Prólogo

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El mundo parecía tan grande en ese entonces, las piernas de mi madre eran montañas y la cima de la mesa un risco que parecía terminar donde mi padre se sentaba. crecí sintiendo eso, la inmensidad, todo iba lejos y lento.

 Mis hermanos eran lo más cercano a mi enanez, mi hermana Ana era la más perfecta, siempre limpia, bonita, casi una adulta en el cuerpo de una chica. Recuerdo su forma de hablar como si fuera una abuela, dulce pero con un tono melancólico. Mis otros hermanos eran más unos pequeños duendes. Alexander y Viktor, corrían y siempre dejaban todo vuelto un desorden. "Dios, ¡alguien pare a esos dos mocosos!", gritaba nuestra nana mientras los gemelos se robaban los dulces y huían a quien sabe donde. 

 Mi hermana bebé es la que a menos recuerdo, Lara era una bebé muy callada, recuerdo que eso le preocupaba mucho a madre. "Es anormal querido, te lo juro" le dijo a papá mientras mesaba a mi hermana en sus brazos, "no llora, no se ríe, es que por dios León, parece que ni siquiera siente" mamá caminaba de un lado al otro, en ese momento mi padre solo paso la página de su periódico y replicó con sarcasmo "¿y qué, acaso te gustaría el ruido? querida, te preocupas por nada". 

 Desearía poder decirles más sobre mi familia, que ellos eran amables, cariñosos y que me amaban, pero no es cierto. Mis padres eran pobres jugando a ser ricos, pedían dinero y nos daban montículos de objetos para llenar la ausencia de su amor cuando no estaban. Ana era su manzana de oro, le exigían que llevara el mundo en su espalda, aún escucho los ecos de mi hermana es sus clases practicando. violín, canto, baile, literatura, arte, poesía, matemáticas, etiqueta, teatro, y otra gran cantidad de cosas que mis padres creían que los harían ver como aristócratas.Los gemelos y yo no nos preocupabamos por muchas cosas, solo de cuales eran las mejores formas de molestar a nana, todo era tan.. simple.

Extraño mi vida, en esa vieja mansión, en esos corredores tan llenos de lujos, y tan vacíos de sentimiento. Extraño la inmensidad, extraño la simpleza.    

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora