Kirishima sintió su corazón estrujarse dentro de su pecho al notar que su querido Izuku lloraba levemente mientras leía aquel papel arrugado.
Miró a Katsuki de reojo, y su rostro también se notaba afligido. Rápidamente volvió a tomar el bolígrafo, escribiendo sin que el rubio lo notase.
-Bro, ahora lanza éste papel, y recuerda, a Izu-chan le encanta que lo halaguen. Así que sígueme la corriente.
Katsuki leyó el leve texto escrito, alzando la ceja algo confuso por el contenido."Haz «aquello» a mi amigo le encantará, quedó muy asombrado con tu don"
No se tomó el tiempo de preguntar a qué rayos se refería con «aquello». Solamente se apresuró a colocar otra roca dentro del papel para darle peso y así aumentar la distancia de su trayectoria, evitando la resistencia del viento.
El tiro no pudo haber salido peor. Katsuki se había puesto un tanto nervioso cuando vió al pecoso llorar y no midió bien su lanzamiento. Aquella roca envuelta se dirigía directamente al rostro de Izuku, quien estaba distraído releyendo la carta anterior.
Pero el terror de lastimar al peliverde se desvaneció cuando vió que éste sin levantar la mirada, o siquiera haber movido un músculo había creado una semi esfera violeta traslúcida a su alrededor en forma de escudo, que evitó el impacto contra su rostro. Y es que dentro de los muros del palacio, nada se movía sin que él pudiese percibirlo con su don.
-¡Idiota! ¡Cómo se te ocurre apuntar dónde él está -gritó Kirishima alterado por lo que acababa de ver, agradeciendo que el pecoso era básicamente intocable.
-¡Tú eres el idiota si piensas que lo hice a propósito! -se defendió avergonzado Katsuki por su patético lanzamiento -ahora dime qué mierda es «aquello».
-¡Es la demostración! ¡Así que dile cosas bonitas! -dijo el pelirrojo, confundiendo más a su amigo.
Lo que quizás Katsuki no se imaginaba es que dentro del palacio Izuku no la pasaba tan bien. Estaba solo. Las únicas veces que su padre se le aparecía eran un desastre, siempre discutían.
Su vida era un lugar solitario. Donde nadie pensaba mucho en él, más que como una útil arma de la cual sacar provecho.
Donde nadie estaba realmente a su lado para apoyarlo y amarlo.
Donde su hermano solo iba a buscarlo cuando creía que estaba rompiendo las reglas que se le imponían, para luego terminar en la cama teniendo sexo.
Shoto no podía resistirse a la lujuriosa naturaleza que poseía su hermanito, aunque eso lo llevaba a posteriormente abandonarlo, huyendo avergonzado por haberse dejado humillar y dominar por el pequeño pecoso al que tanto envidiaba.
¿Acaso Shoto era únicamente la encarnación de la soberbia?
Kirishima le sonreía a la distancia con la intención de animarlo a realizar una demostración de su don. No sé lo pensó mucho, le daba vergüenza que aquel sujeto rubio también lo viese, pero su amigo le estaba pidiendo algo y quería cumplirle.
Ante la mirada de su pequeño público Izuku activó su don, provocando que sus manos brillasen con un aura violeta.
Extendió sus brazos hasta las rosas del jardín real, moviendo sus muñecas para atraer los pétalos caídos hasta su ubicación.
Respiró profundamente antes de comenzar a girar sobre sí mismo, provocando que aquellos pétalos que brillaban gracias a su don siguiesen sus pasos, envolviéndolo en una cortina de brillos y flores flotando a su alrededor. Los alzó lo más alto que pudo, para luego soltarlos. Pero justo antes de que tocasen el piso los levantó nuevamente, formando dos círculos que giraban sin cesar, a la par de los movimientos de sus dedos.Él no era solamente un arma perfecta como decía su padre, él podía crear cosas hermosas con su don.
Katsuki miraba maravillado los bellos movimientos del pecoso mientras hacía bailar aquellas flores. Comenzó a aplaudir fuertemente para que Izuku lo escuchase y supiese que su actuación era bellísima.
El peliverde al ver a Katsuki tan animado decidió subir un poco la intensidad de su acto. Dejó caer los pétalos, quedando algunos sobre su esponjoso cabello, dándole un aspecto adorable.
