Izuku temblaba entre espasmos mientras caía lentamente de rodillas al piso.
—¿Qué he hecho? —se dijo a sí mismo —¿¡Qué he hecho!? —repitió alterado entre lágrimas acercando su mano a los restos vicerales de lo que en algún momento fué hermano mayor.
No logró tocarlo, tras él aparecieron Katsuki y flotando a su lado el pequeño Kirishima quienes lo miraban de una forma que no supo descifrar.
Agachó su cabeza esperando alguna reprimenda, mas no fué así.
—Haremos lo necesario sobrellevar las consecuencias de esto. No llores, Deku —dijo el rubio sonriendo de lado, exhibiendo sus afiliados colmillos. Se veía imponente con sus nuevas facciones demoníacas, sobre todo por aquellas enormes alas con terminaciones filosas.
Y aunque acabase de insultarlo llamándolo Deku, confiaría en él. Confiaría en el nuevo miembro de la realeza. Tomó su fuerte mano, y se apoyó en él para así levantarse.
Sonrió notando de una vez por todas, que Katsuki aún seguía desnudo.
—Ponte algo de ropa —susurró.
El futuro a partir de aquí sería incierto para ellos. Todos de alguna habían actuado en contra del señor del infierno. Katsuki no solo le había mentido, sino que también casi mató a sus torturadores, Izuku asesinó a su hijo legítimo y Kirishima fué cómplice de todo desde un comienzo.
No había forma de ocultarse de Enji, él los encontraría tarde o temprano. Y la única forma para salvarse de quien no puedes huir, era eliminándolo.
Así es, debían matar al diablo. Pero solo uno de ellos lo sabía.
—Debemos irnos, él ya sabe sobre algo de lo que pasó aquí —mencionó Izuku, quien usando su don pudo ver como su padre se encontraba junto con Ochako acercándose peligrosamente en dirección a las salas de tortura. Enji nunca estaba con ella, a menos que su don de clarividencia se activase.
—No —sentenció Katsuki —es nuestro momento. Nunca volveremos a encontrarlo sólo, si escapamos mandará gente tras de nosotros...
Izuku no podía creer lo que sus oídos escuchaban y dejó de oír aquel ridículo plan. Se tenía que ser muy imbécil, muy estúpido o ambas codas seguramente para creer siquiera en que existía una mínima oportunidad de enfrentarse a su padre, ganarle y salir impune en el intento.
—¡Jamás! ¡No digas idioteces! ¡Debemos irnos ya mismo! —gritó histérico el peliverde notando que su padre y hermana estaban cada vez más y más cerca.
Intentó tomar de la mano al rubio quién mantenía a Kirishima en su cabeza. Mas ninguno de los dos reaccionó a su afán desesperado por abandonar aquellas instalaciones.
Por más descabellado que sonase el plan de Katsuki, el pequeño demonio pelirrojo estaba de acuerdo en esta ocasión con su bro. Una oportunidad como esa jamás se daría de nuevo. Y creía fielmente en que Enji debería escarmentar por todos los males que había ocasionado a su propia familia, al lindo Izuku. Incluso, por haberlo castigado a él mismo y casi haber asesinado a su amigo cenizo.
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•DEMON•
FanfictionKatsuki es sentenciado a pudrirse en el infierno eternamente. Allí recibirá su castigo; todos sus pensamientos serán expuestos y jamás volverá a conocer la privacidad. Lejos de enloquecer, decide continuar con su vida. Hasta que un buen día descub...