Capítulo 32 (REESCRITO)

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¡Hola, qué tal! Hoy dejo por aquí arriba un saludo.

Tengo ya escrito el siguiente capítulo, y calculo que me quedan 4-5 más para terminar la historia T-T . Pensé que durante Navidades la terminaría, pero no me centraba en nada. Este mes vuelvo de nuevo a tener tiempo y parezco más centrada, ¡ojalá sea verdad! Porque he escrito dos capítulos en una tarde xD

Y como después de tanto tiempo, lo mejor es volver a lo grande con un capítulo largo... ¡eso es lo que toca! Además de... 🔥 

Gente sensible abstenerse de leer :P

Un abrazote,

Andrea.

—Es que sigo aluflipando de que el señor Routh sea tu padre

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—Es que sigo aluflipando de que el señor Routh sea tu padre.

Bienvenida a mi mundo. Creo que jamás conseguiría hacerme a la idea de todo lo que estaba pasando, aunque con lentitud cada día asimilaba un poco más. Los nervios y disgusto iniciales casi habían desaparecido.

No hacía locuras y había entrado en razón, aunque una pequeña parte de mí sentía que no podía confiar en mis padres de nuevo. No de la misma forma. Quizás con el paso del tiempo...

—Pues mi madre le conocía como Gier. Ese es el apellido que tenía antes, el de sus padres.

Dani alzó las cejas y se dejó caer sobre el mullido sofá de la sala. Había venido a verme por la tarde, cuando mis padres no estaban. Eso nos daría intimidad suficiente para charlar y poder abrirme con mi amiga.

Le había dicho a Keith que no hacía falta que se quedase, pero insistió. Decía que Dani le caía bien y era muy graciosa. En aquel momento estaba apoyado contra la ventana, mirando en ocasiones hacia la calle, y luego hacia nosotras.

—¿En serio? Joder, no te lo tomes a mal, pero mira que es raro que alguien se cambie un apellido. ¿Por qué crees que lo hizo?

—Ni idea. Pero, oye, dime. ¿Cómo estás tú? ¿Siguen tus padres con la locura esa de...?

No terminé la frase, pero mi amiga supo exactamente a qué me refería.

—¿Lo de mandarme a un internado? Sí, hija, sí. Son gilipollas. Cada día les odio más.

Apreté los labios con disgusto. No quería que mi amiga se fuese, y también me disgustaba escucharla hablar así de sus padres. Cada vez la relación que tenían estaba peor.

Al final, tenía que darme cuenta que, por mucho que el golpe de enterarme de la verdad hubiese sido duro, nosotros seguíamos siendo una familia unida. Al menos, más que la de ella. Debía que empezar a valorar más lo que tenía.

Mierda, en ocasiones así sentía muchísima vergüenza por cómo me había portado los días anteriores.

—¿Y si hablamos de algo más divertido? —Propuso Dani—. ¿Qué tal del misterioso y sexy Keith?

El sexy chico invisible que duerme en mi cama  © | REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora