Глава 20

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Abría lentamente mis ojos, me dolía demasiado la cabeza como si estuviera crudo. Traté de moverme pero sentí fuertes agarres por casi todo mi cuerpo, traté de enfocar mi borrosa vista en algún punto pero solo veía negro. Hasta que...

¡Señor ya despertó! — Escuche como alguien grito, ahí recordé que había pasado.

- - - Hay no. - - -

El saco de tela que cubría la vista de México es retirado sin delicadeza, este pestañea varias veces tratando de adaptarse a la luz.

— Здравствуйте, милость. (Hola lindura.) — Escucho de la persona con la que antes de ser noqueado estaba peleando. El ruso estaba sentado en una silla con sus brazos recargados en el respaldo.

- - - Me lleva la chingada. - - - Piensa ya que tenía una cinta en la boca que le impedía hablar.

— Me diste buena pelea. — Admitió con burla.

— Mgh, mh. —

— Xaxaxa lo lamento, que mal educado soy. — Retira la cinta de un tirón provocando un jadeo de dolor del contrario. — ¿Decías? —

— Maldito hijo de puta, ¿atacar por detrás?, eso es de jotos. —

— Admito que no fue correcto pero en parte fue tu culpa por no quitarme el comunicador. —

— Sí el otro imbécil no me hubiese atacado por detrás te hubiera matado. —

— ¡Oye! — Nota la presencia del chico que lo había golpeado con una tubería. — ¡De los dos, el es el más imbécil! — Dijo molesto señalando a él eslavo.

— [ suspira ] Pude atraparte a ti pero Austria logró escapar. Han pasado tres días desde que escapó, el mismo tiempo que estuviste inconsciente; en esos días no he podido dar con él, no puedo tener su territorio por completo si ese idiota, así que, hagamos las cosas más simples. Dime donde está Austria y te dejaré libre. — De todas las respuestas que pudo haberle dado, no esperaba que el mexicano estallara a carcajada suelta, como si se estuviera burlando de él.

— Jajajajajajajajaja ¿de todas las maneras de sobornarme, es lo único que se te ocurre? — Dijo deteniendo su risa para hablar.

— Tienes razón puedo ofrecerte algo mejor; dime donde está ese austriaco y prometo que el dolor no pasara de una semana. —

— ¿Oh qué? ¿Vas a matarme? —

— Vas a querer que lo haga en cuanto empiece. —

— Guapo me torturaron por un año completo cuando era niño. No vas a escuchar súplicas de mi parte. —

— Austria no sabe torturar cómo yo. —

— Jaja ¿Quién te dijo que Austria me torturó? —

— Sí no fue el ¿quién? —

— No lo sé. —

— Mira no tengo tanta paciencia para esto, dime ¿cómo fue que Austria consiguió formar una mafia propia y como te obtuvo a ti? —

— Jajajajaja de la misma manera que tú. —

— No me ayudan tus estúpidas respuestas capsiosas. —

— A ver wey ¿cómo quieres que te responda algo que ni siquiera yo se? —

— Sabes algo, de eso estoy seguro. —

— Jajajajajajajajaja, ya te dije que no se nada. —

— Yo nunca me equivoco. —

— ¿Por qué crees que se algo? —

Мафия Donde viven las historias. Descúbrelo ahora