Posó sus esmeraldas decididas sobre el cenizo. Lo apuntó con su dedo, más específicamente, apuntó a la camiseta ajustada del rubio, frunciéndola a la altura del pecho. Iba a demostrarle que no solo podía controlar objetos inanimados, sino también a él.
Dobló su dedo hacia adelante, con la intención de tirar solo un poco de Katsuki para jugar un poco con él. Estaba sumamente ansioso y sonrojado. Pero jamás imaginó que aquel 'pequeño tirón en su camiseta' resultase en la caída libre del rubio por la empinada colina. Por lo visto, su jueguito lo tomó por sorpresa y perdió el equilibrio.
-¡BROO! -gritó dramático Kirishima cuando notó a su amigo caer rodando hasta quedar contra la muralla real, bajo un orificio con barrotes que funcionaba como ventana.
Izuku corrió preocupado hasta donde vió caer al rubio. Jamás esperó que algo así pasara, estar tan cerca del muro era peligroso para ellos.
-¡Yo! ¡Yo lo siento mucho señor Katsuki, no quería que eso pase! -se apresuró a decir mientras veía como el rubio se levantaba tomándose de la cabeza, notando que tenía el cuerpo raspado por la caída -¡N-no debí hacer eso! Me dejé llevar, solo quería jugar un poco con usted.
-No soy un maldito viejo, no me hables de usted -dijo Katsuki, pasando por alto el hecho de que acababan de tirarlo por una maldita colina. Peinó su rubio cabello hacía atrás, mientras miraba aquellas hermosas esmeraldas de cerca por primera vez. Maldición, era incluso más atractivo de lo que creía.
El pecoso apartó su vista de la penetrante mirada que Katsuki le estaba dedicando con sus ojos rojos como el fuego del infierno.
-L-lo siento mucho, en verdad -susurró bajito Izuku sin hacer contacto visual.
-No tienes que disculparte, fue un accidente -dijo con voz grave y rasposa el cenizo, tomando la sonrojada mejilla de Izuku a través de los barrotes que los separaban.
-¡Bro no te moriste! -celebró Kirishima que había bajado para ver como estaba su amigo y por qué se demoraba tanto en volver a subir -¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ?! -gritó al ver que el pervertido de katsuki tocaba la mejilla del pecoso -¡Hermano él es el príncipe, no puedes tocarlo así como así! -explicó mientras le pegaba en el dorso de la mano para eliminar el contacto entre ellos.
-¡Kirishima no seas grosero! Acabo de tirarlo por una coli...- Izuku fue interrumpido por un pequeño pelirrojo que lo abrazaba por el pecho con fuerza -te extrañé mucho Kiri -dijo correspondiendo el abrazo con gusto.
Ambos se separaron y sonrieron tontamente a Katsuki que los miraba mientras se sostenía el brazo lleno de heridas producto de la caída.
-¡Caíste de varios metros y sigues inctacto! ¡Si que eres cabeza dura! ¿Verdad Izu-chan?-bromeó Kirishima buscando complicidad, pero al ver el rostro del pecoso notó que algo iba mal.
-¡Deben irse! -gritó izuku desesperado -¡Shoto está cerca!
Al escuchar aquel nombre el pelirrojo palideció. Debían huir de ahí en ese mismo instante y sin levantar sospechas, o todos estarían en graves problemas.
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Aquí la actualización, espero que les guste.
En este capítulo Izuku rompió las reglas. Usó su don fuera de los muros del palacio cuando tomo la camiseta de Kacchan 😱
Si ven algún error háganmelo saber, el capítulo anterior tenía varios y nadie me dijo nada :( en vez de "piedra" decía "pidra" y cosas así. Yo escribo esto a las 5 de la mañana, y normalmente no notó los errores sino días después, cuando ya todo el mundo lo vió ;-; 😂 y eso que suelo reerlo varias veces
En fin, 💖Saludos 💖
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•DEMON•
FanfictionKatsuki es sentenciado a pudrirse en el infierno eternamente. Allí recibirá su castigo; todos sus pensamientos serán expuestos y jamás volverá a conocer la privacidad. Lejos de enloquecer, decide continuar con su vida. Hasta que un buen día descub...