja una espalda jorobada, les ofenden las manos mugrientas que terminan en unas uñas largas y terrosas, y les impacientan las piernas temblorosas y sus rodillas en cruz cuando se niegan a dar otro paso a la mitad del camino. Lo sé, lo presiento, pero poco importa.

Después de todo aquí estoy. De nuevo presenciando otra muerte, mirándome en el reflejo de unos ojos opacos idénticos a los míos. Al borde del sepulcro, un difunto con pala en mano que se sepulta a sí mismo. ¿Cómo he hecho esto durante tantos años?, solía preguntarme hace algún tiempo. Naturalmente, a estas alturas y con esta edad , ya no lo hago. Así son los gajes de este oficio, uno puede aceptarlo pero nunca se acostumbra.

Porque es imposible acostumbrarse a la fetidez del olor a podrido, a la tierra entrándote por los ojos y la boca hasta la asfixia. Es aterrador no poder cerrar los ojos y, a la vez, tampoco poder abrirlos. Nadie se acostumbra a la parálisis del rigor mortis, a dejar de respirar, a continuar haciéndolo, a los espasmos y al sufrimiento. A la incomodidad de tener que empujar el cuerpo en el pozo, y también al sentimiento de soledad que a uno le invade al tener que hacerlo solo mientras escucha el golpe sordo del chasquido de los huesos siendo amortiguado por los sonidos húmedos de varios fluidos y el suspiro seco del polvo que descansan al fondo de la fosa.

Uno nunca se acostumbra a tener que cubrir el cuerpo, a verlo desaparecer, primero parcialmente y luego por completo, al proceso, en el que también termina desapareciendo uno mismo. Nadie puede acostumbrarse a esas cosas. Se hace insoportable atravesar el agobio de asistir a un entierro. Y difícil tener que enfrentar lo terrible. Y agotador cuando se soporta solo.


𝔗𝔬𝔭𝔞𝔠𝔦𝔬



















Notita: Estoy preparando dos textos narrativos para un bloque temático, y como estoy tardando más de lo esperado decidí  compartir este cuento con ustedes. La idea de un entierro circular es algo que me obsesiona (como metáfora , obviamente) así que tengo varios textos explorando este concepto, este micro relato en particular es especial porque fue el primero de esa serie en "ver la luz" y además, sorprendentemente, le fue muy bien. El verano pasado lo envié a un concurso literario que organizo mi universidad, y aunque  todavía no logro desentrañar del todo esta idea, "El Viejo" recibió una mención especial lo que hizo que le tome cariño. De verdad espero que les guste, es mucho más oscuro que las cosas que suelo subir en esta antología.

ß⊕hεmïαη レαß (?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora