🥀 𝕷𝖔𝖛𝖊 𝕭𝖎𝖙𝖊𝖘 | 𝔐𝔞𝔶𝔩𝔬𝔯/𝔐𝔞𝔶𝔠𝔬𝔫/𝔇𝔢𝔞𝔩𝔬𝔯 🥀

Y yo te daría mi vida

🏉 Roger P.O.V. 🏉

La fiesta era tal y como esperábamos. Puro adolescente excitado bailando pegados entre ellos apestando a alcohol, cigarrillo y lo que bien puedo asegurar que es marihuana, aunque si John pregunta yo jamás la he probado. Rebusqué por los alrededores, encontré a Brian junto con los nerds, conversando seguramente de ecuaciones y galaxias y la última película de Marvel. Tal y como esperaba que pase, también, apenas entramos él regresó a vernos. Tomé a John de la mano y lo llevé por el sentido contrario. Había algo que me incomodaba de ese sujeto.

Era quizás la forma esporádica en la que ingresó al colegio. O tal vez la extraña historia de fondo sobre lo del niño genio; lo busqué en Google esa misma tarde y, a diferencia de un 99.9% de los niños genios del mundo, no había ninguna noticia sobre él. Tampoco había registros de él en las universidades donde se supone que se graduó. Y sí, antes de que pregunten, me infiltré en la oficina de la Directora Kings y tomé fotos de la ficha de entrevista y su CV. Todo por amor a John, quien parecía ser un punto de atención muy particular para él, si bien habían ocasiones donde sentía que nos observaba a ambos, y a veces solo a mí. Tras la historia del profesor Richards y Verónica decidí que jamás confiaría en un profesor nuevamente; no como antes. Los juegos, las bromas y todo lo que May hacía en clase podía bien ser una distracción para ganarse nuestra confianza, y luego atacar... atacar contra nuestra inocencia, ingenuidad y dignidad. John era, en sí mismo, una víctima perfecta, y no dejaría que le pase nada.

El hecho de que estuviese ahora cuidando de un grupo de adolescentes alcoholizados y sin supervisión de sus padres era para mí una bandera roja ENORME. Pinche maniático. Si tan solo pudiese encontrar una forma de delatarlo, y que quede funado, no solo de la escuela sino del pueblo. Algo en su traje de vampiro sexy (porque mierda, puede ser un lunático, pero ese condenado es precioso, lo que considero otra red flag) me recuerda a la figura negra de aquella noche en casa de John. Un escalofrío me recorre la espalda de inmediato, y me doy cuenta que estuve observándolo fijamente cuando siento que John jala de mi mano, y que Freddie ya se había adentrado en la pista de baile.

—Roggie, vamos a bailar, la música está buena—dice Johh, riendo y atrayéndome hacia él. Decidimos ir vestidos de Harley Quinn y el Joker, y sí, yo soy Harley Quinn, muy a pesar de que hace un año el tinte me salió mal y nos dimos cuenta que el cabello verde me sienta. En este caso, sin embargo, por mis greñas rubias el que fuera ella resultaba perfecto, y el maquillaje a Susie la del salón de belleza le quedó increíble (y por si se lo preguntan, extrañamos mucho los gritos y refunfuños de Marjorie, aunque nos enteramos por medio de Susie que resulta que había estado robándole dinero a la iglesia, por lo que ahora está funada, que en paz descanse su corrupta alma).

Siento la mano de John en la parte baja de mi torso y me estremezco por el contacto piel a piel. Mi disfraz consiste de un crop top y unos shorts, iguales al de la primera película con Margot Robbie, aunque el Joker de John es mucho más clásico porque odió los tatuajes de Jared Leto. Freddie vino como siempre de tercera rueda, porque nos quiere y porque apenas le dije cuál era mi idea declaró que sería Poison Ivy. Porque Poison Ivy y Harley Quinn son las mejores amigas. En su lugar cualquiera hubiese elegido ser Batman, pero Freddie y yo hicimos un pacto. Si la una va perra, la otra debe ir más perrísima. Y así es como noto que medio salón de clases le anda ojeando el trasero en el para nada discreto traje que se asemeja más a un traje de baño verde que a un vestido. Tenía que ponerse mallas, pero como ninguna le quedaba, suerte o muerte. Al menos Freddie desborda personalidad, y eso hace que nadie se atreva a molestarlo.