Recuerdos del ayer

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Olvidar..., un concepto cuanto menos, curioso. Si nos ceñimos a la definición exacta de ese termino, encontramos que: " Olvidar es dejar de retener en la mente algo o a alguien. También, es cuando dejamos de tener en cuenta algo". Por desgracia, los seres humanos, olvidamos continuamente.

Las personas con el tiempo solemos olvidar; algunas lo hacen porque han llegado a la ancianidad, otras porque prefieren no recordar una mala relación o experiencia pasada, algunas otras, quizás, sea debido a que son personas despistadas o, simplemente, sea debido a que nuestra mente está diseñada para eso, para olvidar, quizás no sea esa nuestra intención inicial, sin embargo, lo hacemos. Olvidamos momentos, lugares, palabras, experiencias vividas, por olvidar, incluso olvidamos a las personas que durante un periodo de tiempo nos han acompañado en nuestras vidas. . Sin embargo, y, paradójicamente hablando, las personas somos capaces de recordar ciertos momentos por el resto de nuestras existencias. Esos instantes que se quedan guardados en nuestra memoria y los almacenamos en el corazón; pueden ser aquellas circunstancias en las que hemos sentido muchísimo miedo o tristeza. O, por contra, también algunos de ellos, pueden ser cuando hemos sido plenamente felices. Es por ello, por lo que absolutamente nadie en todo el mundo mágico iba a olvidar esa fecha..., 2 de mayo de 1998, el día en que por fin, había acabado la guerra.

Y eran en esos momentos, cuando Hermione se ponía a reflexionar sobre todo lo sucedido, que no sabía muy bien como manejar sus emociones. Pues sentía que sus sentimientos la desbordaban. Dentro de su corazón y de su mente se hallaba una gran disputa pues notaba como la embargaban sentimientos tan distintos y complejos como lo eran la tristeza, la nostalgia y la alegría; todo extrañamente mezclado.

Sí, efectivamente Hermione no sabía gestionar sus emociones; por un lado, estaba triste pues rememoraba continuamente el hecho de que le había lanzado a sus padres un Obliviate para que la olvidarán. Y, los había enviado a Australia con unas identidades falsas para que estuvieran a salvo de la guerra, el problema es que les había lanzado el hechizo tan fuertemente que los efectos eran irreversibles y actualmente no existía ningún contra hechizo. Por otro lado, estaba nostálgica, pues era en ese momento, en el que iba a Hogwarts para reunirse con Dumbledore y Mcgonagall, para intentar encontrar una solución a su problema con la memoria de sus padres, que no era capaz de concebir el estado en que se encontraba esa escuela que durante muchos años, fue considerada como su segundo hogar. A su mente, llegaban un sinfín de recuerdos, algunos alegres y dichosos y, otros..., amargos y apesadumbrados. La verdad, es que ahora que todo había acabado, parecía un sueño muy lejano. Por último, se encontraba inmensamente contenta, pues todo el horror que vivió en esa horrible guerra, por fin, había acabado; se sentía dichosa y agradecida porque había conseguido sobrevivir a la guerra y sobre todo, a la batalla final; al igual que sus amigos.

Sin embargo, los fantasmas de la guerra, seguían muy presentes en ella, al igual que en toda la población mágica, ya que, hacía apenas un mes que había terminado la Batalla de Hogwarts.

Hermione, caminaba por los jardines de Hogwarts, en dirección a las ruinas de lo que antes fue un imponente y magnífico castillo , y no podía evitar que le llegarán a la cabeza ciertos recuerdos.

Pov* Hermione Granger*

Comienza Flashback:

Todo estaba hecho un caos, los cadáveres se contaban por cientos en ambos bandos, los hechizos se lanzaban a diestra y siniestra mientras Harry, Ron y yo intentábamos avanzar en medio de escombros, maldiciones imperdonables, arañas gigantes, mortifagos, gigantes y hombres lobo. Al entrar en Hogwarts, nos tuvimos que separar para ocupar más terreno, Harry iría por la diadema de Rowena Ravenclaw y, Ron y yo, habíamos de bajar a la cámara de los secretos para coger un colmillo de basilisco y así, destruir la copa de Helga Hufflepuff.

- ¡ Harry, ten mucho cuidado, cuando encuentres la diadema, ves al despacho de Dumbledore!, ¡Nos reuniremos allí!

- ¡Vosotros también tened mucho cuidado chicos!, nos vemos allí.

- ¡Vamos Ron, démonos prisa!, ¡Cuidado con esa araña gigante!, ¡Expulso!

- ¡Gracias, Herms!, vamos.

Mientras corríamos y esquivábamos los maleficios que nos tiraban los mortifagos, me tropecé con una de las piedras que habían en el suelo a causa de las explosiones. Haciéndome soltar por un momento mi varita y caer al suelo.

- ¡Ay, qué daño!, mierda, mi varita ¿Dónde está?, no la encuentro. ¡Ron, espera no encuentro mi varita, no sé dónde ha caído!

- ¿Mione, pero qué haces tirada en el suelo?, no es momento para una siesta, ¡vamos!

- ¿Eres imbécil o solamente subnormal?, ¿sabes qué?, mejor no me contestes a eso, ya sé que eres ambas cosas. ¡Me he caído y ahora no encuentro mi varita, ayúdame, rápido!

- ¡Joder...!, ¡ahí está, vamos!, ¡Cuidado con esos esos mortifagos Mione!, ¡Expelliarmus, Desmaius!,¡corre Herms, tenemos que llegar a la cámara de los secretos!

Tanto Ron como yo estábamos exhaustos de tanto correr y usar nuestra magia, estábamos al limite de nuestras fuerzas, pero al menos, habíamos llegado a la entrada secreta de la cámara de los secretos, el problema es que solo se abría hablando pársel y, ni Ron ni yo sabíamos ese idioma.

- Hazte a un lado Hermione, voy a abrirla

- No seas tonto Ron, necesitamos hablar en pársel para abrir la maldita puerta y ni tú ni yo sabemos esa lengua.

- Confía en mí, podré hacerlo.

En ese momento, Ron empezó a murmurar unas palabras inteligibles para mi; yo solo podía observar como poco a poco esa puerta fue abriéndose, y al terminar de hacerlo, dirigí mi vista a Ron en busca de explicaciones.

- ¿Cómo lo has hecho?

- Harry habla dormido, ¿sabes?

Fin del Flashback

Al final, por suerte, todo salió bien, y fue Harry quien se declaró vencedor, derrotando a Lord Voldemort, ahora con su muerte, el mundo mágico, por fin podía estar en paz y seguir adelante. Todo estaba tranquilo, bueno... Casi todo, porque había una castaña que estaba intranquila consigo misma, se recriminaba el beso que se había dado con su pelirrojo amigo. Estaba arrepentida de ello, pero sin duda, de lo que más se apenaba era del hecho de que después de ese beso, se pusiera en un noviazgo con su hasta ahora amigo. Actualmente, se replanteaba seriamente si había actuado bien, para ese punto creía fervientemente que sus neuronas no habían funcionado como deberían.

- No debí besarle, ni haber actuado así, dijo, mientras daba un largo suspiro.

Antes de que ella misma se diera cuenta, Hermione había llegado a su destino, la oficina del director. Después de decir la contraseña correspondiente y subir las escaleras que daban al despacho de Dumbledore, no sabía muy bien como interpretar la mirada que éste y la subdirectora, Minerva McGonagall, le dirigían.

- Oh, señorita Granger, que agradable sorpresa; pase, por favor, tome asiento.

- Hola, buenos días, profesora McGonagall, director.

- ¿Qué le trae por aquí?

- Pues vera, señor, quería hablar con ustedes de un tema muy importante para mí y necesito de su ayuda.

- Muy bien, ¿de qué se trata?

- De mis padres.





Pociones, una asignatura... ¿Peligrosa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora