CAPÍTULO 7 (reescrito)

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¡Hola! Antes de comenzar el capítulo quería contaros que...

¡ESTARÉ EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID! Os dejo las fechas por si andáis por ahí y os apetece pasaros a decirme "hola". (Hay personas que me han preguntado si pueden pasarse aunque no tengan el libro y... ¡obvio! Siempre es un placer intercambiar sonrisas, jo ♥)

Sábado 2: de 12:00-13:00h (Caseta SGEL -36) y de 17:00-19:00h (Caseta Plataforma Editorial -287)

Domingo 3: 11:00-12:00h (Caseta Plataforma Editorial -287)

Domingo 3: 11:00-12:00h (Caseta Plataforma Editorial -287)

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CAPÍTULO 7

Me miré una vez más en el espejo, probablemente la número cinco, y suspiré. No poseía poderes milagrosos que me hiciesen parecer una super modelo ni el espejo mágico de Blancanieves, pero no estaba del todo descontenta con lo que veía.

Era una adolescente de dieciséis años normal. No se podía pedir peras al olmo pero tampoco iba a quejarme. La faena era pasar la mayoría de tu tiempo libre con una amiga que prácticamente podía desfilar para Victoria Secret. O podría, dentro de un par de años.

Sin embargo, a día de hoy tenía otras cosas más interesantes rondando mi cabeza que el poder parecerme a una super modelo o no. Como por ejemplo, que un chico invisible estuviese acechándome, y el riesgo de volverme loca de remate.

—¿Lauren?

Unos golpes en mi puerta me hicieron volverme, justo a tiempo para ver a mi madre abrirla sin esperar a que le diese permiso. ¿Para qué, verdad?

—Oye, ¿esos zapatos son míos?

Hice el amago inútil de cruzar las piernas, pero de nada iba a servir. Mi madre se río mientras terminaba de entrar en la habitación, y eso fue una buena señal.

—¿Vienes a repasar las reglas? —Pregunté mientras me dejaba caer sobre la cama para sentarme.

Uno de los zapatos de tacón se perdió en el camino, pero no le di mucha importancia. Ya lo recogería cuando volviese a salir. Dani y yo habíamos hablado de intentar colarnos en alguna discoteca una vez la fiesta de su hermano se hubiese terminado, y la verdad era que unos centímetros de más no me harían ningún daño.

Como me pidiesen el carnet, estábamos jodidas.

—Nada de alcohol, nada de drogas, llámame si ocurre algo, y nada de chicos.

—Mamá, ¿te das cuenta de que prácticamente todos en esa fiesta van a ser chicos? —Repetí mientras se sentaba a mi lado.

Era el cumpleaños de Jordan, y hasta donde yo sabía en su grupo prácticamente todos, por no decir todos, eran chicos.

—Solo tienen quince años, no es una gran diferencia.

Fruncí el ceño sin terminar de entender a qué se refería. ¿Cómo eran un año menores que nosotros, no se consideraban chicos interesantes? Solo por si las moscas, evité mencionar que algún amigo de Jordan era de nuestra edad.

El sexy chico invisible que duerme en mi cama  © | REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora